Desde el Ministerio de Seguridad santafesino argumentan que la situación geográfica de la provincia y la crítica situación económica son abonos para la inseguridad que enluta, con récord de asesinatos y en particular, a Rosario. Enumeran medidas que, esperan, reducirán el baño de sangre en las calles, sobre todo, de los barrios periféricos
Un jueves marcado por un asesinato escalofriante por sus características reavivó la sensación de una Rosario asediada por la violencia irracional y la incertidumbre sobre qué estrategia piensa el Gobierno provincial para pacificar un territorio que parece ganado por las bandas criminales y su lógica de violencia letal. El secretario de Seguridad de Santa Fe, Claudio Brilloni, fue interpelado desde el programa Apuntes y Resumen sobre las medidas que la administración central tiene en marcha ante un escenario con tendencia a agravarse.
Horas antes de la entrevista, un crimen cometido frente a la puerta 6 del estadio de Newell’s Old Boys sorprendió, aún en momentos en que los homicidios son moneda corriente de las novedades locales, por su mecánica: tres personas llegaron en un auto hasta el lugar con un muchacho al que bajaron del vehículo para ejecutarlo allí, dejando entre sus ropas un papel con amenazas dirigidas a tres “pesados” vinculados a la banda Los Monos y la barrabrava rojinegra. Y lo más preocupante: la víctima, todo indica, fue “levantada” al voleo y utilizada como “mensajero”. Lorenzo Jimi Altamirano era un músico callejero y malabarista, sin vínculos con redes ilegales ni el paravalanchas leproso. Su vida se apagó a los 28 años sólo porque lo eligieron como instrumento de un aviso mafioso.
Brilloni confirmó que el partido de fútbol previsto para este viernes en el Coloso Marcelo Bielsa entre el local y Vélez se jugaría normalmente, con público, y con un operativo de seguridad reforzado, algo que en principio estaba en dudas a raíz del asesinato y una posible saga en las tribunas.
El funcionario argumentó que, al margen de la responsabilidad del Estado para velar por la seguridad ciudadana, la violencia letal en la provincia y, en especial, en Rosario es fruto de su posición geográfica. El territorio es, dijo, “un enclave estratégico para las organizaciones criminales vinculadas al negocio del narcotráfico”. Y lo explicó: “Hay 878 kilómetros de frontera fluvial en el río Paraná, más de 1200 kilómetros terrestres de frontera con provincias linderas, hay 12 rutas nacionales, otras tantas provinciales y más 20 caminos comunales que comunican con la frontera nacional”. Agregó que eso constituye una trama de comunicación ideal para “la marihuana que llega desde Paraguay y la cocaína, entre otros lugares, de Bolivia” a una zona como “Rosario, con un puerto, y zonas aledañas como San Lorenzo o Villa Constitución que son puertas al resto del mundo”. Por lo que concluyó que se trata de “un escenario complejo en cuanto al ambiente geográfico, que impacta de manera negativa en las tareas de seguridad”.
El segundo de la cartera de Seguridad continuó con la descripción de lo que, justificó, es un contexto en el que no se pueden reclamar resultados a corto plazo ni contundentes. “Tenemos instalado un grado de violencia, principalmente en Rosario, que se exacerba con la accesibilidad a las armas de fuego. Entre el 80 y el 90% de las muertes violentas en la ciudad durante el año pasado fue con armas de fuego, y en el ámbito de la Unidad Regional II de Policía se incautaron 700 en 2022”. A ello sumó el factor económico, “porque no sólo son homicidios, sino robos (boquilleos a camiones y trenes, a personas, de cables de servicios) y las extorsiones”.
El mapa de calor, barrio por barrio
Hasta ahí, la descripción. Pero, qué se hace con esos datos, cómo se actúa. Brilloni afirmó que hay un mapeo confiable de los teritorios rojos de la violencia. En Rosario, precisó, incluye a los barrios Ludueña, Empalme Graneros, Industrial, Las Flores y Tablada. En la capital provincial, la segunda mayor urbe santafesina, Los Troncos, Barranquitas, Santa Rosa de Lima y Alto Verde. Y en Rafaela, Barranquitas y Monseñor Zaspe. “Son las zonas críticas donde se refuerza la prevención y la investigación judicial”, aseguró.
Acciones frente a la descripción
Sobre las estrategias del Ministerio en marcha, el funcionario afirmó que hay un proceso de “incorporación de tecnología, de logística (vehículos), de parametrización y modernización del servicio 911, adquisición de drones con una inversión provincial de un millón y medio de dólares que permitirá complementar las acciones de patrullaje”. A eso le agregó un “refuerzo de la inteligencia criminal y de la investigación judicial”. Y confió: “Con esto, estimamos que van a bajar los índices de criminalidad que tanto preocupan”.
Los eslabones blancos de las redes criminales
El punteo de las medidas y acciones que expuso Brilloni tienen como escenario de acción, en gran medida, los barrios periféricos donde los negocios ilegales muestran su cara más impactante de violencia letal, pero las redes se extienden a las zonas más acomodadas, donde las ganancias a costa de la muerte ingresan camufladas a los circuitos legales. Ante las preguntas sobre cómo se atacan esos eslabones menos visibles, e secretario de Seguridad repitió que “hay que atacar el movimiento de dinero de las organizaciones criminales complejas”. Y en ese camino, dijo, desde él área de su competencia “se trabaja con la división Operaciones de la Agencia de Investigación Criminal, para reforzar la investigación patrimonial y de lavado de activos”.
Monitoreo de imágenes
Además, dio un adelanto referido a las tareas de prevención e inteligencia: en “pocos días”, estarán operativos “500 empleados administrativos capacitados en diciembre último para realizar el monitoreo de las 970 cámaras que hay en Rosario, entre las instaladas por la Provincia y las que gestiona la Municipalidad”. No será personal de calle, ni portará armas, explicó, sino que estará destinado exclusivamente a traducir las imágenes en información relevante para las acciones de seguridad.