El escritor dio un adelanto de su próximo libro, en un formato de riesgo para homenajear a su amigo Gabo Ferro. Confiado en su capacidad de “llegada al otro” nacida de tropiezos y cambios, la pondrá de nuevo en juego en la ciudad
Escritor, músico, narrador, Pablo Ramos tiene un vínculo especial con Rosario y esta semana estará de nuevo en la ciudad que ofició como uno de los escenarios de su libro El origen de la alegría. Hará doblete. El jueves a las 20, protagonizará la segunda entrevista abierta del ciclo “Narradorxs”, que organiza el programa de Radio Universidad Un mundo propio, ideado por Federico Aicardi. Será en el gran salón de la Plataforma Lavarden, junto a Damián Pulizzi y con entrada gratis. Un día después, dará una clase magistral bajo el nombre “La arquitectura de la mentira”. La cita es a las 18.30 en la Biblioteca Argentina, esta vez con un módico costo de dos mil pesos y capacidad limitada.
El programa Falso Vivo entrevistó a Ramos antes de su regreso a Rosario. Lo encontró, dijo, “preparando las primeras páginas del próximo libro, que va a salir a fin de año”. Una primicia del autor: se llamará El hambre y el arcángel. Es “una larga carta a Gabo Ferro y un pequeño ensayo sobre escribir”. El título es un guiño a la colaboración entre el escritor y el historiador, ambos músicos, que se tradujo en el disco El hambre y las ganas de comer, publicado en 2010.
“Es una carta al amigo que explora cómo hicimos cada canción de ese disco que se volvió mítico”, agregó Ramos. Y admitió que ingresa a terreno complicado: “El género epistolar suele ser excesivamente romántico, pero me la voy a bancar”. Se trata en realidad de varios textos ya escritos en diferentes lugares y “probablemente” incluya uno en Rosario.
La ciudad fue transitada por su personaje Gabriel en El origen de la alegría. Además, Ramos la visita periódicamente para dar talleres y charlas. En ella, se jactó, tiene varios amigos.
Este jueves, compartirá charla con Aicardi y el “talentosísimo” Damian Polizzi. “Tengo la ventaja de que lo ví hacerse”, recordó el escritor nacido en Avellaneda sobre su antes alumno y ahora colega de oficio. Eso, dijo, lo enorgullese: ayudar a narrar, y que el esfuerzo rinda frutos: “La escudería Ramos sigue sacando campeones”.
Para la charla abierta no hay guión, y será lo que surja en el momento. El viernes, el foco de la clase “La arquitectura de la mentira” estará en “cómo construir un texto, en la importancia del diario personal”. Para ello, Ramos se propone “desarmar un cuento” y no cualquiera sino, por primera vez, uno propio: En el umbral. “Destriparlo y analizar su génesis”. La información es de primera mano, resalta el escritor: “Conozco la motivación, la idea inicial originada en un miedo profundo y el cambio en función de las necesidades del personaje”. Un propceso que abona la noción de que “el lenguaje y la estructura del relato son los que en definitiva mandan”. Lo que buscará compartir y transmitir es “cómo de la estructura, de la motivación y del contexto uno llega al lenguaje”. Y con garantía de llegada a buen puerto: “Lo puedo demostrar con ese cuento”.
Los tropiezos, la construcción desde la desventaja y la capacidad de comunicar
¿Por qué los talleres? ¿No alcanza con escribir? Ramos repasa sus experiencias en variopintos grupo terapéuticos a los que ingresó “vencido” y con la esperanza de “intentar empezar de nuevo”. De esa trama surgió la idea de un diario personal y más: “Ví una posibilidad y me lancé. Fue tímidamente, en 2005, con un primer taller, en un bar”.
El material se forjó al margen de los estudios formales, y eso fue lo contrario a un impedimento. “Una desventaja que pude convertir en ventaja”, resume. “Inventé todas las reflexiones sobre literatura. Convertí lo que no tenía en algo que tenía. Hice propio el no entrenamiento, que puede convertirse en adoctrinamiento”, repasa el proceso. Ni lineal ni fácil, aclara: “Tropecé mucho y cambié mucho”. Ahora, se precia, está dando “talleres extraordinarios”.
Haber sido, se resume, “un busca en la vida” le permitió una comunicación que complementa el registro de lo intelectual sobre la literatura. “Me fui viendo con una capacidad de llegada al otro”. Ampliando el horizonte de la academia porque “así es la literatura, más compleja”. Y por eso la suya, a tono, “es tan física”.