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La Incubadora científico-tecnologica de la UNR busca ampliar financiamiento de start up

La iniciativa con base en el edificio Innova de La Siberia inició una colaboración con la Facultad de Ciencias Económicas para potenciar herramientas de vínculo con el sector privado y construir datos que permitan tomar decisiones en la estrategia de transformar conocimiento en negocios

 

La Incubadora de Proyectos Científico–Tecnológicos de la UNR se presentó en 2021 como una plataforma para acortar la brecha entre la ciencia y el sector productivo local y regional, además de apalancar proyectos y empresas biotecnológicas que requieran de una fase de desarrollo en un entorno académico. La idea es crear una red de trabajo entre el sector público y el privado.

En ese camino, este miércoles 20 de septiembre se hizo una presentación en la Facultad de Ciencias Económicas para potenciar “la generación de negocios y empresas a partir del conocimiento científico“.

Del evento participó la doctora en Ciencias Biológicas, biotecnóloga y especialista en fertilidad masculina Carolina Baró Graf, quien estuvo en el estudio de Radio Universidad para el programa ABC.

 

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Innova

La Incubadora funciona en el predio universitario conocido como La Siberia, donde esté el edificio Innova, cerca de seis institutos de investigación en biotecnología, seis startups de base científico-tecnológicas y Bioceres. Allí, ofrece un espacio de laboratorio a investigadores de la UNR y del Conicet con proyectos que requieran una etapa de escalado, desarrollo tecnológico, asesoramiento en planes de negocios y aspectos regulatorios. Y en alquiler para start-ups o para las iniciativas de innovación de empresas, en particular pymes.

Además de la UNR, la gobernanza incluye a la Provincia de Santa Fe y la Municipalidad de Rosario, y articula con el Polo Tecnológico Rosario, la Bolsa de Comercio local y el fideicomiso financiero SF500.

 

Del laboratorio a la aplicación

“La incubadora tiene como sentido acercar la ciencia a los negocios, desde un ámbito académico, y vincular a todas las facultades que puedan aportar a ese objetivo“, explicó Baro Graf sobre la actividad en la Facultad de Ciencias Económicas. Eso, dentro del objetivo de base de “salir del laboratorio y no quedarse encerrado haciendo sólo lo que le gusta al investigador”, señaló respecto de un cambio de paradigma para volcar la inversión social en ciencia a la comunidad aportando bienes y servicios y generando trabajo para los científicos.

La idea es “que el conocimiento se pueda aplicar y beneficiar a la sociedad”, resumió la investigadora, que además es Project Manager de la Incubadora. “Hay casos de éxito y otros no tanto, pero que acumulan aprendizaje“, reseñó respecto de las sturt up que apalancan.

 

Negocios como corolario de años de ciencia

La intención del vínculo que propone la Incubadora es en dos sentidos, insistió: “Que desde el sector privado se conozca que hay una gran variedad de proyectos biotecnológicvos aplicables, y que desde el académico se consideren las posibilidades de materializarlo fuera del laboratorio“.

Las líneas de trabajo están enfocadas en la realidad regional. Baró Graf señaló que “como Rosario es el corazón de la producción agrícola y de alimentos, esos son dos ejes a los que apunta la incubación de proyectos, que involucran a otras áreas como salud humana y animal“.

Las sturt up, explicó la investigadora, surgen sobre la base de muchos años de investigación básica en los institutos del Conicet “cuando se detecta una oportunidad para aplicar lo que se estudia”. Como otras que se desempeñan en las fronteras del conocimiento, requieren para el despegue de un abanico de apoyos iniciales. Entre ellos, económicos y de conocimiento del universo de los negocios. “Desde el punto de vista nacional público, hay una creciente inversión en apoyo de proyectos estratégicos, y también lo hay desde el sector privado”, describió el panorama.

Y desde la incubadora se busca ampliar ese financiamiento dentro de los ámbitos privado y público. Sumado a eso, y de ahí el vínculo con Ciencias Económicas, “acompañar en el proceso de búsqueda de inversiones y creación de los negocios“, una lógica en principio ajena a los investigadores. También, agregar conocimiento en ese camino: “hay mucho por investigar” desde las especialidades de las ciencias económicas sobre las alternativas de incursión de los desarrollos biotecnológicos, y así “tomar decisiones en base a datos”.

Acompañamientos

La Incubadora, explicó la biotecnóloga, es una mentoría para acompañar a investigadores “que ya tengan una idea de empresa”. Y darles el espacio físico con la infraestructura y tecnología necesarias. También, abre la posibilidad del alquiler a empresas ya constituidas, lo que permite crear un ámbito de interacción y sinergia entre las diferentes proyectos en desarrollo y en marcha.

 

EXO+

Baro Graf divide el tiempo entre sus funciones en la Incubadora y, precisamente, una sturt up.

Es EXO+, surgida del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR). Su línea es la de formulaciones basadas en exosomas modificados (biohíbridos) que puedan utilizarse en el tratamiento o la prevención de enfermedades neurodegenerativas.

Son productos que mejoran ampliamente el tejido nervioso, induciendo la neurogénesis. Inducen la proliferación de las células madre neurales y su diferenciación a neuronas funcionales, con lo que logran una expansión de la reserva cognitiva y además incrementan la plasticidad neuronal del cerebro. En este proyecto Los productos EXO+ reducirán significativamente los efectos deletéreos del daño cerebral, mejorando la calidad de vida. Sus fundadores son Claudia Banchio y Hugo Gramajo.