La Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo charló con el portal de Radio UNR y expresó su descontento contra el retroceso en materia de derechos humanos
* Por Alejandro Arnoletti
Los hechos ocurridos en los últimos días de 2017 y los primeros de 2018 marcaron nuevos signos de atención en la lucha por la defensa de los derechos humanos. La posibilidad de un pleno ejercicio de los mismos se ve afectada por distintas medidas, fallos judiciales, declaraciones o el accionar de las fuerzas de seguridad. Este panorama no es nuevo pero comenzó a agudizarse de un tiempo a esta parte.
Allí pueden hallarse los beneficios de las prisiones domiciliarias dictadas a represores, fuertemente repudiadas por organismos de DD. HH.; represión de fuerzas de seguridad a manifestantes pacíficos, legisladores y personal de prensa; leyes y decretos que recortan derechos de jubilados o trabajadores; el dictado de prisiones preventivas consideradas como “arbitrarias” en medio de un proceso judicial, entre otras.
A ellos deben sumarse declaraciones de dirigentes o funcionarios que plantean “dar vuelta la página” y dejar atrás el pasado. La más reciente pertenece al presidente del bloque del PRO en Diputados y sobrino de los dueños del diario La Nueva Provincia, Nicolás Massot. En diálogo con el diario Clarín afirmó: “Con los años 70 hay que hacer como en Sudáfrica y llamar a la reconciliación”. Por estos días también se conoció la incorporación de objetos del “presidente” Pedro Eugenio Aramburu y una foto de los dictadores Leopoldo Galtieri, Rafael Videla y Roberto Viola en la muestra permanente del Museo Casa Rosada. Ambos hechos podrían sumarse a otras declaraciones de funcionarios como las de Darío Lopérfido o Juan José Gómez Centurión y hasta la del presidente Mauricio Macri en campaña, cuando tildó de “curro” a los derechos humanos.
En medio de este panorama, la lucha incansable de las Abuelas de Plaza de Mayo ilumina el camino. La Asociación Civil cumplió en 2017 cuarenta años con el objetivo de “localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños desaparecidos por la última dictadura argentina”. En la actualidad ya cuentan con 127 nietos restituidos; 6 de ellos el año pasado. A pesar del gran logro obtenido, el compromiso es seguir trabajando para que los más de 300 que aún faltan recuperar puedan encontrarse con su pasado.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, charló con el portal de Radio UNR y analizó el presente argentino en materia de derechos humanos.
¿Cuáles son los ejes fundamentales para los derechos humanos o las políticas de derechos humanos?
Nosotros tenemos una frase que es histórica: “verdad, memoria y justicia”. Son tres ejes fundamentales. No hay que perder la memoria; ya cumplimos 40 años de actividad institucional y falta muchísimo todavía. Pero hay intenciones de que digamos basta, que ya pasó, que miremos hacia adelante, olvidemos, perdonemos, reconciliémonos, todas palabras inaceptables. La memoria es fundamental porque en todo pueblo que la pierde lo malo, dicen, se repite. La verdad, porque todavía estamos en búsqueda de ella. Todavía no sabemos dónde están centenares de nietos robados siendo bebitos en los Centros Clandestinos de Detención, donde funcionaban maternidades clandestinas. Se lo robaron los asesinos de los padres. Hemos encontrado 127 hasta ahora pero faltan más de 300. Esa es la verdad de la historia, dónde están y dónde están los restos de las 30 mil personas que estimativamente fueron secuestradas, torturadas y asesinadas. Algunas fueron arrojadas al Río de la Plata, otras al mar, pero que lo digan así la familia sabe dónde poner una flor. Y del resto están los antropólogos forenses identificando lo que encuentran y entregándoles a sus familias, que así cierran de alguna manera su duelo. Y la justicia porque todo delito merece ser castigado con la Ley. En la medida de la calidad del delito, estos son de lesa humanidad, no prescriben, se acrecientan con los años y no gozan de ningún beneficio. Solamente juzgarlos y condenarlos de acuerdo de acuerdo a las pruebas, porque acá hay que llevar elementos y pruebas contundentes a la Justicia. Acusar sin esas pruebas no tiene validez para que se tenga en cuenta. Por eso tardamos tantos años y seguimos haciéndolo. Empezamos cuando había leyes de impunidad porque el delito de robos de bebés no fue perdonado e hicimos un ejercicio muy bueno con el encuentro de cada nieto y con condenas no muy importantes. Pero también tuvimos la inteligencia de hacer juicios por la verdad sin efecto penal, dado que no era posible que sean castigados a quiénes estábamos investigando y así acumularlo en la Justicia. Cuando estas leyes dejaron de ser lo que eran y pasaron a ser inconstitucionales ya había un bagaje de información muy importante en la Justicia y sirvió para los juicios que se están haciendo hoy en día en todo el país.
Considerando las consignas de “memoria, verdad y justicia”, ¿cree que hay un retroceso desde un tiempo a esta parte?
Desde que está este Gobierno sí. Esto es claro y visible; además lo expresamos públicamente. Vemos que se están cerrando espacios muy interesantes creados en el Gobierno anterior para encontrar información de pruebas contra los delincuentes de la dictadura cívico militar y también rastros de dónde pudieron estar los nietos que estamos buscando. En Defensa se cerraron esos lugares; en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, como en la Secretaría, se está despidiendo a muchísima gente experta y poniendo improvisados que no saben qué hacer. Así se paraliza un trabajo muy importante para nuestra gestión de seguir encontrando la posibilidad del castigo necesario por la Ley de aquellos que delinquieron. Aparte de eso, el insulto y el agravio del Presidente cuando en campaña dijo que los DD. HH. eran “un curro”. Eso fue muy triste y doloroso, no se rectificó, no aclaró nunca, no nos convocó, no nos quiso recibir. En diciembre de 2015 tomó el poder y ya en enero pedimos audiencia como hicimos con cada presidente electo en esta etapa democrática, la más larga de nuestra historia. Siempre fuimos recibidas, pero el señor nos contestó que no tenía tiempo para hacerlo y que vayamos a la Secretaría de DD.HH. O sea, nos derivó a otra persona. Tardíamente nos recibió de forma forzosa porque venía un presidente extranjero y él que era el nuestro no nos conocía. Era un poco extraño aunque visible.
¿Qué otros puntos le marcarían?
Tenemos mucha cosas para decir: los despidos, por ejemplo, que son un derecho humano al trabajo; todo lo relativo a los medicamentos para las personas enfermas, derecho a la salud; los casos de las viviendas, donde se han interrumpido y no es fácil para los que estaban ilusionados de levantar sus casas; la educación, que está siendo transformada y llevada a contar la historia de otra manera y con algunas cosas que no hay que hablar porque son innecesarias, que es justamente de lo hay que hablar porque son partes de la historia. Todo esto y muchas cosas más cotidianas con las que amanecemos todos los días. Lo de los mapuches es tremendo, qué hay detrás de esto, solamente los que lo hacen lo sabrán porque es realmente espantoso. Y los presos políticos que tenemos, siendo el de Milagro Sala el ejemplo más lacerante. Pero también hay otros que por ser del Gobierno anterior los meten en la cárcel sin tener proceso, como si eso fuera lo que se debe hacer, cuando es todo lo contrario. Entonces todo esto está deteriorando la vida sana del país, la felicidad de la gente que pierde sus derechos y algunos todavía pueden, tienen y están un poco confundidos porque con sus ahorritos pueden vivir. Pero mientras tanto otros se mueren de hambre. La pobreza aumentó, la mortalidad infantil también. Hay muchas cosas tremendas y si hubiera algo bueno para decir, lo diría con mucho gusto. El diálogo lo tenemos abierto, no cerramos puertas, pero no nos llaman. No nos abren las puertas.
¿Lo encuentra sólo como ideológico o también como revanchismo hacia Uds.?
Ambas cosas. Ideológico es todo lo que hacen, no comparten en absoluto con la ideología de otros que no sean ellos mismos, el presidente y su gente. Y entre los que lo acompañan en el Parlamento se ven jóvenes que dicen barbaridades inexplicables con una desfachatez que parece que los hubieran adiestrados en la misma escuela. Es ideológico pero la revancha es que nosotros defendemos la gestión anterior, no por política partidaria, sino por una gestión. Hemos sido recibidas, atendidas, comprendidas, reparadas, consultadas. Hemos sido parte. Somos los ciudadanos, el Gobierno del país es el pueblo. Quién está ahí es un empleado que cobra un sueldo para gobernar para todos y eso es lo que entendemos que hicieron en los 12 años del Gobierno anterior. Y lo vamos a seguir diciendo porque es la verdad. Eso es revanchismo porque no podemos nombrar a nadie que sea del Gobierno anterior y aquel que lo es lo echan del empleo por ser kirchnerista. Y así lo dicen claramente. Hay una revancha muy grande.
¿Cómo evalúa el desempeño de la Justicia?
La justicia no tiene libertad, está condicionada. La Corte Suprema, jueces adictos y ahora lo denuncian brutalmente diciendo que van a nombrar jueces que son afines a ellos. Han puesto presos políticos, esto fue tremendo. Hay jueces en Capital o en las provincias que están haciendo zafarranchos.
¿Cómo ha ido mutando la visión de los argentinos sobre las Abuelas y cuánto cree que han influido los giros políticos del país?
Al principio estábamos solas, desconociendo qué hacer, no entiendo nada de lo que estaba pasando porque era todo clandestino y oculto. Salimos a la calle a buscar respuestas, a hablar con gente importante porque era lo que pensábamos. Lo hacíamos solas, cuidándonos de que no nos sigan, sabiendo el riesgo que se corría. Vivo en La Plata, una ciudad muy perseguida tanto para los estudiantes de todo el país, como para los obreros del conurbano, que fueron víctimas propicias en escala. Se puede recordar la Noche de los Lápices, donde una familiar fue secuestrada y allí comenzó el calvario de los Carlotto y los Falcone. Era salir y no recibir respuestas y al contrario, no sentirnos acompañadas por la gente porque pensábamos que iban a hablar mal de nuestras hijas, ese eslogan del “en algo andarán, a mí no me tocó”, era muy ofensivo. Pero lo bueno que hicimos fue juntarnos, unirnos y caminar las que teníamos el mismo drama de buscar dos generaciones. Desde entonces supimos defendernos, cuidarnos y a medida que nos íbamos dando a conocer y después ya en democracia con más razón, la gente nos fue respetando y queriendo. Antes me costaba caminar por la calle porque pensaba que me iban a agredir y ahora no puedo hacerlo porque se me acercan al saludo, al abrazo, al aliento, al mejor deseo. Habrá quién no nos quiere pero son muy pocos y ya sabemos quiénes son. El resto ya nos entiende, nos acompañan, nos festeja cada encuentro de nietos y es lo que logramos conseguir a través de una conducta clara, nunca hemos mentido, nunca hemos difamado a nadie, siempre hemos confiado en la justicia que, si bien es lenta, llega. Cuarenta años es toda una vida donde no hemos dicho una palabra que no fuera cierta y en el lugar adecuado. No así de manera ruin, jamás nos hubiéramos permitido hacer algo que fuera contrario a nuestra moral. Todo eso ha sido valorado por el mundo. En unos días viajo a Milán a recibir un Doctorado Honoris Causa que me otorga la Universidad de allí; se nos reconoce en el mundo y han premiado a las abuelas y la institución. Seguimos encontrando nietos y seguimos siendo tan serias y respetuosas como siempre.
¿Cuánto hay del legado de la lucha de Abuelas en que la gente haya salido a las calles para repudiar el 2×1, la prisión domiciliaria a represores o aquellos que se manifestaron pacíficamente contra la reforma previsional? ¿Y en otros lugares del mundo?
El ejemplo de Madres y Abuelas cundió por el mundo y se han formado grupos de mujeres para diferentes luchas. Las Madres de los Sábados de Turquía, las Madres del Dolor y las Madres de Negro, las Madres de Grecia. Todas fueron una “imitación” de la nuestra como mujeres. En nuestro país nacieron tantísimos grupos de mujeres para defender a sus hijos de la droga, la prostitución, la desaparición por el gatillo fácil de la policía, las muertes por injustas razones o Ni una Menos. Y esto tiene sí un valor de convocatoria. Cuando se anunció el 2×1 en Abuelas empezamos a movilizarnos y la respuesta fue magnífica porque la asistencia fue multitudinaria para repudiar y se revirtió por suerte. También con lo de las jubilaciones y las reformas con las que quieren transformar a los pobres en más pobres y sacarle a los desvalidos, a los que no tienen, para darle a los que más tienen. Eso está claro, hubo una manifestación importantísima y cada vez que se haga algo que no favorezca al pueblo, sino que al contrario, lo perjudique, vamos a salir. Pero no salimos las Madres o las Abuelas, sale el pueblo.
* Estela Barnes de Carlotto fue distinguida con el título de Doctora Honoris Causa por la Universidad Nacional de Rosario en 2015. El decano de la Facultad de Humanidades, José Goity, afirmó en esa oportunidad: “Otorgar la máxima distinción de la Universidad a Estela de Carlotto es una forma de decir lo que se quiere para los alumnos, los docentes y para toda la comunidad académica. Es una fuerte declaración de principios para la Facultad”. “Destacamos su trabajo en Abuelas, pero también su compromiso personal con los derechos humanos, la identidad y el proceso formativo de los jóvenes”, agregó.