La investigadora, socióloga, historiadora, educadora y feminista Dora Barrancos enfocó la “crueldad” que derrama el Gobierno de Javier Milei y los discursos de odio que se propalan desde varios sectores políticos y sociales
Es un momento de falta de sentido común, incluso cuando, incluso cuando este período de profundización de los resentimientos y el odio haya arrancado con el sentido común de un panorama social y económico desalentador. Barrancos describió la aparente contradicción de la génesis de la intolerancia que parece haberse instalado y expandido desde la asunción de Javier Milei como presidente.
Lo expuso con un ejemplo cercano que remite al acopio de seis millones de kilos de alimentos en galpones del Ministerio de Capital Humano en medio del crecimiento exponencial de la pobreza y las justificaciones oficiales para la decisión de cortar la asistencia a comedores y merenderos populares que dan contención en los barrios a los que el Estado no llega o lo hace de manera insuficiente. “Dejar a la gente morirse de hambre es una inmoralidad, pero también es una negación del sentido común”, sintetizó en conversación con el programa Apuntes y Resumen.
Allí, dijo, hay algo que es necesario interpretar, un estado de disponibilidad generalizada para que esto ocurra. Lo que llama la atención en ese contexto, completó, es la organización de la insensibilidad frente a la crueldad, el dolor, a lo que se entiende descartable, que son ni más ni menos que personas.
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Ante eso, Barrancos enfatizó que las ciencias sociales y humanas tienen un reto enorme: identificar cómo y por dónde se instaló un resentimiento tan poderoso que alimentó el consentimiento de “la circunstancia tal vez más abyecta: la servidumbre voluntaria”. Es la aceptación de sufrimientos o castigos en nombre de “una falsificación de la libertad humana”.
En ese escenario, añadió, sobresale una característica singular en el Gobierno nacional que lleva adelante el experimento libertario. Y es una división: Milei reina, pero no gobierna. La que lo hace es la vieja casta, la de la concentración económica, la de los intereses refractarios a la mínima responsabilidad social.
Barrancos interpretó que Milei se reserva, en esa escisión del elenco gobernante, el papel enajenado que le habilita su convencimiento de tener una misión histórica planetaria.
La socióloga, investigadora y educadora estará este sábado en Rosario para ofrecer una clase especial bajo el título “Políticas de la crueldad y discursos de odio: derechos en riesgo”. Será en la sede de la Facultad de la Militancia, ubicada en Maipú 1152, a partir de las 9.
Ese encuentro, explicó en Radio Universidad, será para analizar el escenario pero también las posibles salidas del mismo y las acciones para ello. “Hay que salir del estupor” y de una parálisis que aparece en una mirada de superficie pero, resaltó, no es tal si se observan algunos acontecimientos como los dos paros generales, la marcha en defensa de la educación pública.