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El mundo según Milei: la diplomacia argentina en tiempos libertarios

Errores, inexperiencia, falta de tacto o acciones deliberadas, los cortocircuitos en polìtica exterior del Gobierno de La Libertad Avanza llaman la atención por su desaire a los usos, costumbres y reglas de las relaciones entre Estados. En Radio Universidad compartieron miradas sobre el fenómeno varios especialistas

Para la Tertulia de Viernes del programa Apuntes y Resumen los convocados fueron Victoria Álvarez, docente e investigadora de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR y directora del Grupo de Estudio sobre la Unión Europea, Anabella Busso, licenciada en Ciencia Política de la UNR y master en Ciencias Sociales de Flacso, Gisela Pereyra Doval, docente de relaciones internacionales de la UNR, y Claudio Choco Díaz, secretario de Relaciones Internacionales de Santa Fe, abogado y profesor de Derecho Internacional Público en la UNR.

Anabella Busso planteó que el presidente Javier Milei ejerce lo que se puede denominar una diplomacia paralela de carácter personalísimo. Se maneja al margen de lo que la Cancillería le podría aportar con sus funcionarios de carrera, que conocen con detalle las mecánicas de las negociaciones, que entienden la importancia de dejar abiertos espacios para restablecer el diálogo cuando se interrumpe, que dominan los sentidos relevantes del uso de las palabras y son conscientes de que la traducción de las mismas o las transpolaciones de un pretendido humor en otros idiomas, que responden a otros contextos culturales, pueden ser perjudiciales.

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No se trata de una diplomacia presidencialista, aclaró Busso. Recordó que en América latina, debido a sus sistemas y tradiciones políticas, como también al protagonismo del Ejecutivo en el diseño de la política exterior, son comunes los modelos diplomáticos con fuerte impronta de los jefes de Estado. Pero Milei, contrastó, se aparta directamente de su rol de presidente para enfocarse en la búsqueda de liderazgo en el universo de las derechas extremas. Y lo hace, completó, desde su autodefinición como anarco capitalista, con un uso muy agresivo del lenguaje que algunos expertos resumen con el concepto de brutalismo.

Choco Díaz coincidió en que la actuación de Milei en el escenario global no responde a los intereses de la Argentina, aún con una mirada muy particular, sino que remite a la necesidad de exponer su identidad ideológica personal. Se da entonces, dijo, una conjunción singular. El mandatario que ejerce una diplomacia personalista, y la canciller Diana Mondino, que no es una especialista en las relaciones y el derecho internacionales porque llegó al cargo desde el campo de la economía y las finanzas.

En teoría, agregó Díaz, la ministra tiene como una de sus funciones principales la de intentar recomponer las relaciones internacionales que el libertario rompe o enrarece. Porque son costosas sus declaraciones fuera de los protocolos consensuados globalmente. Esta dinámica se potencia por la confusión de roles, que se puso en evidencia durante el viaje a Madrid para participar en la convención ultraderechista organizada por el partido VOX. Viaje personal o privado, un ruido y dualidad en la que incurren los propios funcionarios nacionales.

Además, en el recorrido histórico, Díaz marcó que Milei se aparta de los ejes que siguieron todos los presidentes desde la recuperación del Estado de Derecho, como la defensa de la democracia y de los derechos humanos, en los que se basa en buena medida el prestigio internacional del país, posicionado por eso en un plano único.

Victoria Àlvarez señaló que si se pone bajo la lupa el discurso de Milei en esa convención Europa Viva 24, surge como el de un candidato en campaña en lugar de un portador de la investidura presidencial. Esta dualidad, insistió, no colabora con las necesidades e intereses de la Argentina.

Con todo, evaluó que el uso de las palabras por parte del presidente no es ingenuo. Es brutal y burdo, sí, pero consigue sentar posición, plantea agenda. Y en algunos casos, aparece como revanchista. Por ejemplo, con sus pares de Colombia y México como interlocutores, y como respuesta a sus respectivos apoyos a Sergio Massa en la campaña electoral.