La Universidad Nacional de Rosario fue primera universidad en Argentina, y en Latinoamérica, de incorporar una carrera en biotecnología, la cual trajo un fuerte crecimiento científico para la región.
En 1989, la Universidad Nacional de Rosario puso en marcha la primera carrera de Biotecnología de la Argentina y de Latinoamérica, estableciendo las bases para el desarrollo de este campo en la región. A 35 años de su creación, la licenciatura se ha consolidado como un pilar clave en la formación de investigadores de excelencia y ha sido fundamental para posicionar a Rosario como un destacado polo biotecnológico de impacto internacional.
“En los últimos 10 años, el advenimiento de los procesos y las aceleradoras e incubadoras de startups generó también que esa potencia surgida en la carrera se traduzca en el desarrollo de empresas de base tecnológica puras generadas desde el conocimiento del área de biotecnología y otras áreas también, bioquímica, farmacia, ingeniería, alimentos”, comentó Andrés Sciara, decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR.
Según el primer censo nacional de empresas de la bio y nanotecnología, realizado en 2023, Rosario es la ciudad con mayor concentración de empresas de biotecnología en el país. “El Departamento Rosario, tiene más del 60% del sistema de desarrollo biotecnológico, y eso, en un contexto adverso económico que viene atravesando el país los últimos años, es notable”, destacó el Decano, y sumó: “Se debe a dos factores: un fuerte polo agroexportador con una capacidad de inversión en divisas que generó las primeras grandes empresas y, también, con un fuerte sector innovador en salud y alimentos. Creo que la conjunción del conocimiento, la capacidad innovadora, espacios de aceleración e incubación y la potencia exportadora que tiene que ver con esos ejes de conocimiento, entraron en una sinergia positiva que ha generado este desarrollo del polo”.
Néstor Carrillo, quién fue el primer director de la licenciatura, hizo énfasis en la influencia de las y los egresados en el crecimiento y posicionamiento de Rosario como un referente en biotecnología. “Fueron un motor de dinamismo dentro del sector, muchos de ellos ahora son empresarios y también son profesores. Hay muchas patentes que fueron creadas, y eso genera un gran valor, y se construyó un mecanismo para que se pudiera obtener regalías para las instituciones y para los propios investigadores, lo que lo hace un sector en fuerte crecimiento”.
Esteban Serra, quién fue Decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, y que en su momento fue el delegado del centro de estudiantes en la comisión que hizo la propuesta del primer plan de estudio de la carrera, resaltó que la academia estuvo “adelantada 20 años al hecho del desarrollo de empresas biotecnológicas” pero que fue muy importante la puesta en marcha de la licenciatura para crear el contexto para que éstas surgieran. “Creo que el hecho de haber sido la primera carrera, posicionó a la ciudad dentro del tema como un protagonista principal. El proceso de aparición empresas de base tecnológica empezó muy despacio con la reactivación después de 2005 y tuvo una explosión después de 2010, más o menos entre 25 años después de la aparición de la carrera”.
Cabe aclarar, que además de empresas, la carrera se ha visto fortalecida con la incorporación de distintos institutos de investigación, algunos incluso de doble dependencia UNR-Conicet, que funcionan como un espacio fundamental en el proceso de formación de profesiones y que juegan un rol esencial en la construcción del conocimiento.
Orígenes
La Licenciatura en Biotecnología se creó en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR, como una respuesta académica a las investigaciones relacionadas con la química y biología molecular. “Fue la iniciativa de un grupo de investigadores visionarios que detectaron una perspectiva de desarrollo para el futuro. Comenzó con un grupo pequeño pero muy entusiasta de estudiantes que la cursaron y que hoy son referentes en el desarrollo de la biotecnología”, destacó Sciara, quién a su vez es egresado de esta carrera.
Inició formalmente en 1989, aunque ya contaba con estudiantes avanzados, porque años antes se introdujo como una especialidad dentro de la Licenciatura en Química. “Una carrera no se pone en marcha de un día para el otro y era necesario trabajar a fondo en las incumbencias pertinentes. Esta fue una manera de poder abrir la matrícula sin tener que esperar hasta que se resolvieran todas estas cuestiones reglamentarias”, explicó Carrillo y aclaró: “Funcionó así durante dos años, y una vez que se aprobó, los estudiantes pasaron directamente a la Licenciatura en Biotecnología, en el segundo o tercer año”.
Este trayecto de formación académica comprende el estudio de las moléculas constructivas de la materia viva, como así también, de los mecanismos por los cuales estas se influyen mutuamente para construir, mantener y perpetuar el estado de la vida. También se ocupa del estudio de las leyes y procesos fisicoquímicos que rigen las transformaciones y comportamientos de los organismos vivientes, así como el conjunto de metodologías moleculares y celulares que permiten el control, manipulación y transformación de los organismos vivos.
La carrera surgió por parte del interés de profesionales, principalmente bioquímicos o farmacéuticos, que regresaron a la ciudad a mediados de los ochenta luego de hacer sus postdoctorados en el exterior. “Básicamente habíamos aprendido mucho de biología molecular. Esto generó una cantidad de habilidades, de conocimientos nuevos y de técnicas que podían ser aplicados tecnológicamente. De esta manera, decidimos impulsar esta carrera”, resaltó Carrillo.
Desde el vamos se planteó que sea una carrera más corta, en el que el último sea directamente utilizado para trabajo en el laboratorio. “La idea fue generar para la comunidad una persona entrenada en este tipo de técnicas con posible aplicación al sector productivo. Básicamente que utilizara todos estos nuevos recursos tecnológicos al mejoramiento de las especies vegetales, animales y a los microorganismos para ser aplicados, además del sector productivo, a la salud y al medioambiente”, agregó.
La Licenciatura se basó en tres pilares, que fueron marcando la lógica de la misma: que los estudiantes puedan aprender sí mismos, puedan trabajar en equipo, y estén empapados del concepto de interdisciplinaridad. “El conocimiento es infinito, por lo que uno tiene que aprender todo el tiempo, igualmente hay que aprender a trabajar con otros y abrirse a hacerlo con otros conocimientos, incluso los de las ciencias sociales. Lo pensamos basado un poco en la idea pedagógica de Husserl, del aprendizaje como superación de obstáculos”, recordó Carrillo.
Sciara afirmó que la carrera ha evolucionado con el paso de los años, transformándose en una más orientada a la investigación y con generación de desarrollo tecnológico incipiente. “Está mucho más enfocada, por lo menos en su formación y también sobre todo en el interés de sus graduados, hacia la participación en proyectos que tienen que ver con la producción y el desarrollo de empresas tecnológicas. También se ha virado hacia la formación de un equipo de vinculación sólido donde generamos hoy convenios que no solamente deben dar servicios simples sino de desarrollo de tecnologías desarrollo de productos y soluciones al sector empresarial que que implica valor agregado y sustitución de importaciones”.
Formación de calidad a nivel mundial
Mario Feldman, quien fue incorporado a la Academia Estadounidense de Microbiología por su largo recorrido en el estudio de las bacterias, tiene el honor de figurar en los libros de historia por ser el primer egresado de la Licenciatura de Biotecnología de la UNR. “Era una época donde pocos sabían que era la biotecnología. Arrancamos 35 en primer año, y se ve que muchos se imaginaban otra cosa porque quedamos 10 en segundo y desde tercero sólo éramos 3 estudiantes”, rememoró y destacó que ya para cuando le tocó cursar cuarto y quinto año, había quedado como el único cursante al día de la camada.
Mario, radicado actualmente en St. Louis, Estados Unidos, dirige una empresa emergente que trabaja en vacunas especializadas en bacterias. Muchos investigadores de la Facultad de Ciencias Bioquímicas han pasado por su laboratorio, algo que resaltó con mucho orgullo debido a la sólida formación. “Debo admitir, que siento admiración por los que hacen ciencia en Argentina y por los logros que consiguen muchas veces con escaso presupuesto, trabajan al más alto nivel y nada tienen que envidiarle a ningún otro profesional de cualquier parte del mundo. En mi laboratorio tengo investigadores de todos lados, pero cuando tengo uno de la UNR conozco la clase de formación que tienen y sobre todo sé que va a estar a la altura del desafío”.
Por su parte, Luciano Marraffini, egresado de la Licenciatura en Biotecnología e incorporado a la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en 2019, subrayó que el cursado de Licenciatura fue muy exigente, pero a su vez muy completo. “Recuerdo que los primeros años, pasábamos mucho tiempo en la facultad, estábamos casi todo el día. La intensidad del programa hizo que aprendiéramos un montón, algo que fui valorando con el correr del tiempo. Me dió las herramientas para impulsar mi desarrollo profesional, lo que uno aprende en la UNR te prepara para cualquier desafío”.
Fuente: WEB UNR – Periodista: Gonzalo J. García/ Fotógrafa: Camila Casero.