David Clemente es víctima de una causa judicial irregular ya que por trabajar en una empresa de Rosario que fabrica de cajas registradoras sin elementos de seguridad e higiene quedó involucrado en un caso de robo en la provincia de Catamarca sin siquiera pisar ese lugar.
Conocé el relato casi surreal, si no fuera por la cruda realidad, que le contó a Diego Fiori y Jorgelina Hiba en Apuntes y Resumen de Radio UNR. “No puedo andar por la calle, vivo con pánico porque tengo pedido de captura y no soy un delincuente” cuenta.
El calvario del rosarino comienza el 10 de diciembre 2017 al momento de ingresar al clásico de la ciudad en cancha de Rosario Central cuando a través del operativo ‘Cancha Segura’ lo detuvieron por un pedido de captura activo por un robo.
“Me esposan en ese momento delante de miles de personas y me trasladan a la comisaría 9na donde pase por agresiones verbales y escuchaba que iba a ser trasladado a Catamarca en calidad de autor de un hurto”, cuenta David.
En la cronología del calvario lo llevan a la Unidad Penitenciaria Número 5 de Rosario y luego de una audiencia imputativa logra conseguir la prisión domiciliaria.
En medio del relato y casi avergonzado cuenta: “siempre trabaje en blanco, con el secundario terminado y estoy pasando por una situación increíble”.
Luego de la audiencia fue trasladado a su hogar hasta que lo vienen a buscar efectivos policiales de Catamarca y lo trasladan.
“Nunca tuve problemas con la justicia”, dijo Clemnente que fue acusado en ese momento por el delito de hurto de 15 mil pesos de una caja registradora en donde estaban sus huellas digitales en un comercio de la localidad de Las Lajas en San Fernando del Valle de Catamarca.
“La caratula de la causa es hurto por autor de uso de llave falsa”, contó la víctima y relata que en la prueba dactiloscopia levantaron huellas mías que aparecen” y la explicación es increíble. David Clemente era el encargado de hacer que la máquina registradora funcione porque se encargaba de ensamblar las piezas y las embalaba en su trabajo en una empresa rosarina que fabricaba estos elementos.
Previo a esta situación recuerda que había tenido una reunión en dicha empresa para tratar el tema de seguridad e higiene y “allí solicitamos guantes que teníamos que usar pero el gerente de planta nos negó este material”.
En medio de la crisis relata: “No me cabía en la cabeza como mis huellas estaban en un robo en otra provincia ya que en mi vida cometí un robo ni siquiera viaje a ese lugar”.
Todo se fue aclarando cuando el abogado le confirmó que sus huellas dactilares se encontraban en una máquina registradora de la firma para la que trabajaba en ese momento y en la cual confeccionaba unas 2000 máquinas por mes. Pero al mismo tiempo el letrado le dijo “entonces vas a estar en problemas por esta situación”.
“Desde el día que me privan de mi libertad en Catamarca me hicieron cargo del robo hasta que no se dio el sobreseimiento” (David Clemente).
En este sentido relata que el sobreseimiento fue fácil de conseguir porque “le dije al juez de garantía que yo fabricaba estas máquinas por lo cual se le pidió al magistrado que sea sobreseído. En Enero de 2017 fue el robo y existen pruebas a través de su recibo de sueldo, la asistencia al trabajo y otras pruebas que nunca en mi vida estuve en Catamarca”.
Cuando David Clemente le comunicó esta situación a la empresa y que lo que había ocurrido fue por la forma de trabajar le dijeron “qué macana”. Pero “a partir de ese momento el uso de guante se convirtió en obligatorio hasta para ir al baño”.
“Querían que renuncie porque mi abogado se comunicó por una demanda de daño y perjuicio por incumplimiento de la ley de seguridad e higiene, pero finalmente me despidieron sin causa al año de ocurrida esta situación, en octubre de 2018”, relató la víctima.
“Se lavaron las manos y no se hicieron cargo de los gastos que me generaron por esta situación, ni los honorarios de los abogados”, dijo y con no menos angustia cuenta que el calvario no termina porque en 2020 ocurrió lo mismo en la localidad de Rivadavia en Mendoza y en 2022 lo vuelve a detener la policía motorizada porque la denuncia seguía activa”.
Desde ese momento “ando con una carpeta para todos lados con un montón de papeles y cada vez que pasa algo de esto tengo que contar toda esta historia”, dijo.