El asesinato de Andrés “Pillín” Bracamonte, jefe de la barra de Rosario Central, y su ladero Daniel “Rana” Attardo, abrió un nuevo capítulo en la disputa por el liderazgo de la hinchada canaya. Periodistas locales apuntan a que el crimen podría estar vinculado con conflictos entre facciones de la organización criminal Los Monos o con sectores disidentes que buscan controlar la barra para expandir negocios del narcotráfico
El homicidio de Bracamonte y Attardo, ocurrido la noche del sábado en las cercanías del estadio de Rosario Central, despertó interrogantes sobre la mecánica del crimen y el entorno del líder de la barra brava. Los detalles preliminares de la investigación indican que los atacantes actuaron con conocimiento previo sobre los movimientos de Bracamonte, quien solía evitar exposición pública y moverse con extrema cautela.
En declaraciones a La Marca de la Almohada, Alejo Diz, periodista de Rosario/12, explicó: “Los audios que se viralizaron sobre el momento del ataque describen claramente la mecánica. El ataque fue sorpresivo, especialmente considerando que Bracamonte tomaba precauciones extremas para evitar este tipo de situaciones”.
Diz agregó que, desde hace una década, Bracamonte había dejado de frecuentar lugares públicos y limitaba sus movimientos al entorno del Gigante de Arroyito. “Pillín evitaba la exposición pública y solo se acercaba a la cancha, aunque desde hace cinco años tenía prohibido el ingreso. Su liderazgo en la barra se basaba en desactivar conflictos mediante el dinero, sin recurrir a la violencia”, afirmó Diz.
El periodista resaltó que Bracamonte era conocido por mantener la paz en la barra utilizando los ingresos generados en torno al club. “Desde el inicio de los 2000, cuando desplazó a ‘Los Chaperos’, se mantuvo al frente de la barra sin violencia, repartiéndose lo recaudado y sosteniendo su influencia de forma económica”.
El asesinato ocurrió en lo que parecía ser su único espacio de “tranquilidad”: las inmediaciones del estadio. “Lo que más impacta es la mecánica del crimen y la sospecha de que alguien lo entregó. Los atacantes llegaron caminando, lo emboscaron en el único lugar donde se sentía seguro”, explicó Diz. También mencionó que su vínculo con Los Monos fue clave en el desarrollo de su liderazgo, acordando con el difunto Claudio “Pájaro” Cantero una coexistencia pacífica entre la barra y los negocios del clan.
La pregunta que surge ahora es si este crimen responde a una interna en Los Monos o a la acción de una facción disidente que busca desafiar a la organización y capturar el control de la barra de Central. “Esto no parece ser una interna de la barra, sino un conflicto mayor que involucra al crimen organizado de Rosario”, analizó Diz.
Daniel Schreiner, periodista e integrante de la Cooperativa La Cigarra, también reflexionó sobre las implicancias del crimen de Bracamonte, señalando que las autoridades han revelado información clave que permite entender la mecánica del ataque. “Los fiscales dieron precisiones sobre la luz cortada y la falta de cámaras en la zona. También se supo que Bracamonte había pedido custodia y no se le otorgó, lo que son piezas importantes en el rompecabezas”, dijo Schreiner.
El periodista también mencionó las distintas versiones sobre el trasfondo del crimen. “Desde la barra de Central aseguran que el asesinato no responde a una interna entre sus miembros, mientras que las autoridades provinciales indican que podría estar vinculado con la estructura de la hinchada”, señaló Schreiner.
Para Schreiner, el caso parece vincularse a un intento de centralizar la venta de drogas en los barrios controlados desde la barra. “Hay una versión contundente que apunta a una interna en el negocio de la droga dentro de la tribuna. Bracamonte evitaba involucrarse con la justicia federal, pero quedó atrapado en esa red”, explicó.
Además, el periodista subrayó la posibilidad de que una facción disidente de Los Monos esté buscando, como ya intentó en Newell’s, controlar la barra para desarrollar negocios ilícitos utilizando su estructura. “La hipótesis es que esta facción busca hacerse con el poder en la barra para expandir sus operaciones. Esto ha encendido alarmas y genera preocupación tanto en la política como en la ciudadanía”.