Por Leandro Arteaga
Resulta que el documental Ecos de Huelga, que dirige Lisandro Bauk y conjuga el trabajo de muchos talentos locales, está teniendo un recorrido notable en las señales televisivas. La más reciente de ellas fue en Encuentro. Lo destaco de manera especial porque está dedicado al paro docente, ejemplar, que llevaron adelante maestras y maestros santafesinos en 1921. La primera gran huelga docente de la Argentina, luego de 16 meses sin cobrar. 100 años después, y como dice la frase, la lucha continúa. Aquel gobierno provincial era radical, éste peronista. Tanto en uno como en otro, castigos para les trabajadores. Basta de castigos, basta de amenazas. ¿Descontar los días de paro? ¿En serio? Qué increíble. El documental de Bauk permite un flashback necesario, que bien les vendría ver, cosa que no hacen ni harán, a tantos funcionarios.
En estos días, la sala que cumplió años –¡13 años de cine público!– fue Cine El Cairo. Lo festejó con la presencia de Diego Fleischer, guionista santafesino de amplia trayectoria, de trabajo compartido con directoras como Tamae Garategui (Pompeya, Mujer Lobo, Las Furias) y Jimena Monteoliva (Clementina, Matar al Dragón). Hubo una performance basada en Esplendor, libro de poesías que el autor vino a presentar. Que se ponga atención preferencial en un guionista es enormemente importante, habida cuenta de cómo se los ningunea. Todos dicen que el guion importa, ¿pero cuántos validan su tarea? Visibilizar el oficio es sustancial, más aún cuando se trata de alguien como Fleischer, santafesino empecinado en contar historias que ahora enfrenta el desafío de versionar ni más ni menos que El Evangelio según Marcos de Jorge Luis Borges.
En el marco de su celebración, El Cairo promovió también una votación abierta entre la feligresía cinéfila y programó en base a lo elegido. Así las cosas, la sala estuvo repleta para funciones de Tiburón, Taxi Driver, y ¡The Rocky Horror Picture Show! (bien, ¡bien!, ¡¡bien!!). Y una última: fue posible celebrar el legado de Jean-Luc Godard viendo, en pantalla inmensa y hermosa, Masculin féminin: una película situada dos años antes del Mayo francés, esplendorosa en sus provocaciones, todavía vigente, actualizada en sala desde un público de edades variadas. ¿Qué mejor manera de pensar en Godard? (Gracias por todo, por tanto, JLG).
La otra sala que crece y de manera exponencial en su programación, cada vez más diversa y siempre gratuita, es Centro Cultural Cine Lumière. Quien no haya ido nunca al Lumière más le vale dejar de leer y consultar el horario de la próxima película. Es un intacto cine de barrio, con una preciosa calidad técnica de proyección. Entre sus novedades de pantalla hubo cine alemán (junto al Goethe Institut de Buenos Aires); cine Z (con ciclo dedicado a la mítica productora Troma y el estreno nacional de Shakespeare Shitstorm); además del ciclo Sudamericanas (junto con CC Parque de España), donde se estrenaron títulos latinoamericanos e independientes, con función apertura dedicada a la obra de la realizadora local Estefanía Clotti.
Si de seguir destacando salas se trata –en este sentido y no en otros somos una ciudad privilegiada–, ahora son tres los encuentros rituales que se agregan a la semana. Uno de ellos, Cine Forum La Capilla, ya presume de continuidad gracias a la curaduría de Pablo Romano. La cita es los jueves a las 19 en la Biblioteca Central de la Facultad de Humanidades y Artes (UNR). Los otros dos ofrecen, aquí el conflicto, mismos días y horario además de similitud fonética. Por un lado, El Cineclú de Rosario, ya referido en la columna pasada, con funciones semanales los martes a las 20 en Sala Empleados de Comercio. Por el otro, la renovada puesta en marcha del legendario Cine Club Rosario, con una nueva comisión directiva tras el fallecimiento de su presidente, Alfredo Scaglia. En el tradicional auditorio de la Asociación Médica, Cine Club Rosario retoma sus tareas y días de antaño: martes a las 20. Será cuestión de elegir a cuál de los dos cineclubes ir. La mejor respuesta es a los dos, en función de la película que se quiera ver. Que abunden las pantallas es la mejor noticia.
En otro orden, hay un dato que podría resultar pequeño pero es inmenso. La película Perros del Viento, del rosarino Hugo Grosso, alcanzó la segunda semana de exhibición en las pantallas del Hoyts. Es un detalle gigante porque todo estreno –siempre un jueves– valida su permanencia en cartel el domingo siguiente (¡en sólo cuatro días!). Lo mismo rige para una película Marvel que para una independiente. Desde ya, el problema no lo tiene Marvel. Si el film de Grosso continúa –y ojalá por muchas semanas más– es porque la cantidad de gente que pagó su entrada cumplió con la media de espectadores en –repetimos– ¡cuatro días! Que es urgente una cuota de pantalla inclusiva y equitativa, no es novedad. Que la cuestión sigue digitada por las grandes distribuidoras, tampoco. Las diferentes administraciones, de un modo u otro, prolongan esta barbaridad. Felicitaciones a Hugo Grosso y equipo.
Finalmente, lo que se palpita es la selección de los títulos que integrarán la nueva edición del Festival de Cine Latinoamericano, que organiza el Centro Audiovisual Rosario, dependiente de la Municipalidad. Llegado el momento, habrá atención especial en esta columna hacia el festival de cine más importante que tiene la ciudad. Ojalá haya plata para traer directorxs, guionistas, y gente del medio. ¿La habrá? A cruzar dedos.