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El movimiento estudiantil está a la altura del debate económico y del simbólico

La presidenta de la Federación Universitaria de Rosario (FUR), Flor del Alba Cruz Valdéz, destacó el grado de conciencia y la legitimidad conseguida en un escenario donde se lucha por el presupuesto pero también por la esencia de la universidad pública, el derecho a la educación superior de calidad

Camino a la marcha federal en Buenos Aires, la dirigenta estudiantil de Rosario marcó los ejes de la lucha puesta en escena este martes en todo el país por la comunidad universitaria en su conjunto y variados sectores sociales. No es solo lo económico sino lo simbólico, señaló en referencia a los recortes presupuestarios detrás de los cuales hay otra disputa: el desprestigio que desde el Gobierno se quiere instalar respecto de las universidades públicas.

Es fundamental que a 41 años de recuperada la democracia, dijo Cruz del Alba, sigan existiendo las universidades nacionales con sus valores tradicionales, porque son de excelencia, le cambian la vida a la gente, y son la garantía de que se puedan solucionar los problemas del país.

Rescatò la conciencia de la lucha por parte de estudiantes, incluso los que tienen una trayectoria aún corta en la universidad, que están en los primeros años de una carrera.

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Sobre la desinformación alrededor del conflicto, indicó que desde el oficialismo se pretenden instalar ejes como el ingreso de extranjeros a las casas de estudios o las auditorías de los fondos nacionales, pero en el fondo está el cuestionamiento de un sistema de educación superior que, admitió, se puede mejorar, pero no desvirtuar en su carácter democrático, su alto nivel académico y su compromiso social.

La presidenta de la FUR destacó que, en este escenario, hay un movimiento estudiantil, organizado en los centros de estudiantes y en las federaciones, que está a la altura de la defensa del derecho a la educación superior. Y que eso le otorga legitimidad en el seno de la sociedad.

Respecto de los ataques personales que recibió, dijo sentir vergüenza por las falsedades y el intento de redirigir hacia un escenario sucio, con impronta racista y xenófoba y en términos individuales, lo que es un debate político. Y, paradójicamente, interpretó, eso reafirma la necesidad de la universidad pública como reaseguro de una discusión argumentada. La coyuntura, y los descalificativos vertidos en redes sociales a través de campañas coordinadas, obliga, además, a representar a los migrantes que no tienen voz, que estudian en el país, que pagan sus impuestos, que son estigmatizados en contra de los que la propia Constitución Nacional establece.