El rector de la UNR expresó la necesidad de involucrarse en el debate de propuestas de campaña que ponen en riesgo el modelo inclusivo y de excelencia acordado por toda la sociedad como herramienta para mejorar y desarrollarse con soberanía
La Universidad Nacional de Rosario acompañó las movilizaciones en defensa de la educación superior libre y gratuita ante los modelos planteados por uno de los candidatos presidenciales: el de los vouchers como método de financiamiento individual de los estudios. Bartolacci argumentó en favor de esa postura que, explicó, no es corporativa porque se trata de defender un bien social que es parte de los pactos democráticos.
La postura de Bartolacci desató réplicas virulentas de parte de algunos en redes sociales, contra él pero además contra miembros de su familia, y el rector las interpretó como otra marca de época que debe preocupar. Fuera del contexto electoral, juzgo necesario reflexionar en torno a los discursos de odio y desestabilizantes y un uso de las las nuevas plataformas “que empobrece como sociedad, desde el punto de vista cultural“.
Es otro debate pendiente, dijo en el estudio de Radio Universidad y en diálogo con el programa Apuntes y Resumen. “Los que tuvimos la expectativa de una democratización de la palabra como fruto de la expansión de las redes sociales, hoy tenemos que poner entre paréntesis” ese optimismo, trazó la reflexión sobre los niveles de beligerancia y agresión que circulan en internet.
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“Algo tan básico para al democracia como mantener una conversación respetuosa con alguien que piensa distinto es muy difícil. Y de ese desconocimiento del otro a algo más grave hay un paso muy corto“, advirtió sobre la expansión de esas matrices no sólo en el universo digital sino también en el real. Sobre todo, explicó, “cuando hay liderazgos que habilitan posiciones cuasi fascistas que después pueden conducir al peor de los lugares“. Y no se trara de una alerta caprichosa, agregó: hay muchos procesos históricos dramáticos que empezaron de esa manera.
“Como pocas veces, en este proceso electoral está en juego la concepción misma del sistema universitario público en la Argentina. De esta manera brutal, no pasaba eso desde la recuperación de la democracia”, señaló Bartolacci. Y por eso, la decisión de involucrarse en el debate público. Aclaró que no se trata de una postura electoral respecto de a quién votar o no votar, por obvio respeto a una comunidad amplia y diversa como la universitaria. Tampoco, abundó, remite a enfrentar un riesgo para el ámbito exclusivo de la universidad, sino que comprende a la sociedad en su conjunto: el de que se transformen en políticas públicas ciertas propuestas para los estudios superiores y la ciencia que se exponen en la campaña.
“Que cualquier joven pueda de acuerdo a su vocación y deseo, en forma gratuita, estudiar una carrera superior, ser un profesional, en una institución que le garantice un umbral de excelencia a la par de otros países, no existe salvo en la Argentina“, marcó un activo argentino que vale la pena y es necesario proteger.
Bartolacci insistió en que no se trata de una posición corporativa, porque es la defensa de un bien colectivo: “una apuesta de toda la sociedad” para mejorar y desarrollarse. Lo anterior, aclaró, no implica sostener una visión conformista respecto de la universidad tal como está, porque hay mucho por discutir respecto a su sintonía con un mundo y una sociedad que se transforman con rapidez. No es excluyente: se debe hacer, pero protegiendo lo que distingue al país en términos de acceso igualitario al derecho de la educación en todos sus niveles.
El debate en juego es por el sistema de vouchers propuesto por el candidato libertario Javier Milei. “Se implementó en muy pocos países, porque la mayoría interpretó que no era conveniente”, recalcó el rector. Y añadió que todos los documentos de organismos internacionales, en particular los relacionados con la educación, no recomiendan ese modelo en base a la mala experiencia allí donde se materializó.
Bartolacci enfocó en el ejemplo más cercano, la de Chile: “Demostró que no promovió ninguna mejora en términos de calidad, porque las instituciones educativas lo que terminan haciendo para no perder matrícula y por lo tanto ingresos, es bajar el nivel de exigencia. Lo que sí produjo es más segregación, y la Argentina por sus niveles de desigualdad lo que requiere es todo lo contrario: incluir e integrar más”.
Otra prueba de que no funciona, siguió el rector, está dada por los miles de estudiantes que ocuparon las calles para protestar contra un sistema que los obligó a un endeudamiento imposible de sostener para terminar sus estudios universitarios. Y puso un argumento de la realidad para replicar lo que en la teoría pura se presenta como consistente: cómo se sostiene una escuela rural con un sistema de vouchers. “Sólo desde la perspectiva de la privatización y la lógica de que lo que no es rentable debe cerrarse”, reflexionó.
Es que, abundó, no se puede hacer una evaluación de un sistema de financiamiento educativo desde una óptica estrictamente económico. Y citó la carrera de Biotecnología que puso en marcha la UNR. ¿Cómo se mide su potencialidad? Es, explicó, en términos estratégicos, como un insumo para un desarrollo soberano del país. Es lo que, precisamente, “no tiene precio“.