La periodista y escritora pasó por Falso Vivo para hablar de sus inicios y su trayecto
En los primeros años del secundario, Silvina Tamous escribía las cartas en su escuela. Era la encargada de declarar amores inverosímiles y de devastar a púberes ilusionados. Le gustaba mucho leer y empezó con talleres literarios.
Primero fue la literatura, luego el periodismo. Durante mucho tiempo, una especie de divorcio de lenguajes que logró unir con la crónica. Esas dos lenguas, esas dos voces se fueron cruzando, acercándose cada vez más: se transforman en una.
Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario e integró los talleres literarios de Alma Maritano y Pablo Ramos. Trabajó en la sección policiales del diario La Capital y fue editora de las secciones Ciudad y Policiales del diario El Ciudadano. Dictó talleres de periodismo en la Unidad de Detención N3 de Rosario. Actualmente trabaja en Revista Veintitrés, es colaboradora de Cosecha Roja y conduce los programas El Cristal con que se mira y Feos, Sucios y Malos. Es autora del libro Crónicas Primarias, realizado con otros 10 autores a partir de los talleres dictados en Rosario por Cristian Alarcón y de la novela policial “Después de mi puta muerte”. Por todo esto, fue declarada ciudadana ilustre de Falso Vivo.
En este marco, los chicos de Falso Vivo conversaron con Silvina Tamous sobre sus inicios y su trayecto. “Cuando yo era muy chica a mi me gustaba leer y cuando mi mamá veía que me gustaba un autor iba y me compraba más de eso. Después escribía cualquier cosa que me pedían, ya era freelance”, expresó Tamous.
En cuanto a su formación profesional y su trayectoria en la sección de policiales, la periodista y escritora expresó: “Me anoté en periodismo y letras. Me gustaba escribir pero me acercaba más a la escritura el periodismo. Me interesaba los lenguajes de una misma ciudad, el periodismo policial, un poco los distintos mundos que habitan una ciudad y cómo se mueve la gente en esos ambientes”.
Y agregó: “Cuando yo empecé a hacer policiales había menos homicidios, entonces conocés a todos los familiares de la víctima, conocías al juez, al fiscal, llevabas por años el caso”.
Finalmente expresó que hoy se habla del narcotráfico pero en realidad lo que se vive en Rosario es el narcomenudeo. “Lo que a mí me molesta es la muerte. No es lo mismo que muera un pibe en el centro que en la periferia, no tiene el mismo efecto social”, concluyó.