Dirigente de la escuela de formación política del PT y docente de la UNR analizaron la asonada golpista en Brasilia y cómo modifica el inicio de la flamante gestión presidencial
Este domingo en Brasil, un grupo importante de seguidores del ex presidente Jair Bolsonaro intentaron tomar el Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, la Corte Suprema y el Congreso de ese país. Al menos 400 personas fueron detenidas en Brasilia por haber invadido y destrozado el Congreso, el Palacio del Planalto (sede de Gobierno) y el Supremo Tribunal de Federal (STF) durante la manifestación de miles de seguidores del ex mandatario Jair Bolsonaro que buscaban un golpe de Estado militar para derrocar al actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Apuntes y Resumen habló con Sergio Godoy, docente de la Escuela de Formación del PT, el cual expresó que esperaban movilización y acciones por parte de los seguidores de Bolsonaro pero no que sean “tan radicales”. A su vez, señaló que tampoco contaban el apoyo de sectores del gobierno de Brasilia.
“El Ministro de Justicia hablaba todo el tiempo con el gobernador y los agentes de seguridad, teníamos un plan de acción de defensa de protección para eventuales acciones radicales pero eso no fue cumplido por las fuerzas de seguridad de la provincia del distrito federal, entonces esto fue el problema que permitió la invasión”, explicó Godoy.
En esa línea, el docente del PT interpretó que hubo dos objetivos en torno a lo ocurrido: el de “provocar el caos” por parte de “uno de los dirigentes de la extrema derecha”, y de parte de quienes se movilizaron, la creencia de que efectivamente estaban protagonizando el desplazamiento de Lula del gobierno.
Al mismo tiempo, Godoy estableció: “No creemos que Bolsonaro quiere en verdad derrocar a lula, él está aislado, está solo, y sabe que eso no es posible, entonces no estábamos preocupados por un golpe en verdad, pero la gente que está en la movilización que invadió los poderes, ellos sí creían en un golpe y creían que estaban haciendo una toma del poder en Brasil, y esto es muy grave”.
Sin embargo, señaló que hay “lado bueno” en lo ocurrido y es la “posibilidad de actuar con fuerza”.
“Había un debate dentro del gobierno que era si dejábamos que los cuarteles generales del ejército se diluyan por si mismos o si organizábamos una acción para desarticular estas ocupaciones. Ahora ya está claro que hay que actuar con fuerza, pero el problema era el de actuar con fuerza antes de que suceda algo, había una línea muy fina entre defender el Estado, la soberanía y la elección y también, al mismo tiempo, permitir que exista oposición y no construir una narrativa, un simbolismo, de un gobierno antidemocrático de izquierda. Ese era el debate, el de cómo hacer esto sin salir de los extremos. ahora eso está resuelto: tenemos que actuar con fuerza y manejar la situación”, concluyó.
Por otro lado, Gisela Pereyra Dobal, investigadora y docente de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la UNR, manifestó que si bien se esperaba “algún tipo de exabrupto” en un futuro, no esperaban que ocurriera a tan poco tiempo transcurrido de la asunción del nuevo gobierno.
“Pensábamos que iba a pasar un tiempo. La luna de miel de los 100 días que normalmente tienen todos los presidentes del mundo sabíamos que iba a ser mas corta y por eso pensábamos que Lula había actuado con mucha celeridad al revertir algunas medidas que había tomado el gobierno de Bolsonaro, tanto domesticas como al exterior”, señaló Dobal.
Y añadió: “Lula sabía que no iba a tener tanto tiempo para empezar con algunas de las reformas que había prometido en su campaña, pero me parece que a todos nos agarró un poco de sorpresa. Hay algunas preguntas que necesariamente se abren principalmente con el tema de la seguridad de por qué falla la misma sobre todo cuando hay pruebas de que la inteligencia brasileña sabía que hacía por lo menos 4 o 5 días que se estaba armando esta intervención en los tres poderes. Me parece que hay un cuestionamiento grande a la actuación o pasividad de las fuerzas policiales”.