La periodista y militante feminista lesbiana Adriana Carrasco describe en la nota con Radio Universidad el contexto de intolerancia fogoneado en redes sociales desde fuentes oficialistas y paraoficialistas, la pobreza y la vulnerabilidad que explica el crimen en un hotal familiar del barrio porteño de Barracas
Un hombre les prendió fuego con una bomba molotov a cuatro mujeres de entre 40 y 50 años en una habitación en el primer piso de un hotel familiar ubicado en Olavarría al 1600, entre Isabel La Católica y avenida Montes de Oca del barrio porteño de Barracas. Con premeditación, arrojó una bomba incendiaria tipo molotov hacia una de las camas. Después intentó suicidarse cortándose el cuello con una sierra pequeña.
Los inquilinos del hotel consideran evidente que las cuatro mujeres eran lesbianas, y que por esa condición actuò motivado el agresor, de 68 años.
El ataque no surgiò de la nada. Hay un escenario agravado en los últimos meses que lo facilita, y a eso remitió Carreras. Con la crisis habitacional, explicó, mucha gente termina viviendo en hoteles familiares, pensiones, inquilinatos. En muchos casos, hacinados en pequeñas habitaciones. Tambièn, gente, mayor, que administró su vida siempre de esa manera, alquilando una pieza en forma mensual. Hombres solos, jubilados, obreros. Comunidades como la que fue testigo, y en parte promotora, del crimen.
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El episodio se produjo entre personas de entre los 40 y 50 años las víctimas, y entre los 60 y 70 años los victimarios, porque no es uno solo, señaló la periodista y militante.
Cuatro mujeres solas, en situación precaria, que alquilaron una pieza por día, rodeadas de los demás inquilinos que comenzaron a rumorear que son lesbianas, puso en foco la situación. Eso generó malestar, siguió. En particular, entre un grupo de hombres solos, mayores, que contratan piezas por mes. “Cómo esas mujeres solas no les servían, cómo no tenían relaciones con otros hombres, con ellos por ejemplo”, recreó las reacciones fundadas en machismos y odios simpre presentes en la sociedad argentina pero ahora renovados, relegitimados y potenciados
Se tratò, describió Carreras, de un caldo de cultivo cocinado en conversaciones diarias de hombres, entre mate y mate. Así surgieron ideas, planes. Hasta que uno de los contertuliso atravesó todos los frenos inhibitorios y arrojó el letal artefactyo incendiario dentro de la pieza que habitaban las cuatro mujeres.
“Es un contexto de época”, resumió la periodista. Reconoce dos pinzas, profundizó. Una es la de los discursos de odio, homofóbicos, discriminadores en varios sentidos, por color de piel, por discapacidad, por otras sinrazones, que en particular potencian los trolls de La Libertad Avanza. Otra es lo que simboliza la vicepresidenta Victoria Villarruel con su reivindicación al genocida ya fallecido Jorge Rafael Videla y a la última dictadura cívico militar
“Se habilita una vuelta de esos años”, completó, que son los de la juventud de los victimarios. Las inhibiciones levantadas en años de democracia, con el avance en derechos de género, se diluyeron con el “permiso” de los discursos ahora emanados directamente de emisores oficiales o paraoficiales.