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Vasectomía: un método para compartir la responsabilidad reproductiva que gana adeptos

Desde que en 2006 entró en vigencia la ley 26.130 de Salud Sexual y Procreación Responsable, escaló el número de varones que solicitaron realizarse la intervención anticonceptiva, que es mucho menos invasiva que su correlato de ligadura de trompas en mujeres. Un especialista de la UNR explicó los detalles de una práctica que se hace en forma ambulatoria y no tiene complicaciones

Compartir la responsabilidad de la planificación familiar, es decir asumir en conjunto, los miembros de una pareja, cuántos hijos tener o no, y cuándo no tener más, es una actitud cada vez más frecuente en una sociedad que hace años comenzó a cambiar. Y ahí entra la vasectomía como método anticonceptivo masculino. Fernando Yaber, docente de la Cátedra de Urología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR y jefe del Servicio del Hospital Provincial del Centenario y del Sanatorio de la Mujer, dialogó con el programa ABC sobre la práctica y sus beneficios.

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Las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación indican que en la Argentina el número de vasectomías se multiplicó por 12 entre 2015 y 2019. Igual, la paridad está todavía lejos: por cada hombre que se realiza una contracepción quirúrgica, hay 26 mujeres o personas gestantes que se someten a esa práctica.

La foto no es tan buena, pero la película es alentadora. Desde que hace siete años entró en vigencia la ley, las consultas aumentaron considerablemente. Yaber señaló que la legislación sólo requiere la mayoría de edad (18 años, o la autorización de los padres si es menor), y la sola expresión de la voluntad del solicitante, sin necesidad del consentimiento de su eventual pareja. Además, la norma incluye la práctica en el sistema de salud pública, por lo que es gratuita. Las obras sociales nacionales y empresas de medicina prepaga tienen obligación de cubrir el 100% de las intervenciones.

“La vasectomía es mucho menos agresiva que una ligadura de trompas de Falopio en las mujeres, por eso muchas veces los ginecólogos o los obstetras derivan a los varones a los urólogos”, explicó el especialista.

¿Cómo es la intervención? Yaber explicó que se trata de “ligar los conductos deferentes, que van desde el epidímico, que es la salida del testículo, donde maduran los espermatozoides, hasta la uretra al nivel de la próstata, donde se juntan el líquido seminal, el prostático y los espermatozoides y salen al exterior con el eyaculado“. Lo que se hace, dijo, son “dos pequeñas incisiones en la base de los escrotos, se coagula, se liga y seccionan los dos conductos. Y así los espermatozoides queden en el testículo y no se incorporan a la eyaculación”.

Para el paciente, es a lo sumo, si se utiliza anestesia general, una “pequeña siesta” de media hora. La intervención se puede realizar también con anestesia local en la zona de los testículos y sedación. Y respecto del postoperatorio, no es nada traumático. Durante los dos o tres días posteriores a la cirugía, a lo sumo, el paciente puede sentir algunas molestias. Por eso se le recomienda que use ropa ajustada para ayudar a sostener los testículos y así reducir la hinchazón y las molestias. Otro consejo es no tener relaciones sexuales durante los tres días posteriores a la cirugía. Ya pasada una semana, se puede hacer en ese aspecto una vida normal.

Yaber aclaró que es una barrera efectiva para la concepción, pero de ninguna manera implica prevención de enfermedades de transmisión sexual, por lo que, según los casos particulares, esa precaución sigue siendo imprescindible tras la vasectomía.

El docente de la UNR señaló que los médicos deben dar un buen asesoramiento ante la consulta del varón o la pareja, respecto del método. En principio, se explica que es permanente. Su reversibilidad (volver a conectar los conductos) se torna más difícil a medida que pasa el tiempo desde la intervención, y además no está contemplada por la ley. Sin embargo, si un hombre que se realizó la intervención desea tener hijos, lo puede hacer mediante las técnicas de fertilización asistida.

La Argentina, destacó Yaber, es un “país joven” en cuanto a la masividad de la anticoncepción quirúrgica masculina. Pero hay un avance significativo en cuanto a su aceptación social. Las ventajas respecto a la ligadura de trompas femenina, además de ser una intervención mucho menos traumática, es una muy superior efectividad. Y respecto de los métodos hormonales femeninos, como las pastillas, no tiene efectos secundarios.

La vasectomía no tiene efectos adversos, no afecta la salud en general ni la sexual, no daña los testículos ni disminuye el deseo sexual. Tampoco afecta la erección, se eyacula la misma cantidad de semen y con igual aspecto, solo que sin espermatozoides. Lo que se resume en que no se altera la mecánica ni el disfrute de las relaciones sexuales.