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Javier Milei y su visión particular de la historia

 

Por Mario Gluck

Profesor de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UNR) – Historiador

Entre el año 2002 y 2003, en un canal de cable ya inexistente, Alberto Benegas Lynch (h), el padre de Bertie, compartía un programa con la historiadora Carlota Jackisch. En ellos los académicos conductores se ocupaban en cada programa de delimitar que era liberalismo y que no, con una erudición notable. De esta manera oponían la supuestamente pura doctrina liberal a los autodenominados o llamados por otros como liberales.  Vale la pena reverlos porque en un contexto desfavorable a esas ideas planteaban un liberalismo económico extremo al estilo del que plantea Javier Milei.

El programa se llamaba “A Contracorriente”, aludiendo al título del libro del filósofo liberal Isaiah Berlin. Sus principales referentes eran Friedrich Von Hayek en el orden internacional y Juan Bautista Alberdi en el local. En un programa dedicado a este último[1] hacen gala de una erudición notable, con un fuerte anacronismo propio del militante que quiere buscar ideas “visionarias” o “anticipatorias” del presente en alguien que pensó para otra realidad como era la de la Argentina de 1850.

Javier Milei se declara discípulo de Benegas Lynch y seguidor de Alberdi. Claramente no tiene la erudición de su maestro y es muy probable que conozca a Alberdi por las enseñanzas de Benegas. Como político no tiene por qué tener esa erudición ni tampoco respetar las reglas del historiador de no cometer anacronismos y ser fiel a la verdad, simplemente reconstruye la historia para legitimar sus posiciones en el presente.

Alberdi, Sarmiento, Mitre y la llamada “Generación del 37” propusieron lo que Tulio Halperín Donghi llamó “Una Nación para el desierto argentino”. Es decir, proyectar una sociedad, un Estado, un mercado, donde todavía no había una comunidad política unificada. Si leemos Alberdi, nos vamos a encontrar con que propone libertades civiles, que incluyen las de expresión, reunión, asociación y fundamentalmente libertad de mercado. Al mismo tiempo planteaba una república posible, dirigida por una élite, sin soberanía popular plena, ya que consideraba que la mayoría de la población no estaba apta para la democracia o la república verdadera. Su proyecto se cerraba con el trasplante de población, traer inmigrantes de los países más avanzados de Europa, para que fueran los portadores vivos de la civilización.

Menos conocida es su propuesta historiográfica, esbozada en una biografía que hizo del empresario estadounidense Guillermo Wheelwright. Allí propone una historia que no se centre en los héroes políticos y militares, sino en los empresarios, aunque sean extranjeros. Los empresarios son hacedores de la paz y el progreso y un ejemplo de ello era precisamente Wheelwright, que hizo mucho más por la patria financiando ferrocarriles que muchos políticos y militares.

Leído así, anacrónica y parcialmente, Alberdi sería el visionario que propuso lo que en la actualidad Javier Milei y los mal llamados libertarios quieren imponer como programa. Quedaría afuera de los supuestos herederos de Alberdi otro punto crucial de su pensamiento como fue el federalismo. Una lectura más contextual, nos lleva a pensar que no es lo mismo ser partidario de la libertad económica absoluta en el siglo XIX, en un espacio poco integrado y con un mercado en formación que en el siglo XXI, con un estado consolidado, un país con identidad propia y con un territorio integrado.

Hay otras referencias históricas que nuestro actual presidente no se cansa de plantear que son directamente absurdas, por ejemplo, que fuimos potencia mundial a fines del siglo XIX. Ser potencia en esa época implicaba ser un país imperialista, como Inglaterra, Francia, Alemania y EEUU. Pero quizás la referencia más peligrosa que vocifera Javier Milei es la de que la decadencia argentina comenzó en 1916, el año que hubo las primeras elecciones limpias en nuestro país por virtud de la llamada Ley Sáenz Peña. Con esta referencia se adhiere a la genealogía de nuestros más reaccionarios conservadores que vieron en esa ley la irrupción de las masas en la política y el fin del elitismo oligárquico.


[1] https://youtu.be/mkDy9Xg0Ess?si=LsAUVJ0ujjIEpnGs