Si bien el IPC resultó inferior al de enero y más todavía al histórico de diciembre, fue superior al de noviembre de 2023 y aún no impactan los incrementos de tarifas. Una clave para el futuro inmediato: qué decisión se tomará en la política monetaria
El Indec dio a conocer el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de febrero, que fue del 13,2%. Se trata del segundo dato de inflación de la gestión de Javier Milei, luego del 20,6% registrado en el mes de enero.
El dato marca la continuidad de la desaceleración de los aumentos de precios luego del pico del 25,5% registrado en diciembre de 2023, mes en el que la fuerte devaluación dispuesta por el Gobierno actual a días de asumir disparó el indicador. El índice oficial de aumentos de precios de febrero, con ser menor al precedente, es sin embargo del tercero más alto de los últimos 12 meses.
El programa La Marca de la Almohada consultó a la economista del CEPA (Centro de Economía Política) Aldana Denis para interpretar los datos estadísticos.
La especialista señaló que, con ser menor al dato anterior, el IPC del 13.2% “continúa por encima del valor de noviembre (12,8%)”, más allá de la celebración del gobierno. “Un numerazo” según se jactó en su apreciación el presidente.
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La economista del Cepa recordó que el rubro Comunicación, seguido por Transporte a causa de la eliminación de los subsidios y el fondo compensador para el interior, que derivó en 250% de aumento en trenes y colectivos en el Amba y lo mismo en las provincias, para compensar el retiro de la asistencia nacional y contemplar la suba de combustibles por la liberación de precios.
En los primeros puestos del desglose están también Vivienda, Agua y Electricidad producto de los aumentos de las tarifas.
Bienes y servicios varios, que no tiene gran peso en la fórmula del IPC, registró un incremento del 16.3%. Denis hizo hincapié, como dato preocupante, el ítem Salud, un poco por encima del general, debido a incrementos de un 29% en las cuotas de medicina prepaga y del 15% en medicamentos.
Lo que sigue
Al margen del optimismo oficial por la foto de febrero, la economista resaltò que, en adelante, será clave lo que suceda con el tipo de cambio. Se refirió como contexto a la decisión del Banco Central de este martes por la que se redujo la tasa de política monetaria y, a la vez, se eliminó para las entidades bancarias el piso de la tasa de interés para los plazos fijos. Una medida, dijo, destinada a mover los llamados dólares paralelos ante la próxima liquidación de las exportaciones de la cosecha gruesa y la necesidad de que esos dólares ingresen a las reservas del Banco Central.
Otra duda, señaló, es qué hará el Gobierno con el tipo de cambio, si sostiene la devaluación del 2% mensual o si va a una brusca depreciación del peso. Las consecuencias de la segunda alternativa son graves, teniendo en cuenta el antecedente de la devaluación de diciembre último, que junto a las desregulaciones de precios derivó en una inflación del 25%.
Por contraposición, marcó la integrante del CEPA, los salarios de los trabajadores estables aumentaron un 14.7% en enero contra una inflación del 20.6%. En consecuencia, en los primeros dos meses del Gobierno de Javier Milei acumulan una pérdida de casi 20 puntos. Es un desplome histórico en términos reales, describió.
Y lo mismo sucede con las jubilaciones, un impacto que se traduce en las cifras de las ventas minoristas, con una caída interanual del 25% en febrero.
Denis señaló que los resultados del ajuste ortodoxo ya se hacen notorios en los niveles de ventas, en la actividad económica y en el poder adquisitivo de las familias.
El escenario del mundo real, por primera, hizo mella en el relato oficial, y aunque camuflada, hubo una revisión de principios. El Gobierno tomó nota de la distancia creciente entre su descripción de la inflación como un fenómeno eclusivamente monetario y la realidad que lo interpela. Y así, el ministro de Economía, Luis Caputo, fue que convocó a los formadores de precios para que morigeren las remarcaciones. A lo que se sumó el anuncio de apertura de importaciones para ponerles, de acuerdo a la justificación oficial, un tope a los aumentos. Se trata de una variable que se cuela en el dogma libertario y contrasta con la aseveración de que el libre juego del mercado acomoda los precios por oferta y demanda.
Respecto a la iniciativa de habilitar importaciones sin trabas, Denis advirtió que no hay ninguna garantía de efectividad respecto del objetivo declamado. Porque nada asegura que los importadores no terminen adoptando un margen de rentabilidad alto que equipare los actuales precios para los consumidores.
