A raíz del inicio del juicio por el caso de Fernando Báez Sosa, Apuntes y Resumen armó en su Tertulia de Vienes una reflexión sobre el deporte desde miradas que permitan entender cómo se vincula con una violencia que lo excede pero lo incluye
El caso de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado por un grupo de jóvenes “rugbiers” a la salida de un boliche en Villa Gesell, desató desde el comienzo una ola de opiniones en los medios y en las redes sociales que volvió a poner en debate la asociación entre rugby y violencia.
En la Tertulia de Viernes, Apuntes y Resumen recibió en el estudio “Juane Basso” a Ariel Gómez, Martín Lucero, Luis Gallardo y Lucho Fabbri para debatir y reflexionar sobre el deporte desde la mirada de las masculinidades, las violencias y la discriminación.
“¿Es el juicio a los rugbiers o el juicio a los asesinos de Fernando? Hay que hacer alguna diferencia en esta situación”, estableció Luis Gallardo, miembro del equipo de rugby LGTBT “Bucaré”. Y añadió: “Yo pienso en la multicausalidad de estas situaciones, en cuánto influye la cuestión del machismo y de muchos los mandatos en estas situaciones de violencia”.
En esa línea, Gallardo aseguró que la violencia tiene que ver con un abuso de poder de ciertos sectores de la sociedad y afirmó que el rugby no es un deporte violento ya que se practica bajo un reglamento. “El rugby tiene un montón de valores que se comparten entre las personas que lo practicamos. Hoy en día se ha abierto a otras personas, a personas del colectivo, a las mujeres. Si bien, todavía la mirada heteropatriarcal sigue estando sobre muchas disciplinas, hay espacios donde nosotros estamos luchándola para que esto no siga siendo de esta manera”, manifestó el integrante de Bucaré.
Lucho Fabbri, doctor en Ciencias Sociales por la UBA y licenciado en Ciencia Política por la UNR, expresó que se acerca a estas reflexiones a partir de su formación, de su trayectoria y desde la responsabilidad en la gestión pública de trabajar el involucramiento de los varones desde la perspectiva de género. El actual secretario de Formación del Ministerio de Igualdad de la provincia contó que se creó el Programa de Masculinidades por la Igualdad con el “gran desafío” de pensar cómo generar una conversación social que interpele a los varones a pensarse como sujetos de género.
En ese marco, el doctor en Ciencias Sociales señaló que “tradicionalmente”, cuando se habla de cuestiones de género se suele relacionar a las mujeres y diversidades sexuales y no a los varones. “No solemos reflejarnos en ese espejo, no vemos que nuestras formas de ser y de estar en el mundo también están condicionadas por discursos que dicen cómo se debe ser varón y esos discursos son mandatos , estereotipos, que nos plantean en muchos casos que tenemos que ser fuertes, racionales, competitivos, potentes, activos, no mostrar nuestras vulnerabilidades o nuestras fragilidades”, explicó.
Además, remarcó al mandato de jerarquía y lo definió como “el ocupar lugares de reconocimiento social”. “El llegar y sostener esos lugares de jerarquía se vinculan con el ejercicio de ciertas formas de desigualdades y violencias a veces muy naturalizadas porque nos parecen menos graves, porque no constituyen delito, porque no son virales. Cuando se llega a estos niveles de violencia, como expresa esta ejecución grupal a Fernando en la puerta de un boliche, es donde aparece rápidamente la teoría de la excepcionalidad, de lo extraordinario, de lo monstruoso, de lo bestial. Eso nos alivia de hacernos preguntas un poco más incómodas y como ¿Cuáles son nuestras participaciones en formas más amplias del ejercicio de la violencia cuando no necesariamente llegan a estos niveles de intolerancia social?”, concluyó Fabbri.
Martín Lucero, ex presidente del club Logaritmo y ex rugbier, además de actual secretario general de SADOP Rosario, afirmó que existen muchos prejuicios respecto del rugby y remarcó la distinción entre “deporte violento” y “deporte de contacto”. “El rugby no es un deporte violento, es un deporte de contacto como lo son las artes marciales o el boxeo. Es un deporte de contacto y que lo sea no quiere decir necesariamente que sea violento. En el rugby vos entrenás y te preparás para ese contacto”, estableció el ex rugbier.
Sin embargo, Lucero señaló como necesario hacer una “profunda revisión” de algunas prácticas existentes en torno a ese deporte. “Es cierto que existe el grupito que va al boliche, está la camaradería, en nuestra época era salimos todos juntos al boliche. En eso también hay una deconstrucción que tenemos que hacer, hay una reivindicación grande del rugby que tenemos que hacer”, contó.
Finalmente, el ex presidente de Logaritmo trajo al debate la discriminación en el deporte. “Algunos de nosotros éramos gorditos cuando éramos jóvenes y no podíamos jugar al futbol porque esa razón, solamente podíamos jugar al rugby. Los enanos no podían jugar al basket, solamente podían jugar al rugby. El rugby fue uno de los primeros en descontracturar la cuestión de los cuerpos”.
El periodista deportivo especializado en rugby Ariel Gómez, se diferenció de los demás invitados al expresar que el rugby si es un deporte violento y aclaró que “no hay que tenerle miedo” a esta palabra.
“El rugby es un deporte violento en el cual el contacto físico es muy importante, porque el deporte en general es violencia, para eso existen las reglas, para controlar la violencia. Si uno mira y repasa los reglamentos de casi todos los deportes, menos de la mitad te dice como se juega y el resto de las reglas es para que no se peguen los protagonistas. El basket, el futbol, el rugby, todos son deportes violentos y tienen reglas para controlar esa violencia”.
Por último, en relación al caso de Fernando Báez Sosa, Gómez señaló que es un caso particular ya que “está claro” que las personas que practican deporte “no van por la vida pegando y matando gente” y remarcó el tratamiento del periodismo como algo central en sucesos de estas características.
“Me enojo mucho con colegas y amigos por el tratamiento que muchas veces se les da. El rugby es el único deporte que cuando pasa algo se dice o se marca el deporte que practica. Esto no quita que el rugby debe hacerse preguntas internas de qué es lo que enseña, cómo lo enseña“, concluyó Gómez.