El presidente de la Cámara de Diputados está reunido desde temprano con los líderes de los bloques más cercanos a La Libertad Avanza en busca de consensos que permitan aprobar en general la ley más pretendida por el presidente Javier Milei. No obstante hay muchas discusiones internas y se espera que recién mañana pueda llegarse a la votación. Después será la pelea de cada uno de los artículos.
Antes de iniciarse la segunda jornada de debate por la Ley Ómnibus, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, convocó a una reunión con los presidentes de los bloques “dialoguistas” con el oficialismo a fin de seguir acercando posiciones y poder sumar los votos necesarios para agilizar el trámite que lleve a aprobar, al menos en general, la cuestionada norma. Tras ello será el momento de la pelea por los artículos en particular, algo que sigue muy trabado y para lo cual el Gobierno no tiene los votos necesarios para aprobar aspectos que el presidente Javier Milei considera claves.
Así las cosas, Menem recibe desde las 10 a en su despacho a Miguel Ángel Pichetto, de Hacemos Coalición Federal; Cristian Ritondo, jefe del PRO; Rodrigo De Loredo, presidente de la bancada de la Unión Cívica Radical; José Luis Espert, líder de Avanza Libertad y titular de la Comisión de Presupuesto; y Pamela Calletti, del bloque Innovación Federal, que reúne a 12 legisladores que representan a un grupo de provincias. Por el oficialismo también estará Oscar Zago, que comanda La Libertad Avanza. Germán Martínez, al frente del bloque de Unión por la Patria, no fue convocado. Así como tampoco el resto de las bancadas.
En ese marco el oficialismo buscará encontrar un camino común para desbloquear el apartado sobre las privatizaciones, un punto nodal para el programa económico y fiscal de Milei, que en la oposición dialoguista tiene posiciones encontradas.
Entre los tópicos más cuestionados por la oposición, las privatizaciones es el quepresenta más resistencia y que Milei no está dispuesto a ceder. Incluso, no ve con buenos ojos que se retire del articulado y se trate aparte, en sesiones ordinarias. El Poder Ejecutivo presiona para que se llegue a un consenso y que ese tema salga en el marco de esta sesión. No será fácil.
El Gobierno concedió quitar a YPF de la lista de privatizaciones. Sin embargo, pretende privatizar de una a un grupo de 36 empresas públicas, mientras que buscan pasar a manos privadas de forma parcial a otras tres. En el radicalismo, el bloque de Pichetto e Innovación -necesarios para lograr consenso- hay renuencia ante el tema. En la UCR, no hay unidad de criterio entre los 34 diputados del bloque. No hay acuerdo sobre el mecanismo para privatizar empresas, así como tampoco sobre cuáles firmas estatales ofrecer al sector privado.
Idéntica situación se discute en el bloque heterogéneo de Hacemos. Un sector propone que la discusión seaempresa por empresa y no todas en bloque. Eso implicaría agregar 39 artículos más a la Ley Ómnibus, para tratar caso por caso en el recinto. En la Coalición Cívica, por ejemplo, propusieron en su dictamen de minoría privatizar 19 empresas públicas, pero rechazan hacerlo con el resto. El desacuerdo es la regla sobre este tema. Milei espera con avidez una solución pronta.
Algo similar sucede respecto a las emergencias, donde algunos legisladores objetan algunas materias (como la energética y la tarifaria). También es cerradala discusión acerca de las facultades. Son múltiples los frentes abiertos en un articulado ambicioso con un tratamiento parlamentario expeditivo.
Otro aspecto fundamental es pulido en la reunión que tienen ahora Menem y Zago con los bloques dialoguistas: tiene que ver con cuestiones reglamentarias del funcionamiento de la sesión y de técnica legislativa. Ritondo y Pichetto, especialmente, tienen ánimo de colaborar con el Presidente de la Cámara, que es neófito en la política. Pese a sentir cierto malestar por el destrato mediático del gobierno, buscan construir puentes.
Allí, los presidentes de los bloques intentarán acordar cómo darle ritmo a la sesión, establecer si habrá otro cuarto intermedio antes de terminar el día, si harán la votación en general hoy y retomarán mañana con el tratamiento en particular. Son aspectos dinámicos, que mutan con el avance de la sesión.
Ese respaldo es inexorable para Menem. De modo contrario, el oficialismo no sólo no tiene los votos para avanzar, sino que tampoco tiene muñeca política y parlamentaria para conducir la sesión.
El Gobierno no tiene hoy los votos para aprobar las privatizaciones, así como tampoco para otro puntos centrales:facultades delegadas, emergencias, biocombustibles, Ley de Glaciares, artículos del capítulo sobre seguridad, desregulaciones que afectan a algunas provincias. El plexo normativo es enorme y, en tanto tal, toca infinidad de intereses. Cada coma de la ley genera alerta en diputados, gobernadores, empresarios.
Es un escenario que supone una complejidad política adicional, ante un Congreso fragmentado y con un oficialismo en fragilidad: tiene apenas 38 diputados propios sobre 257. El quórum para poner en funcionamiento la sesión es de 129.
Esa situación se notó ayer y la puso a prueba el titular del bloque de Unión por la Patria Germán Martínez, que cuenta con una pericia parlamentaria superlativa. El santafesino conduce una bancada de 99 legisladores, la primera minoría, que se mantiene bastante cohesionada -pese a matices internos- y, sobre todo, que actúa con una disciplina partidaria rigurosa. Al menos en el marco de esta sesión. Los legisladores de UxP no se apartan de lo acordado, disciernen cada detalle del reglamento, actúan de forma coordinada. Aptitudes de las que carece, en términos de expertise legislativa, el oficialismo.
Martínez conoce que el Gobierno con las bancadas dialoguistas tiene los números para aprobar la Ley Ómnibus. Pero también sabe que con sus 99 diputados y algunos aliados tiene suficiente poder de daño para aprovechar el mínimo desliz reglamentario o impericia política que cometa Martín Menem.
Al comienzo de la sesión de ayer, desde la bancada de UxP mocionaron para solicitar que el dictamen vuelva a comisión como una forma de posicionarse políticamente ymedir la capacidad de reacción del oficialismo. Esa moción ofreció un espejo invertido de cómo será el poroteo de la votación en general: 149 votos no aceptaron el pase a comisión del despacho. Son esos los mismos diputados que votarán por la positiva para aprobar la ley. Contra 103 que votaron para levantar la sesión.
Ese escenario indica que el oficialismo podrá aprobar la ley en lo general, algo que sucederá al final de esta noche o mañana por la mañana. No obstante, también desnuda que los números son finos para la discusión artículo por artículo.
Esos 149 diputados dispuestos a aprobar la Ley Ómnibus en la votación en general bajan a 130 o incluso a 120 cuando la votación es sobre algunos artículos en particular. Y en ese marco el Gobierno moviliza a funcionarios y operadores políticos para destrabar los párrafos más resistidos del proyecto.
Ayer desfilaron por los pasillos del Congreso Santiago Caputo, asesor presidencial, Lisandro Catalano, secretario del Interior y hombre de confianza de Guillermo Francos, Eduardo “Lule” Menem, primo y asesor clave del presidente de la Cámara. Otros colaboradores del Gobierno, como los asesores Maximiliano Fariña (del riñón de Federico Sturzenegger) y José Rolandi (segundo de Nicolás Posse), hicieron llamadas a gobernadores y diputados. Son negociaciones que apuestan a llegar a buen puerto con los temas trabados en la discusión política.
Son horas decisivas. En este clima, al mediodía se levantará el telón del cuarto intermedio para retomar la sesión. Aún restan 140 oradores. Eso supone un plazo de no menos de 15 horas para dar paso a la votación en general de la Ley Ómnibus. Recién ahí se podrá debatir artículo por artículo en el recinto. Será difícil que el proyecto tenga media sanción antes del sábado.