La decana de la Facultad de Ciencia Política, Cintia Pinilla, describió las sensaciones de una movilización inédita ante las políticas públicas que atentan contra la educación pública y el sistema de ciencia y tecnología argentinos, reconocidos en todo el mundo
Desde la Plaza de los dos Congresos porteña, junto a otros integrantes de la Universidad Nacional de Rosario que viajaron para sumarse a al marcha federal, Pinillos rescató la comunión entre diferentes sectores en un sentimiento común. Es “compartir con la sociedad, mucho mas allá de la comunidad universitaria”, rescató lo singular de la concentración.
La decana, en dálogo con el programa Apuntes y Resumen, se reconoció en muchos de los oyentes que enviaron mensajes a la radio. Ella también es, destacó, la primera universitaria de su familia, de padres que no pudieron terminar el nivel secundario, gracias a un sistema público y gratuito de educación superior que hoy está siendo atacado.
Pinillos cifró en alrededor de 2500 los docentes y alumnos de la UNR, pero aclaró que se sumarán muchos graduados, por ejemplo, que están viviendo o trabajando en la ciudad de Buenos Aires.
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Sobre la jornada, remarcó que el sistema de universidades públicas de la Argentina, que es único en el mundo, está representado en la plaza, y sobre todo, es una demostración de reconocimiento social al valor de la educación pública en general, y a la superior en particular. Es valorar, apuntó, la posibilidad de la movilidad social ascendente y las instituciones que pueden aportar herramientas para resolver los problemas del país.
La defensa de la universidad pública y del sistema nacional de ciencia y tecnología tiene un consenso generalizado, insistió Pinillos. Y toca luchar de nuevo: reponer lo que se pensaba conquistado para siempre y hay que volver a apuntalar frente a los embates de las políticas públicas ejecutadas por el Gobierno de Javier Milei.
La universidad pública es, entre otras cosas, la que abre caminos más allá de los orígenes sociales, la que permite que los esfuerzos individuales para transitar una educación superior se concreten. Es el Estado que repara las desigualdades.
La sensación, continuó, es que los ataques a la universidad pública lo son al mismo tiempo a las trayectorias personales dentro de sus aulas y a las oportunidades que brinda una educación gratuita y de calidad.