El dato es una de las conclusiones a las que llegó el Instituto de Estudios Socioambientales de la UNR en base a las encuestas realizadas en ocho comunas durante los Campamentos Sanitarios desplegados entre 2010 y 2019 como práctica final de la carrera de Medicina
“Hubiéramos deseado que los datos refuten la hipótesis. Cuando se hacen este tipo de trabajos, uno quiere estar equivocado”. El médico Damián Verzeñassi se refirió así en Apuntes y Resumen al estudio Incidencia de cáncer y tasas de mortalidad en localidades rurales argentinas rodeadas de tierras agrícolas tratadas con plaguicidas que realizó junto a otros colegas y que recientemente fue publicado por la revista científica Clinical Epidemiology and Global Health. El mismo concluye que en ocho pueblos del área de producción agroindustrial de Santa Fe el porcentaje de muertes por cáncer supera ampliamente a la media nacional. En el caso de la población joven, la mortalidad es 2,5 veces mayor que el promedio del resto del país.
Verzeñassi, director del Instituto de Estudios Socioambientales de la UNR, explicó que el trabajo estuvo enfocado en ocho de los 40 Campamentos Sanitarios que, como práctica final de la carrera de Medicina que se hicieron entre 2010 y 2019 en comunidades de menos de 10 habitantes pertenecientes a las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires.
“Elegimos ocho de Santa Fe que tenían como característica fundamental compartir condiciones regionales geográficas y productivas para que se pudieran comparar los datos”, señaló Verzeñassi. Se trata de Acebal, Arteaga, Chabás, Luis Palacios, San Genaro, Sastre, Timbúes y Villa Eloísa, todas del centro-sur santafesino. “Todas están rodeadas por el modelo de producción de agrotóxicos con transgénicos que se impuso en nuestros territorios”, aclaró y destacó que a ellas arribaron “invitados por las autoridades comunales”.
Lo que se hizo en todos los casos fue un relevamiento casa por casa “con una herramienta de recolección de datos que es una encuesta similar a la que se usa en las nacionales de salud, de factores de riesgo, de nutrición, en el mismo censo nacional, con un recolector que era estudiante de medicina del último año de la carrerra, es decir altamente capacitado para recabar datos de salud”. No buscaban específicamente datos sobre cáncer, pero eso fue lo que sobresalió en las conversaciones con la población local.
El trabajo no es sobre datos duros de historias clínicas, sino sobre lo que refirieron los encuestados a los estudiantes. Encuestaron a 27.644 personas, lo que representa el 68% promedio de la población total de las ocho comunidades.
Para la investigación se consideraron tres índices, que se contrastaron con los generales de la Argentina: la tasa de incidencia de cáncer (cantidad de casos), las muertes por esa enfermedad cada 100 mil habitantes para el grupo de edad joven (entre 15 y 44 años) y el porcentaje de muertes por cáncer en relación a otras causas de fallecimiento para el segmento joven y los grupos de edad avanzada (más de 45 años). En los tres, se constataron valores muy superiores al promedio nacional.
El número de casos detectados entre las mujeres de los ocho pueblos santafesinos fue de 63, con una incidencia cada 100 mil habitantes de 347 frente a 209 promedio en el país. En varones, los 43 casos se traducen en una incidencia cada 100 mil habitantes de 237, contra 223 nacional. Y en total, 106 casos con una incidencia de 291 sobre cien mil habitantes frente a 212.
Con excepción del cáncer de próstata (40/60), en los demás tipos de cáncer se encontró una prevalencia mayor en los pueblos encuestados en comparación con los indicadores nacionales: mama (140/100), colon (50/40), pulmón (40/30), útero (50/20), laringe (20/5), riñón (20/15), hígado (15/7), melanoma (15/5), cerebro (15/10) y tiroides (15/10).
Lo anterior, en cuanto a los casos en cifras absolutas. Pero trasladado a la razón de probabilidades entre la tasa de incidencia de cáncer por cada 100 mil habitantes en las ocho comunas y la población general, la conclusión es más llamativa y grave: para el grupo de edad de entre 15 y 44 años, en los pueblos santafesinos rodeados de agroquímicos es de 2,48 para mujeres y 2,77 para hombres. Además, la proporción de muertes por cáncer en relación con otras causas de fallecimiento varió según el grupo de edad y el sexo, pero siempre mayores que el promedio nacional para todas las combinaciones.
Otro dato preocupante, agregó el médico y docente de la UNR, es que hay una singularidad respecto de los tipos de cáncer relevados. “Mientras que en la Argentina, en el caso de las mujeres, el de mama y útero representan casi el 50% del total, en los pueblos encuestados alcanzan apenas al 28%”. Lo que encontraron es mayor incidencia de “otros tipos menos frecuentes que aparecen en estos lugares y son los que están impactando”. Verzeñassi lo referencia con “bibliografía científica de otros países que demuestra que la exposición a glifosato, 2-4-D y glufosinato de amonio, entre otros agroquímicos, está asociada con los mismos tipos de tumores en animales de laboratorio que encontramos en las personas” de las comunas tomadas para el estudio.
Incidencia de cáncer y tasas de mortalidad en localidades rurales argentinas rodeadas de tierras agrícolas… by Claudio de Moya on Scribd
La relación entre exposición crónica a los agroquímicos que forman parte del paquete del modelo de cultivos transgénicos resistentes a los mismos y la mayor incidencia de diferentes tipos de cáncer “ya no es una percepción o una hipótesis, sino una realidad”, señaló Verzeñassi respecto al trabajo revisado por pares y publicado por una revista científica de prestigio.
El esquema hoy hegemónico de agricultura empezó en 1996 con la autorización de la soja transgénica resistente al glifosato en la Argentina. Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, en la región se sembraron durante la campaña 2020-2021 –último año tomado para el relevamiento– 14,3 millones de hectáreas de soja, 6,1 millones de hectáreas de maíz y 6,1 millones de hectáreas de trigo. Y el uso de plaguicidas para estos cultivos se estimó en 7,1 kilos por hectárea para maíz; 5,4 kilos para soja y 2,8 kilos para trigo. La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estimó que en la Argentina se utilizan tres veces más pesticidas por hectárea cultivable que en Estados Unidos o España.