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“Negros de mierda”: Representaciones y [DE]construcción de imaginarios

El nuevo libro de Irina Estefanía Vega pretende indagar el origen, los ámbitos de producción, de circulación, las condiciones de audibilidad y proyecciones sociales en torno a la expresión “negros de mierda”.

El pasado sábado 20 de mayo la licenciada y profesora en letras por la UNR, magister en estudios culturales y doctora en pedagogía Irina Estefanía Vega presento en el Museo de la Memoria su libro “Negros de mierda”: Representaciones y [DE]construcción de imaginarios. La presentación estuvo a cargo del director del Museo Lucas Massuco y el docente e investigador Rubén Chababo el cual, además, hizo el prologo del libro.

La autora paso por el estudio “Juane Basso” de Radio UNR para dialogar en Apuntes y Resumen sobre los objetivos que se propone su investigación, la cual pretende ser el punta pie a seguir investigando e indagando sobre los imaginarios colectivos que se dan en las grandes urbes de la Argentina, tales como Rosario, Córdoba, Mar del Plata y Buenos Aires, al rededor del término “negros de mierda”. A través de la elaboración de encuestas llegaron a la conclusión que las condiciones de audibilidad en nuestro país, es decir, la naturalidad con que se dice, se escucha, se repite y se viraliza este término, es algo preocupante.

Separando estas dos partes que aparecen en este término por un lado se tiene la palabra “negro” y por otro lado el epíteto “de mierda”. El registro que pudieron hacer es que hay cuatro usos de la palabra negro. Mayormente aparece en un sentido peyorativo, dirigido a un sector particular de la sociedad y vinculándolo con la delincuencia. El segundo uso se hace desde un lugar de “orgullo desafiante” donde “hay una vuelta de tuerca desde la semántica, se apropian pero desde el orgullo”. Un tercer uso adoptado en Argentina tiene que ver con algo más cariñoso y afectuoso, donde se utiliza desde el consenso para nombrar a alguien. El cuarto tiene que ver con la esclavitud y el racismo.

Por último, Vega se refirió a este epíteto “de mierda” vinculado desde “el asco, lo desechable, lo basuralizable”. Para seguir pensando más sobre estas construcciones de sentido recomendó a las autoras Judith Butler y Rocío Silva-Santisteban, las cuales hablan sobre “que hay vidas que importan y vidas que no” y ella lo asocio a el imaginario argentino que expresa frases tales como “que bueno uno menos, que los maten a todos, que les pongan una bomba en la villa”.