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Bolsonaro es imputado por intento de golpe de Estado en Brasil pero alertan que “no está muerto”

Desde Río de Janeiro el economista y politólogo argentino Eduardo Crespo brindó un panorama detallado de la política brasilera en Apuntes y Resumen y advierte sobre los movimientos de la extrema derecha bolsonarista.

El fiscal general de Brasil acusó formalmente este martes al expresidente Jair Bolsonaro y a otras 33 personas por un presunto intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023, tras su derrota en las elecciones de 2022 frente a Lula Da Silva.

“En principio era algo ya sabido sobre su participación en este intento de golpe” dijo Eduardo Crespo porque “no es que mandaron a grupos revoltosos para tomar el Congreso y hacer desmanes, no fue simplemente un poco de bullicio sino un verdadero intento de Golpe de Estado que no encontró el aval desde los Estados Unidos y se terminó desbaratando”, expresó en Radio UNR.

En su análisis “no es fácil meter preso a un ex presidente que todavía tiene un  apoyo popular y más aún llevar a prisión a generales de las Fuerzas Armadas”, enfatizó el politólogo argentino residente en Brasil.

En este sentido lo reafirma al indicar que “el ex ministro Walter Braga Netto es el primer general preso en Brasil por causas políticas, por esto la demora en la causa pero se vienen acumulando cuestiones para que el Bolsonaro vaya preso”.

Al mismo tiempo Eduardo Crespo advierte que “el bolsonarismo no está muerto y hasta puede aparecer otra figura. El espacio tiene apoyo social y vamos a ver como evoluciona todo esto porque que Bolsonaro en la cárcel es un fenómeno que se puede comparar con la prisión de Lula en su momento”.

Para el analista económico y político, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro y la Universidad de Moreno, en Argentina, “el bolsonarismo no tiene menos que el 30% de los votos y con este apoyo difícilmente pudiera ir preso, según los análisis  políticos; pero esta situación en Brasil es algo que conmueve”.

Crespo señala que “las pruebas son contundentes pero no había plafón político para que fueran presos instantáneamente. Ahora con Lula gobernando con una gran coalición para oponerse a Bolsonaro, que incluye un espectro muy amplio del arco político, salvo la ultraderecha, el clima es otro”.

“Hoy en Brasil la centroderecha se licúa frente a la ultraderecha pero otra parte importante se queda en partidos menores y se abroquelaron con Lula, fundamentalmente por el riesgo institucional”, afirma Crespo.