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Elecciones en México 2024: ¿Se avecina una nueva hegemonía política?

Por Isabella Nardi

Estudiante avanzada de la Licenciatura en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario e integrante del Centro de Estudios Comparados (CEC) de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales

Claudia Sheinbaum Pardo, candidata del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, fue elegida como su sucesora por el 59% de los votos y representa a la coalición “Sigamos Haciendo Historia” conformada por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México. La morenista tiene un perfil muy diferente a AMLO. Se destaca por su inteligencia como científica ya que es licenciada en Física, magíster en ingeniería energética y doctora en ingeniería ambiental. Su poco carisma, que parecía ser difícil de sortear en estas elecciones, no le impidió lograr imponerse en las urnas consiguiendo incluso más votos que AMLO en las elecciones de 2018. La segunda fuerza, la coalición Fuerza y Corazón por México, acumuló tan solo el 27% formada por partidos que fueron acérrimos enemigos en el pasado: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Su candidata, Bertha Xóchitl Gálvez Ruíz, panista, empresaria y desde 2018 senadora de la República, desempeñó una de las peores elecciones de su partido.

La alianza entre el PRI y el PAN prometía candidatos priistas para las gubernaturas y candidato/a panista a la presidencia. Sin embargo, esta fusión demostró ser contraproducente para sus votantes ya que perdieron su propia identidad como partidos y sólo los unía su férrea oposición a MORENA. Esto significó además que el PRI, por primera vez luego de casi 100 años desde su fundación, en 1929, no participó en las elecciones presidenciales con un candidato propio. El resquebrajamiento de la hegemonía del PRI comenzó con el proceso de democratización hacia los años 90 y principios de los 2000 y continúa profundizándose tanto como crece la hegemonía de MORENA. Un claro ejemplo es la victoria de la morenista Delfina Gómez Álvarez en el Estado de México pulverizando el poder del PRI luego de haber gobernado por casi 100 años. Por su parte, el PRD, partido de izquierda que se conformó como opositor al PRI y el PAN, terminó aliándose a ellos en las últimas elecciones. Recordemos que Andrés Manuel López Obrador fue fundador de ese partido junto a Cuauhtémoc Cárdenas y que luego rompió para construir el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).

La tercera fuerza, Movimiento Ciudadano, que participa por primera vez en una elección a presidente por fuera de cualquier alianza fue encabezada por Jorge Álvarez Máynez y cosechó el 10%. El joven diputado federal logró posicionar al movimiento naranja como una fuerza política nacional emergente y sostuvo el estado de Jalisco, que junto a Nuevo León son los bastiones del mencionado Movimiento. Sin embargo, el partido naranja perdió dos diputaciones y cinco senadurías federales.

Con los resultados conocidos, la Cámara de Diputados quedaría conformada por 243 bancas de MORENA, 48 del PT, 74 del Partido Verde, 34 del PRI, 72 del PAN, 2 del PRD, 26 del Movimiento Ciudadano y una independiente. El Senado de la República, en tanto, estaría formado por 60 bancas ocupadas por MORENA, 8 por el PT, 14 por el Partido Verde, 17 por el PRI, 22 por el PAN, 2 por el PRD y 5 por Movimiento Ciudadano. Por otro lado, el escenario político electoral revela que MORENA gobernará un total de 23 estados de los 32 del país, el PAN sólo en 4, el PRI en 2, Movimiento Ciudadano 2 y el Partido Verde Ecologista en 1. Estas elecciones también dejan un claro aumento de poder del movimiento de Andrés Manuel López Obrador que desde 2018 pasó de gobernar 4 estados a 24 luego de estos comicios, como también una reconfirmación por el pueblo mexicano de la continuidad de la Cuarta Transformación por parte de la presidenta electa, que a su vez es la candidata más votada en la historia de México. Como dijo AMLO en sus famosas conferencias de prensa matutinas denominadas “mañaneras del día lunes” después de la contienda electoral: ”Se demostró que el pueblo es agradecido”.

Sin dudas, las políticas de justicia y bienestar social en el sexenio en el cual AMLO condujo la presidencia del país impactó positivamente en la calidad de vida de los mexicanos y las mexicanas. Incluso en la actualidad México es la segunda economía más fuerte de Latinoamérica por detrás de Brasil, y la 12ª a nivel mundial incluso por encima de Corea del Sur, Australia y España. Como observamos anteriormente, la alianza “Sigamos Haciendo Historia” cuenta con mayoría calificada (dos tercios) en la Cámara de Diputados y la mayoría absoluta en el Senado de la República, lo cual representa un nuevo poder casi hegemónico para el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo permitiéndole incluso impulsar reformas constitucionales necesarias según Andrés Manuel López Obrador.

Sin dudas, esta elección marcó además que es momento de las mujeres en política. El rol de las mujeres marcó un cambio de rumbo en los liderazgos del país norteamericano reconocido muchas veces por su cultura machista. No sólo porque se eligió a la primera mujer en la historia como presidenta, sino que se suma a la nueva jefa de gobierno de CDMX, Clara Brugada, y a las gobernadoras electas Margarita González, en Morelos; Libia Denise, en Guanajuato; y Rocío Nahle, en Veracruz, que se suman a las gobernadoras del Estado de México, Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Coima, Guerrero, Quintana Roo y Tlaxcala.

Sin embargo, un desafío para la política mexicana será controlar la creciente ola de violencia desatada en el período de campaña transcurrido. Un total de 37 aspirantes o candidatos fueron asesinados durante la campaña y se realizaron más de 320 ataques contra políticos en el último año según el Laboratorio Electoral, la mitad de los hechos en los estados de Guerrero, Chiapas y Michoacán. Una deuda pendiente de la democracia mexicana será mejorar la seguridad de sus ciudadanos y aspirantes a candidatos, garantizando la libre participación y expresión en sus futuras elecciones para que no se vean perjudicadas por las presiones e intimidaciones de la narcopolítica y el crimen organizado.