El subsecretario de Intervención Federal del Ministerio de Seguridad de la Nación insistió en que la conjunción de fuerzas de seguridad federales y provinciales está dando buenos resultados e incluso es bien vista por la ciudadanía. También, en que se trata de un camino largo, pero aseguró que es el único para desactivar a las bandas
La articulación de fuerzas federales y provinciales da buenos resultados y tiene aceptación de la ciudadanía, indicó durante el programa Apuntes y Resumen el funcionario que es nexo entre Nación y Provincia en el área de Seguridad.
Angelini estimó que a partir de un trabajo coordinado de inteligencia criminal y penitenciaria muy fuerte se consiguió revertir “los beneficios que tenían los delincuentes adentro y fuera de la cárcel”, que generaban violencia y muerte en la ciudad. Y eso, completó, generó reacciones que van a seguir estando, que no se van a terminar de un día para el otro. Sus declaraciones fueron el día después de que, en la noche del lunes, se sucedieron cinco amenazas en su mayoría dirigidas al sistema público de pasajeros, lo que derivó en un paro del gremio de los choferes, UTA, que paralizó la ciudad.
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“Esto es una guerra, y el Estado tiene que ganarla”, sintetizó con esa figura la dinámica de la intervención estatal sobre el fenómeno de violencia asociada al narcotráfico.
El funcionario señaló que hay una decisión política, por parte de los Gobiernos de Santa Fe y Nación, y el resultado es que hay menos asesinatos en Rosario que en años anteriores. También, menos amenazas y extorsiones a comerciantes.
Respecto de los últimos hechos, Angelini interpretó que el objetivo de los autores es generar caos mediante ataque o amenazas, por ejemplo, dirigidas al sistema de transporte. Admitió que eso lo consiguieron en las últimas horas.
Sobre el futuro inmediato, indicó que las fuerzas federales se van a quedar en la ciudad hasta que la Provincia se pueda hacer cargo del problema.
Y volviendo sobre una solución que no será inmediata, argumentó que se trata de plazos más largos porque están la policía, la justicia y la política infiltradas por los negocios ilegales, un cuadro que le otorgó a las bandas un nivel de tranquilidad e impunidad que tardará en desarmarse.