Concentraciones sindicales, ollas populares y cortes marcaron una jornada de fuerte rechazo a la política económica del gobierno de Javier Milei. El transporte funcionó, pero la ciudad se vio atravesada por protestas masivas y demandas sociales

La tercera huelga general en menos de un año y medio de gestión del presidente Javier Milei se hizo sentir este jueves en Rosario, con una importante reducción de la actividad en la ciudad y diversas expresiones de protesta que incluyeron piquetes, ollas populares y concentraciones sindicales. A pesar de que el transporte urbano, el comercio y las escuelas funcionaron con cierta normalidad —debido a la decisión del gobierno provincial de descontar el día no trabajado—, el paro nacional convocado por la CGT y acompañado por la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma tuvo un alto impacto en las calles.
Desde temprano, se sucedieron cortes y protestas en distintos puntos de Rosario. Las organizaciones sociales desplegaron ollas populares y distribuyeron más de 3 mil viandas en Circunvalación y Presidente Perón, donde por la tarde se realizó un nuevo acto con fuerte presencia gremial y sindical.
Uno de los focos centrales de la jornada fue la concentración convocada por la Intersindical Rosario, integrada por gremios de la CGT y la CTA-T, que reunió a trabajadoras, trabajadores, jubilados y organizaciones sociales. La movilización comenzó frente al Sindicato de Luz y Fuerza, en Paraguay al 1100, y desde allí marchó hasta la plaza 25 de Mayo, donde se realizó uno de los actos principales.
Alberto Botto, secretario general de Luz y Fuerza, referente del movimiento sindical rosarino, dialogó con La Marca de la Almohada y describió: “Fue uno de los actos del movimiento obrero más significativo en los últimos años, a pesar de diferentes situaciones, se mostró la necesidad de manifestarse contra las políticas de ajuste. Las jubiladas y jubilados las están pasando muy mal”.
En ese sentido el dirigente gremial afirmó: “El ajuste que iba a pagar la casta según Javier Milei, lo paga el trabajador, el jubilado el ciudadano de a pie. Por eso fue contundente el apoyo a la dirigencia para seguir en el camino de lucha”.
En tanto justificó la medida de fuerza: “Al paro se llega justamente por las políticas de ajuste que terminan fracasando. Hasta dónde puede aguantar el pueblo estas medidas, el dirigente no quiere parar, lo arce porque la situación social no da para más. No se está yendo por buen camino, si la gente no llega a cubrir sus necesidades básicas se va a seguir manifestando”.
En paralelo, el Sindicato de Empleados de Comercio se concentró en su sede de calle Corrientes y recorrió el casco céntrico antes de confluir también en la plaza del centro rosarino.
A pesar de la dispersión en algunas acciones y de las dificultades para consolidar una unidad plena entre todas las centrales, la jornada mostró una fuerte ocupación del espacio público por parte del movimiento obrero y los sectores populares, en contraste con parte de la ciudadanía que observó las manifestaciones desde la vereda o desde los bares abiertos.
Durante el acto en la plaza 25 de Mayo, las y los referentes sindicales coincidieron en remarcar la necesidad de fortalecer la resistencia y construir unidad frente a lo que definieron como un plan económico de ajuste que “hambrea al pueblo argentino”.
“Éste es el eslabón principal para construir el pleno rechazo a un plan económico que hambrea al pueblo argentino”, se escuchó decir a uno de los oradores. Otro dirigente sintetizó el espíritu de la jornada al afirmar: “Las tareas del momento son resistencia y unidad, para recuperar el poder adquisitivo de los salarios y defender las obras sociales”.