La tasa de Leliq bajó a un 38 por ciento, cuando diciembre estaba en un 63 por ciento, con la intención de reactivar la economía y no propiciar la especulación
Por Alejandro Arnoletti
Si bien sigue siendo la tasa de interés más alta del mundo, el descenso de los últimos tres meses es brusco. Argentina continúa liderando este segmento pero ahora con una tasa del 38 por ciento, luego de la última actualización de marzo. El pico en la era Macri fue del 85,99 por ciento.
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“Disminuimos las tasas de interés para las tarjetas de crédito, como parte de una disminución general de la tasa de interés que asfixia a nuestra economía. En los 81 días de gestión que llevamos la tasa de interés bancaria se ha reducido del 63 por ciento al 40 por ciento”, afirmó Alberto Fernández en su discurso de Apertura de Sesiones Ordinarias. En efecto hasta el 1º de marzo el Banco Central había bajado en 23 puntos porcentuales la tasa para la licitación de sus Letras de Liquidez, la referencia que luego usan los bancos comerciales para determinar las suyas.
Pero la semana pasada la gestión de Miguel Ángel Pesce consideró necesario bajar otros dos puntos porcentuales y llevar la referencia a un 38 por ciento. De este modo se encuentra en su nivel más bajo en 2 años. Para encontrar otro valor por debajo de los 40 puntos hay que retroceder hasta el 4 de mayo de 2018, cuando Federico Sturzenegger la había llevado de 33,25 por ciento a 40 por ciento. En esa jornada la cotización del dólar había pasado de 21,44 pesos por unidad a 23,27 pesos.
Argentina sigue teniendo la tasa de interés más alta del mundo con un 38 por ciento. Lo siguen Zimbabue, con un 35 por ciento; Liberia, con un 30 por ciento; Yemen, con un 27 por ciento, y Surinam, un 25 por ciento. En América detrás de Argentina y Surinam aparecen Venezuela, con un 23,15 por ciento; Haití, con un 22 por ciento; y Nicaragua, con un 11,43 por ciento. Y en el G20 por debajo de Argentina están Turquía, con un 10,75 por ciento; México, con un 7 por ciento; y Sudáfrica, con un 6,25 por ciento.
En la anterior reducción, del 44 por ciento al 40 por ciento, la entidad también había resuelto poner un tope a los intereses de las tarjetas de crédito. De esta forma el límite para refinanciar saldos de resúmenes de cuenta es ahora del 55 por ciento anual. La decisión llegó en momentos en que los bancos llegaban a cobrar hasta un 294 por ciento de costo financiero total. “La decisión fue adoptada en base a la desaceleración registrada en la tasa de inflación y las perspectivas de continuidad de dicha tendencia”, habían indicado.
Desde el Banco Central explican que “tasas de interés excesivamente elevadas pueden demorar la recuperación de la actividad económica”. En ese sentido si el Banco Central baja la tasa, los créditos serán más accesibles. En contrapartida será más costoso para el empresario financiarse con un préstamo.
Para hablar sobre el impacto de estas medidas, el portal de Radio UNR habló con el secretario de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme), Juan José Sisca.
¿Cómo han repercutido estas medidas en las PyMES?
Ha repercutido favorablemente sobre todo en aquellas PyMES que están teniendo una pequeña reactivación, para la compra de capital de trabajo y el refinanciamiento a través de la venta de cheques a los bancos. Las tasas han bajado y podemos hablar de entre un 27 y un 33 por ciento. Antes esas tasas estaban en un 0 o 90 por ciento y hasta llegó a tomar créditos al 9 o 94 por ciento anual. Algunos sacan créditos para pagar el crédito que ya habían pedido con interés más alto.
¿En estos meses se registraron cierres de empresas?
No, no hay. Por el contrario hay expectativas positivas y algunos ya han expresado que abril o mayo van a abrir. Se ha parado mucho el cierre de empresas. Veníamos con un arrastre donde algunos llegaron de casualidad y ahora no se registra una gran caída de empresas. Si bien alguna puede cerrar circunstancialmente, si se resistió tanto tiempo se trata de resistir un poco más hasta que lleguen las buenas.
Desde el sector ¿qué medidas le están solicitando al Gobierno?
Algunas de las medidas que veníamos pidiendo se fueron tomando. Una de ellas es la moratoria impositiva, que es muy importante para nosotros. Estábamos muy endeudados en el tema impositivo y la moratoria es amplia, importante, se están dando facilidades para que la gente pueda ingresar. La baja de la tasa también es importante. Para las PyMES lo más importante es el mercado, tener ventas. El mercado interno significa tener dinero para comprar los productos que fabricamos. Esto se va a agudizar con la crisis mundial y vamos a tener que vivir más con lo nuestro. Ahí todavía falta porque la gente estaba muy endeudada y los bonos que se dieron y los aumentos fueron a parar al pago de deuda. Otra parte se la apropian los formadores de precios en el plano alimenticio, las grandes superficies, que han seguido aumentando a pesar de los Precios Cuidados. Va a haber que hacer un trabajo de control y denuncia porque en los alimentos sigue habiendo aumentos. Estamos en el camino correcto, que siempre falta pero tenemos que ver el vaso medio lleno.
¿Cómo influye el factor externo?
Lógicamente dependemos del arreglo de la deuda externa. Nuestro mercado, el interno, depende de ese arreglo. Y en este momento tenemos el coronavirus, la caída del petróleo y los cimbronazos en las bolsas. Evidentemente vamos a tener que esperar que amaine. Nos puede favorecer o no en el arreglo de la deuda. Lo más importante es que haya un buen arreglo: los pagos de intereses y capital se pueden pasar tres o cuatro años para volver a recomponer el mercado interno. Se da mucho esto cuando se depende económicamente de la exportación y de los préstamos internacionales. En los 90 se decía que estornudaba México y nosotros nos resfriábamos y se dio el Efecto Tequila, complicaciones en Rusia, el Efecto Caipirinha… Como nosotros estábamos muy endeudados cualquier cimbronazo nos pegaba fuerte. En los últimos cuatro años nos endeudamos de manera espantosa y es evidente que repercute. Como aquella época vamos a tener que arreglarnos para salir.