Ignacio Evangelista, especialista en IA y docente de la UNR, analizó el presente y futuro de esta tecnología en relación al trabajo humano y su aplicación productiva. También profundizó en el impacto formativo de la tecnicatura universitaria que coordina en Rosario

La inteligencia artificial (IA) avanza a pasos acelerados y genera debates sobre su impacto en la vida cotidiana, la educación, y especialmente en el mundo del trabajo. Ignacio Evangelista, ingeniero y coordinador de la Tecnicatura Universitaria en Inteligencia Artificial que se dicta en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), ofreció su mirada sobre la temática y desmitificó algunos temores en torno a su potencial para reemplazar a los humanos, en diálogo con La Marca de la Almohada.
“La inteligencia artificial trata de diseñar sistemas que puedan replicar ciertas acciones y comportamientos que son típicamente atribuidos a las personas”, explicó Evangelista. Según detalló, esto incluye habilidades como detectar patrones, reconocer imágenes y sonidos, o analizar grandes bases de datos. “También es comunicarse con seres humanos, algo que consideramos una capacidad eminentemente humana”, agregó.
En un contexto donde se habla cada vez más de la posibilidad de que la IA reemplace empleos humanos, Evangelista puso paños fríos al debate. “Es una opinión personal, pero esta inteligencia artificial todavía está por debajo de las capacidades que tiene un ser humano”, subrayó.
Desde su visión, la IA debe entenderse hoy como una herramienta complementaria y no como un reemplazo de las personas: “Por ahora, la inteligencia artificial está para asistir a los seres humanos en muchas de sus tareas. Tal vez de acá a diez o veinte años nos iguale en algunas capacidades y nos reemplace en algunas tareas, pero hoy es fundamentalmente una herramienta para aplicar en el sector productivo”.
Evangelista también trabaja como Senior Data Scientist en Cofco International, una de las compañías globales más relevantes en el sector agroindustrial. Desde esa experiencia, enfatizó el valor práctico de la IA en entornos organizacionales: “Desde un punto de vista comercial, se trata de aumentar la productividad de nuestras organizaciones. Es una herramienta para solucionar problemas, para mejorar procesos y para desarrollar tareas dentro de una organización”.
En ese sentido, el especialista remarcó la necesidad de formar profesionales capaces de diseñar, aplicar y controlar estas tecnologías: “Por eso es clave la formación que damos desde la UNR, donde apostamos a que los futuros técnicos no sólo manejen herramientas de IA, sino que comprendan su impacto ético y social”.
El crecimiento de la demanda de perfiles capacitados en IA y ciencia de datos pone en relieve la importancia de iniciativas académicas como la tecnicatura que coordina Evangelista. “Es una carrera corta, con alto nivel de inserción laboral, y que brinda competencias muy concretas para responder a los desafíos tecnológicos actuales”, explicó.
Para Evangelista, el desafío no es evitar la IA, sino aprender a integrarla de manera responsable. “La clave está en cómo usamos esta herramienta, cómo la regulamos y cómo la orientamos al bienestar común”, concluyó.
Con esa premisa, la UNR busca posicionarse como un actor clave en la formación de talento para una tecnología que no sólo está cambiando el mercado laboral, sino también el modo en que entendemos la producción, la comunicación y el conocimiento.