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Estudiante de Ingeniería de la UNR va a la NASA

Benjamín Cinto, estudiante de Ingeniería Mecánica, obtuvo el primer lugar de un concurso organizado por la agencia espacial del gobierno estadounidense

Un estudiante de la Universidad Nacional de Rosario fue el ganador de un concurso organizado por la NASA, por la creación de un innovador mecanismo para asegurar la unión de segmentos de estructuras espaciales, como lo son las antenas o telescopios, una vez que hayan alcanzado su órbita en el espacio exterior.

Su nombre es Benjamín Cinto, estudiante del último año de Ingeniería Mecánica en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura. Tiene 24 años y es oriundo de Gualeguaychú, Entre Ríos. 

Todo comenzó a partir de la propuesta realizada por la materia “Síntesis de Mecanismo y Maquina”, que desafío a los estudiantes a participar en este concurso como forma de trabajo práctico. Fue así que Benjamín  inventó lo que denominó como  “Llave egipcia”, un producto que cuenta con similitudes con el funcionamiento de las cerraduras que se utilizaban en el antiguo Egipto con un pasador con forma de cuña que, cuando avanza, hace caer pestillos y bloquea el sistema.

“Fue un verdadero desafío, participaron ingenieros y diseñadores de todas partes del mundo. La idea era poder ayudar a mejorar un nuevo sistema de despliegue de estructuras espaciales, como antenas o telescopios, que se envían al espacio cada placa de estos como si fuesen hexágonos, uno arriba del otro, y cuando llegan a órbita se separan con varillas y se retraen hasta unirse”, explicó Cinto, y agregó: “La complejidad estaba en hacer un mecanismo que al tocarse las placas los vincule permanentemente”.

Como previa, y para que los estudiantes tuvieran una idea de que se trataba este desafío de la NASA, los docentes les hicieron evaluar un trabajo anterior en vistas de que sepan con que se iban a encontrar. “Vimos cómo era la dinámica. Durante la carrera hemos modelado, realizado, y simulado otros mecanismos pero no con esta cantidad de requisitos. Nos pudimos adaptar muy bien, y probar las ideas a partir de distintos elementos”. 

El concurso fue lanzado para todo el mundo y tenía un objetivo muy claro: crear un dispositivo que bloquee de manera segura los segmentos de estructuras espaciales al contacto, para evitar que se activen en el lanzamiento. Además, debía lograr cumplir con una serie de  restricciones físicas, como el tamaño y la baja masa.

Se establecía que era necesario que el mecanismo se active sin depender de que sea activado manualmente desde la Tierra o desde una nave, soportar las condiciones de aceleración del lanzamiento y tener pesar como máximo un kilo, con la capacidad de hacer una fuerza específica para cumplir su función correctamente. “Los requisitos eran muy específicos, como así las limitaciones físicas. Por eso, pasé por la planificación de varios diseños, que luego los simulé para evaluarlos y ver cual era la mejor idea de todas esas”, contó y añadió: “Me enfoqué siempre en solucionar el problema dentro de lo que el concurso pedía, pero de la forma más simple posible porque tiene menos posibilidad de fallar y es más fabricable a gran escala. Si el mecanismo era muy complejo y preciso subía el margen de error y la idea era no darle posibilidades a eso”. 

El nombre de “Llave egipcia” fue en realidad una idea de su hermano, quién le indicó que el mecanismo que estaba desarrollando contaba con principios similares con las cerraduras utilizadas en el antiguo Egipto. “Cuando modelé el mecanismo se lo conté a mi hermano, que es unos años más chico que yo. En ese momento, me dijo que le hacía acordar a las cerraduras que se implementaron en Egipto, y cuando vimos como funcionaban, descubrí que efectivamente había un cierto grado de similitud. Me gustó mucho el nombre y lo bautizamos así”.   

No había antecedentes de que algún estudiante hubiera siquiera clasificado a las instancias finales de este tipo de concursos, mucho menos que lo hubiera ganado. “Cuando leías los requerimientos era algo desmotivante, por su complejidad. Pero asumí el desafío, como algo personal. Cuando me enteré que era el ganador, estaba en una sala médica a la espera de un chequeo general de rutina y no lo podía creer. Empecé a leer la devolución del jurado, que era muy positiva, y me empecé a sonreír sólo, me imagino la reacción del resto de las personas de la sala sin entender porqué estaba tan feliz. Le empecé a enviar los resultados a mi familia, mi novia, y mis amigos al instante porque seguía como en un sueño”.

El jurado estuvo compuesto por seis ingenieros miembros del proyecto Starbust y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de NASA. De esta manera, Cinto fue galardonado como ganador del “NASA Challenge: Positive Connections: A Mechanism to Connect on Contact”, por su innovadora propuesta.

“Mi próximo objetivo es terminar la carrera, me falta sólo el proyecto final. Y después de ahí ver qué oportunidades se presentan, siempre buscando la innovación y el generar algún tipo de impacto en la sociedad”, detalló. 

Un camino atravesado por la educación pública

Benjamín valoró su recorrido por la educación pública y resaltó que fue fundamental para poder desarrollar sus conocimientos. “La educación pública durante toda mi vida me ha dado las herramientas para poder competir, especialmente ahora que pude hacerlo con personas consagradas en la ingeniería a nivel internacional”.

Cinto resaltó que la Universidad fue clave en su desarrollo académico y que transitar sus pasillos le ha abierto la posibilidad de crecer en todo sentido. “Creo que la Universidad Pública es un espacio que permite igualar oportunidades. Yo vengo de Gualeguaychú, llegué a Rosario porque mis hermanos más grandes ya estudiaban en la UNR, y sabía que era el lugar para desarrollar mi carrera”. 

Benjamín es parte de una numerosa familia, la cual tiene una larga tradición en la educación pública. “Somos seis hermanos, todos realizaron estudios de nivel superior. Cinco vinimos a la Universidad Nacional de Rosario a hacerlos. Mi hermano más grande estudió Antropología, otro de mis hermanos Ingeniería Industrial, el que le sigue Ingeniería Electrónica, y mi hermano más chico está cursando la Licenciatura en Tecnologías Aplicadas al Arte Sonoro”.