La película de Hugo Grosso retoma el mito de los “perros suicidas” para vincularlo con el estado emocional de un hombre que se reencuentra con su pasado
El pasado 15 de septiembre se estrenó en la cartelera de los cines una de las películas que, junto con Un Crimen Argentino y El Paraíso, retratan Rosario y retoman uno de sus mitos urbanos para plasmarlo en la pantalla como argumento narrativo.
En este caso, se trata de Perros del viento, película escrita y dirigida por el rosarino Hugo Grosso, que se sirve de la incógnita de los perros que se largan al vacío en las escalinatas del Parque España para narrar la historia de un hombre (Luis Machín) que vuelve a Rosario a investigar el caso de los “perros suicidas”, y vincular el hecho con el estado emocional del personaje en su reencuentro con el pasado.
“La idea era tomar esto para hablar del comportamiento humano y hacer una comparación con el comportamiento animal”, dice el director de la película sobre el argumento que atraviesa todo el film. Según explicó en entrevista con La Marca de la Almohada, el propósito de la película y el trabajo con de los personajes se basó en generar “una idea de contención, de emoción que no estalla, un estado de inminencia de algo que puede pasar”.
En cuanto al hecho concreto de los perros que saltan al vacío en las inmediaciones del Parque España y que al día de hoy se ha convertido en un historia conocida en la ciudad a partir de los sucesivos casos, Grosso indicó: “Esto empezó siendo una especie de documental, una aproximación a la realidad, había gente que me contaba cosas, empecé a investigar”. “Empezó siendo noticia por mediados de los noventa, todavía hay casos de gente que te cuenta. Con la película aparecieron personas que querían dar testimonios, yo les decía que no era un documental sino una ficción, pero me servía lo que me contaban para volcarlo al guión nucleando un verosímil en la película”.
En este sentido manifestaba: “Tomar un hecho real para transformarlo en una ficción siempre es un procedimiento que me gusta, me interesa”. Y aclaraba: “A mí como realizador me está pasando que estoy creyendo más en la mentira de una ficción que en la verdad de un documental”. “No sé si podría escribir una cosa de un modo diferente, sin tomar hechos de la realidad digamos. Me gusta la idea de trabajar en ese borde, porque la película al retratar cosas de lo que pasó con los perros está haciendo una especie de falso documental y utilizando lo que yo investigue”, agregaba.
Por último, el director rosarino radicado en Buenos Aires, contó que la idea y el proceso de la película fue un proceso de más de 10 años entre la construcción del guión, la investigación, las presentaciones y los recursos para llevarla a cabo. Por otra parte, sobre las aspiraciones que tuvieron en su realización y el alcance de la película dijo: “Intentamos partir de una idea regional, local y tratar de estrenarla a nivel nacional y esa era un poco nuestra aspiración, no quedarnos mirándonos la pelusa del ombligo y que sea solo vista en Rosario” decía el director de la película que al día de hoy está presente en 11 salas de cine y ha recibido una buena recepción del público y de la crítica.