Los molinos no cumplen el acuerdo con el Gobierno por la harina subsidiada, y los sectores concentrados que producen la materia prima para los industriales del sector aplicaron durante todo el año fuertes subas. Desde Rosario aclaran que dependen del poder adquisitivo interno
Los molinos harineros están incumpliendo con la entrega de la harina subsidiada establecida en el acuerdo con el Gobierno y los panaderos, se quejó Diego Rubio, integrante de la Asociación de Industriales Panaderos y Afines de Rosario.
En diálogo con el programa Apuntes y Resumen, Rubio especificó que después de la segunda vuelta electoral los molinos sólo les proveyeron los pedidos que estaba pendientes, pero no les tomaron nuevos. Y a la harina fuera del subsidio, en el mismo lapso, le aplicaron una suba del 15%.
Eso en cuanto a los insumos para el pan. Pero para los otros productos, siguió el referente de la industria panadera, los aumentos en grasa y margarina rondan la última semana el 20%, los de queso, manteca y derivados de leche, un 30%. Los dulces se incrementaron entre un 10 y un 15%.
Lo que sobresalió, sin embargo, es el alza en el azúcar, que pasó de costar a fin del año pasado 7 mil pesos a los 35 mil actuales. El último incremento fue del 15%, pero como último eslabón de una serie de subas constantes desde marzo último. En otras palabras, un exorbitante aumento del 500% en un año. Para completar el panorama, Rubio indicó que los dulces, en el mismo período, subieron un 300%.
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El industrial panadero explicó que los mayores incrementos se dan, justamente, en las materias primas que muestran una producción altamente concentrada. Es el caso del azúcar. Rubio señaló que los mayores proveedores son Ledesma (de la familia Blaquier) y Arcor. “Tienen el 60% del mercado y fijan los precios”, expuso.
Según datos del Centro Azucarero Argentino, en 2021 las tres empresas que más procesaron azúcar fueron el Grupo Los Balcanes (de Jorge Alberto Rocchia), Ledesma y Grupo Luque (de Emilio Luque).
Los restantes insumos, completó Rubio, también se movieron fuerte. Levadura y aditivos, por caso, aunque su incidencia en el costo total del pan y confitería es menor. En ambos casos, los aumentos durante el año alcanzaron alrededor del 300%. Los aditivos, que son importados, lo hicieron incluso cuando el dólar oficial se mantuvo casi estable.
Un factor de preocupación de los empresarios panaderos es la cotización del dólar, en medio de la incertidumbre sobre las declaraciones de referentes del futuro Gobierno. Recordó que cuando en 2015 el entonces ministro de Hacienda Prat Gay puso fin al cepo (luego repuesto en la misma gestión macrista) y unificó los tipos de cambio con lo cual la divisa estadounidense pasó de 9 a 16 pesos, “al otro día las bolsas de harina estaban aumentadas un 70%”. Fue en la época en que el funcionario, además, juzgaba un despropósito que la facturación mensual por el gas “valiera lo mismo que una pizza”. Y llegaron aumentos en los servicios de hasta el mil por ciento.
Con los anuncios de unificación de las diferentes cotizaciones ahora de nuevo en la agenda, hay “miedo”, admitió el referente de los panaderos.
Y lo mismo ocurre con las declaraciones respecto de la caída de los subsidios a los servicios públicos. Es un factor relevante para el sector, destacó Rubio, porque las panaderías son usuarias intensivas de energía eléctrica y gas. “Y sus clientes cobran en pesos”.
“No se puede tener la bolsa de harina al precio de Europa, el gas igual, y vender un kilo de pan al precio de Roma“, graficó el industrial panadero. Para seguir en el negocio, sus góndolas deben sintonizar con el poder adquisitivo de los argentinos. “Va a pasar lo mismo que cuando cerraron 60 panaderías en Rosario”, advirtió sobre las consecuencias de las medidas esbozadas. Igual, no quiso anticipar escenarios concretos dadas las marchas y contramarchas de las declaraciones.
El sector panadero, resumió, necesitan un mercado interno fuerte. Los antecedentes de los llamados recortes fiscales, que ahora regresan con fuerza, indican que con esa línea de gestión a ellos les va mal.