El economista y ex director del Banco Central Claudio Lozano analizó la estructura del próximo gobierno, la apuesta del libertario a un modelo que, como él mismo reconoció, generará más estancamiento, desempleo y pobreza, y la previsible alta conflictividad apenas se evidencien, incluso entre quienes lo apoyaron en las urnas, las consecuencias de sus primeras medidas: recortes del presupuesto, obra pública, devaluación, desregulación de precios
Las más recientes designaciones del elenco gubernamental que oficializó el presidente electo Javier Milei refuerzan la idea de un gobierno de la denostada “casta” y, en particular, de la menemista y macrista.
Por ejemplo, a la presidencia del Banco Nación irá Santiago Bausili, socio del futuro ministro de Economía Luis Toto Caputo en la consultora Anker. Además, convenientemente desprocesado un día antes del anuncio en una causa por negociaciones incompatibles con la función pública mientras se desempeñó al frente de la Secretaría de Finanzas del gobierno de Mauricio Macri. Es que el ex funcionario del Deutsche Bank estuvo de los dos lados del mostrador.
Lozano, al principio de la charla con Apuntes y Resumen, lo marcó para desplegar las características que a priori se tornan evidentes de la gestión libertaria. “Es lo que suele hacer la gente de Caputo, estar a un lado y el otro del mostrador en el proceso de endeudamiento. Ambos están ligados al Deutsche Bank y al GP Morgan”, refirió el también referente del partido Unidad Popular (UP).
“En el proceso de endeudamiento que se abrió con Macri en 2016, que estuvo comandado por Caputo y Bausili, surgieron claras evidencias de que se les otorgaba la capacidad de colocación de deuda con comisiones muy significativas a los bancos de los que ellos habían sido funcionarios hasta poco antes. Incluso Bausili mantenía acciones del Deutsch Bank con el que realizaba las operaciones de deuda en detrimento de la Argentina”, repasó Lozano. Son, abundó, los “afectos a la timba financiera como lógica económica central, que tuvieron un papel relevante en el sobreendeudamiento que todavía se está pagando”.
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Lozano admitió las dudas sobre la efectiva impementación de las medidas más disruptivas con las que Milei alimentó su campaña, como la dolarización o la “detonación” del Banco Central, rechazadas desde su mismo entorno. Al menos, en lo inmediato. Sin embargo, el ex director del Nación auguró tiempos más que complicados.
El aviso del propio libertario sobre los “dos años de estanflación” con que arrancará el mandato, dijo Lozano, es la ratificación de que se va a repetir lo vivido hace 50 años y entre 2015 y 2023: una econocmía estancada. “Si se toma la evolución del producto bruto desde 1974, el promedio de crecimiento es de apenas 0,5% anual per cápita en el marco de políticas de apertura, desregulación, privatizaciones y endeudamiento, que son las que primaron en la reorientación que vivió la Argentina desde un modelo industrial enfocado en el mercado interno hacia uno reprimarizado orientado a las exportaciones con un componente relevante de acumulación financiera y endeudamiento”.
Son las políticas neoliberales que Milei promete potenciar en términos de ajuste y una devaluación –calculó Lozano– del orden del 70 o el 100% de entrada. Pretende, siguió, reeditarlas con la consecuencia que ya blanqueó: estanflación. Es más, con mayor radicalización que las anteriores, porque la decisión de reducir el défiti fiscal en 5% del PBI en su primer año, más el impacto en precios e ingresos de la devaluación, el tarifazo esperable y la desregulación de precios fundamentales como los de los combustibles generará al menos tasas de inflación cercanas al 20% mensual y un cuadro recesivo con desempleo.
¿Entiende por qué y para qué lo votaron?
Lozano puso sobre la mesa la “confusión” del libertario respecto de por qué cree que llegó a ser presidente. Para el líder de UP, Milei no es consciente de que en base al hartazgo de amplios sectores de la población tras dos coaliciones políticas de signo distinto –Juntos por el Cambio y Frente de Todos-Unión por la Patria– pero similares en cuanto no pudieron resolver el problema del deterioro de las condiciones de vida de los argentinos.
Lozano señaló que el futuro presidente actúa creyendo que fue electo para profundizar esas condiciones y políticas, lo que calificó como “una mirada limitada” que no entiende la volatilidad del caudal electoral que consiguió. No logró, completó, una mayoría política consolidada. Incluso, el 54% que obtuvo en segunda vuelta, dada la características de ese modelo justificado en la idea de dar gobernabilidad, es una mayoría artificial en su magnitud.
Por los efectos de las medidas que piensa tomar, anticipó Lozano, es legítimo estimar una alta conflictividad y resistencia que obligarán a ratificar el rumbo. Lo que no está nada claro es en qué medida. “El 2024 no va a ser tranquilo”, resumió.
En tren de abundar sobre las razones de esos pronósticos, Lozano indicó que si bien Milei canalizó el voto bronca, sus políticas irán contra sus propios electores. Entre ellos, los trabajadores informales, que explican casi la mitad del empleo en el país.
Ante ese panorama, el ex director del Nación expresó confianza en las barreras institucionales, como el Congreso, gobernadores e intendentes, y en el despliegue de las organizaciones de la sociedad civil, entre ellas los sindicatos. Si se activan, señaló, no podrá hacer lo que propone. El voto propio, no la mayoría artificial que construyen los balotajes, no es alto. Tampoco consiguió posiciones en el reparto jurisdiccional ni en las Cámaras legislativas.
De todos modos, la reacción será posterior a las primeras consecuencias de las medidas, y en ese sentido Lozano juzgó que lo que se viene es peor que las anteriores experiencias neoliberales. Por la magnitud del ajuste, muy superior incluso a lo que exige el Fondo Monetario Internacional, la quita de subsidios a los servicios y bienes estratégicos y los aumentos consiguientes en agua, energía eléctrica, gas y transportes. A ello se suma la anunciada reducción drástica de la obra pública, que complicará a las provincias al igual que la eliminación o recorte sustancial de las transferencias discrecionales a las jurisdicciones subnacionales. “Habrá ruido en torno a las fórmulas de actualización previsional y el mecanismo de las paritarias, sobre todo en los trabajadores del sector público”, sumó al cuadro.