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La reivindicación del terrorismo de Estado avanza para cambiar los consensos democráticos

La candidata a vicepresidenta de LLA, Victoria Villarruel, evitó aceptar que su espacio promueve el indulto a los genocidas juzgados y presentó como víctima a un ex militar  condenado a tres cadenas perpetuas por delitos de lesa humanidad: Juan Daniel Amelong

Cuando todos los límites parecían alcanzados, la noche de este miércoles durante el debate que mantuvo con el jefe de Gabinete y postulante de Unión por la Patria a la vicepresidencia de la Nación, Agustín Rossi, su contincante de La Libertad Avanza (LLA) respondió a la pregunta del peronista con la provocadora mención de Juan Daniel Amelong, ex teniente coronel del Ejército que acumula tres condenas por delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo que funcionó en Rosario durante la última dictadura cívico militar.

Amelong formó parte de los grupos de tareas que dependían del Destacamento 121 de Inteligencia del Ejército. Fue condenado a tres cadenas perpetuas, tiene otra sentencia por 10 años y una quinta por la sustracción de los mellizos Gullino. Además, se encuentra procesado por la desaparición del militante peronista Miguel Membrive.

Apuntes y Resumen dialogó con Santiago Garat, periodista, escritor e integrante de HIJOS Rosariocuyo padre, el abogado Eduardo Garat, militante de la JP, fue secuestrado en abril de 1978 y murió en medio de las torturas.

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Un dolor en el estómago. El cuerpo responde cuando no hay palabras para describir la provocación de Villarruel, y eso es lo que dijo que sintió Garat al escucharla en el debate de los vicepresidentes. “Por el nivel de violencia en lo discursivo y el tono de voz”, intentó definir lo indefinible.

Garat admitió que en la sociedad subsistieron los discursos de apología del terrorismo de Estado, pero eran manifestaciones aisladas y no pasaban de enojosas charlas en un bar o un comercio tras el consenso democrático alcanzado trabajosamente durante el retorno de la democracia en 1983. Los que trazaron la peligrosa raya fueron referentes políticos como el ex presidente Mauricio Macri con su “curro de los derechos humanos” y ahora su socia en el balotaje Villarruel con la transmutación en víctima de un genocida. Así, reinsertaron en la agenda política las reivindicaciones de los horrores cometidos y, con ello, habilitaron la circulación sin reparos de la teoría de los dos demonios y la justificación de la represión y la tortura a opositores.

Para Garat, la elección del represor a reivindicar por parte de la candidata de La Libertad Avanza es perversa. Un ex militar juzgado por màs de 15 jueces en diferentes causas y en base a enorme volumen de documentos, archivos y testimonios.

Otro de los peligrosos límites cruzados por Villarruel, siguió el periodista, es esgrimnir el supuesto no juzgamiento de otras violencias, como las de las organizaciones armadas de los 70. Obliga, cuando ya se consideraba aceptado, a marcar nuevamente las abrumadoras diferencias entre los delitos cometidos desde la suma del poder estatal y los particulares, para los cuales el Estado tiene herramientas jurídicas y punitivas inscriptas en la legalidad como el derecho a legítima defensa, la privación de libertad en dependencias oficiales y conocidas, los mecanismos de contraste de pruebas, la investigación, el juzgamiento y si corresponde las condenas.

“Eso no fue lo que pasó en la dictadura”, recordó Garat: secuestros en la noche por parte de personal no identificado y encapuchado, en autos civiles, con irrupciones violentas a los domicilios y, además, el robo de pertenencias y propiedades de las víctimas, a las que se trasladó a centros clandestinos de detención donde eran sometidas a condiciones infrahumanas y torturas para después hacer desaparecer los cuerpos, o arrojar a los secuestrados vivos al mar desde un avión. Y el robo sistemático de bebés.

Otra muestra de cinismo extremo, continuó Garat, es cuestionar la cifra de desaparecidos, que es un símbolo, precisamente, de la desaparición de los cuerpos y la imposibilidad de contar las víctimas, de saber qué hicieron con ellas. “Ellos saben dónde están y no lo dicen. Y se están muriendo sin decirlo”. Ni la dignidad de indicar dónde dejaron los cuerpos ni dònde están los nietos a los que aún falta recuperar en su identidad.

Detrás de esas declaraciones, continuó, hay un relato reivindicatorio del terrorismo de Estado para reintentar, por vía democrática, imponer el modelo de país que quiso instalar la dictadura de la mano de la destrucción de todos los vínculos sociales y la violación sistemática de los derechos humanos.

Garat enfatizó que el escenario inquietante que se abrió no se circunscribe a los dirigentes. “Hay que escuchar, aprender para entender por qué se llegó hasta acá, por qué un discurso que hasta hace unos años era piantavotos, y aunque se lo adscribiera no se podía exteriorizar, hoy por el contrario los suma”. Por lo que, más allá del resultado del balotaje, incluso si del mismo surge como próximo presidente Sergio Massa, hay que trabajar y militar para desbloquear un horizonte peligroso ya instalado, sobre todo en materia de derechos humanos.