Tenía 94 años y desde el 15 de abril de 1977, cuando desaparecieron a su hijo Gustavo en la estación de trenes bonaerense de Castelar, participó activamente en Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. En diálogo con La Marca de la Almohada, el escritor de su biografía, Pablo Melicchio, recordó su figura y sostuvo que sólo perdió dos batallas: “contra la muerte que siempre nos gana y el no saber dónde están los restos de su hijo”.
Nora Cortiñas, o Norita simplemente, fue una de las mujeres que dio pie al nacimiento de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora a partir de la desaparición de su hijo Gustavo, en abril de 1977. Tras una vida en la que supo unir historia y memoria con resistencia y lucha, además de ser semilla para la conciencia política de distintas generaciones con su activismo por los derechos humanos, el feminismo con la campaña por el aborto legal y su compromiso con la defensa de los trabajadores, falleció este jueves a los 94 años y puso un luto en todos aquellos que la conocieron. Su legado continuará en la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia, y todas las batallas por los derechos humanos por librar.
Nora Morales de Cortiñas había nacido el 22 de marzo de 1930 y fue una incansable defensora y militante de los derechos humanos en Argentina, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo y posteriormente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Se desempeñó como psicóloga social y profesora en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Libre de Bruselas en 2000, la Universidad de Salta en 2004 y la Universidad de Buenos Aires en 2012.
Tal como ella relató, su vida cambió para siempre cuando el 15 de abril de 1977 su hijo Gustavo fue detenido, secuestrado y desaparecido en la estación de trenes de Castelar, en el conurbano bonaerense. En aquel momento el joven de 24 años era estudiante universitario y colaboraba con el padre Carlos Mugica en la Villa 31 del barrio porteño de Retiro. Desde ese momento Norita dejó de ser la costurera y ama de casa que era y se unió a las Madres de Plaza de Mayo para exigir por su aparición con vida. “La Memoria es la base de la lucha, es lo que da el ánimo de seguir, la búsqueda de la verdad y la justicia tiene que ser todos los días hasta lograr que se sepa sobre las víctimas y lo que ocurrió para poder llegar a la justicia”, expresó Nora Cortiñas en una entrevista.
En ese marco, el escritor y psicólogo Pablo Melicchio, quien escribió el libro “El lado Norita de la vida” como biografía de Cortiñas, dialogó con La Marca de la Almohada y, además de manifestar el sentimiento de dolor que embarga a quienes conocieron a la mujer y lo que pasa en Castelar, donde Nora vivió toda su vida y donde paradójicamente será velada en lo que se conoció como Mansión Seré, el centro clandestino de detención que operó durante la dictadura y donde posiblemente estuvo el hijo de Cortiñas tras ser secuestrado, lugar que hoy es un sitio de Memoria. En ese sentido, Melicchio contó que “cuando empezamos a escribir el libro ella misma me dijo con una sonrisa que quería un enfoque psicológico y que no solo se exprese la tristeza por la pérdida de Gustavo sino la posibilidad que tenía de seguir viviendo con alegría. Ella era muy positiva y así lo traté de contar”
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“Uno podría hacer un antes y un después del 77”, dijo Melicchio, y agregó: “Ella era un ama de casa con su marido en la línea del patriarcado, un hombre que no quería que la mujer saliera a trabajar. Entonces ella lo hacía como costurera desde su hogar y se dedicaba completamente a la maternidad. Pero a partir del 77 se empodera y pasa de ser Nora, la ama de casa, a ser Norita, la que empieza una lucha inclaudicable para que aparezca su hijo Gustavo primero y con el paso de los años pidiendo saber qué hicieron con el cuerpo de su hijo, dónde lo tiraron”.
“Ella ganó muchísimas batallas _agregó el autor_ porque fue una referente de los Derechos Humanos de la Argentina y en el mundo, pero sus dos batallas perdidas fueron contra la muerte que siempre nos gana y la de no haber sabido que fue de su hijo Gustavo, que nunca apareció”.
Nora siempre tuvo en claro algo: las Madres de Plaza de Mayo “no somos madres de un solo hijo, somos madres de todos los desaparecidos. Nuestro hijo biológico se transformó en 30.000 hijos. Y por ellos parimos una vida totalmente política y en la calle. Los seguimos acompañando, pero no de la misma manera como cuando estaban con nosotras: revalorizamos la maternidad desde un lugar público”. Es por eso que también se convirtió en embajadora en todas las luchas del mundo, allí donde la llamaban, siempre expresó la solidaridad con los que más sufren. Norita también se convirtió en una referente en la lucha por los derechos de las mujeres y las disidencias. En 2018 mostró su apoyo a la causa del aborto legal y fue oradora en la marcha de Ni una menos.
El 30 de abril de 1977, 15 días después de la desaparición de su hijo, participó de su primera ronda de Madres. Recordó en una entrevista que eran “muy poquitas y todas estábamos atravesadas por el miedo y la angustia. Mientras averiguábamos por el paradero de nuestros hijos nos íbamos encontrando con mujeres y hombres en la misma situación”. En 1980, comenzaron a usar el pañuelo blanco en la cabeza con el nombre y apellido del familiar desaparecido bordado y desde ese día no se lo quitó más.
Su lucha continuó firme hasta sus 94 años porque “los treinta mil desaparecidos van a descansar en paz si la lucha continúa, si sabemos toda la verdad de lo que pasó, si hay justicia con condena perpetua y efectiva para los genocidas en cárceles comunes, si no olvidamos”. Su hijo Carlos Gustavo Cortiñas permanece desaparecido desde el 15 de abril de 1977 a las 8.45, momento en el que fue secuestrado. Hasta el día de hoy sus restos no fueron encontrados ni se pudo obtener información alguna sobre su paso por algún centro clandestino de detención.
Luego de 40 años de lucha, Nora siguió peleando por nuevos desafíos en la defensa de los Derechos Humanos. “Nuestra causa ya no es sólo la búsqueda de nuestros familiares sino también la conquista por la liberación de las mujeres, el respeto a la libre determinación del cuerpo, a las minorías de opción sexual, religiosas y culturales. Es doloroso decir que el desprendimiento de la vida doméstica y privada y el salto a la vida pública se llevó a cabo porque tu hijo o hija está desaparecido. Pero ya no se vuelve atrás”, afirmó la Madre de Plaza de Mayo en una entrevista publicada por el portal Educación y Memoria.
La búsqueda de la verdad y la justicia la llevó a participar en numerosos congresos, seminarios y debates en los temas de derechos humanos, mujeres y de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de las Naciones Unidas (NU). Norita también se destacó en la cultura y educación y durante su trayectoria dictó cursos en universidades, colegios secundarios, centros de estudios y asociaciones de profesionales, organizaciones civiles, sindicales y vecinales. A lo largo de su vida Cortiñas recogió un sinnúmero de reconocimientos por esa lucha incansable:
- Doctora honoris causa por la Universidad Libre de Bruselas, Bélgica en el año 2000. También la Universidad de Salta le concedió el 2004 un doctorado honoris causa, por su trayectoria en defensa de los derechos económicos y sociales de la población argentina.
- En 2012, la Universidad de Buenos Aires la distinguió con el doctorado honoris causa, ocasión en la que dijo: “Es un abrazo, fuerte, fuerte, que lo comparto con mi familia y que le dedico a Gustavo a quien hoy le hice una ofrenda, al presentar un habeas corpus como muchos que presenté por años desde el primer día en que se lo llevaron (…) Quiero compartir esta distinción con las madres que fueron llevadas por la dictadura, desde la iglesia de la Santa Cruz a la EsMA; con todas las madres compañeras de lucha”.
- El viernes 18 de octubre de 2019 recibió el título “Doctora Honoris Causa” en la facultad de trabajo social de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) en la ciudad de Paraná.
- El 14 de diciembre de 2010 los trabajadores del IMPA homenajearon a Nora Cortiñas con la inauguración en su edificio de un teatro con su nombre, “por su incansable lucha en defensa de los Derechos Humanos y su solidaridad permanente con todas las luchas de nuestro pueblo”.
- El 25 de marzo de 2008, trabajadores del Indec y militantes políticos recordaron la labor de su hijo como encuestador y descubrieron una placa donada por los obreros de la exfábrica Zanon. Ese día le entregaron el legajo de su hijo, que aún se conservaba en el instituto.
- En 2012 se estrenó el documental “Norita, Nora Cortiñas” con dirección y guion de Miguel Mirra.
- En 2017 la editorial Sudestada editó, como parte de su colección Para chicos y chicas, el número 20 dedicado a la vida de Norita, con textos de Vanesa Jalil e ilustraciones de Julio Ibarra.
- También el cantautor uruguayo Alejandro Balbis le escribió una canción, titulada “Desayuno sin hablar”, que según explicó fue “producto de largas conversaciones con Nora Cortiñas”. En 2019 recibió el Premio Derechos Humanos, compartido con Victoire Ingabire Umuhoza.