Vanina Grosso hizo una presentación judicial por discriminación. La conducción le dictó 30 meses de suspensión y prohibición de ingreso por su participación en reuniones cuestionando aumentos en las cuotas y precarización de trabajadores de la institución
Una socia del club Náutico Sportivo Avellaneda fue expulsada de la entidad y llevó el caso a la Justicia. Se trata de Vanina Grosso, abogada laboralista, quien está asociada hace 17 años junto a su familia y sostiene que fue sancionada por la comisión directiva por participar en una asamblea de manera crítica con la conducción. El apoderado del club, Jorge Sala, la denunció por “ejercer violencia” y le dictó 30 meses de suspensión y prohibición de ingreso. Realizó una denuncia por discriminación y lo contó en La Marca de la Almohada.
“Es una situación muy grave, de mucha arbitrariedad, que tiene que ver con la participación que tengo en las asambleas y también con la representación de dos trabajadoras del club que sufrieron precarización en sus trabajos y también han sido maltratadas. La violencia, como se sabe, no es un un acto aislado, son una serie de conductas concatenadas que se han ido agudizando”, contó.
Grosso definió a Náutico como “un club que desalienta la participación”, razón por la cual hace unos cuatro o cinco años los socios empezaron a autoconvocarse para participar de la vida democrática de la institución. “Convoca muy pocas asambleas, las pocas que se hacen son en fechas como el Día del Niño, o cuando se corre la maratón de Central, o cuando las escuelas de zona norte toman la confirmación. No quieren la participación de los socios, y mucho menos de las mujeres”, disparó.
Grosso recordó que el conflicto comenzó hace dos años, cuando desde la comisión deportiva argumentaban que los incrementos en las cuotas societarias se debían a las paritarias de Utedyc. Ella y otros socios cuestionaron el incremento, “porque la mayoría de los profesores de las distintas disciplinas no estaban debidamente registrados y se encontraban con un vínculo en negro”. De acuerdo a su relato, esa participación en la asamblea fue génesis “de constantes hostigamientos y situaciones de violencia” que empezó a sufrir de parte de algunas de las autoridades del club. También, rememoró “otra situación de violencia que tuvo como víctima a una profesora” que allí trabaja.
Además, recordó el proceso iniciado por el club en que ella presentó descargos por escrito y ofreció 40 testigos al tribunal de disciplina. “No solo no los llamaron nunca, sino que avanzaron con un procedimiento viciado de nulidades en el que anticiparon la pena y violaron el principio de defensa y el debido proceso”, manifestó.
El 12 de octubre pasado, la jueza Mariana Genesio dictó una medida cautelar para que “cese todo acto de hostigamiento por cualquier medio, incluidas comunicaciones telefónicas, de correo electrónico y redes sociales”, ejercido por los integrantes de la CD. Además, la jueza determinó que el club debe permitir que Grosso ingrese al club cuando deba asistir a su hija y su hijo, adolescentes. Es que no la dejan entrar ni siquiera para asistir a la menor que practica patín cuando sufrió lesiones.