Sorpresivas propuestas proselitistas en torno a sistemas estatales que destacan al país en el mundo obligaron a dar debate y repensar lo que parecía un valor instalado, aún con sus fallas. Especialistas de la UNR hablaron sobre el particular escenario a pocos días de la segunda vuelta presidencial
El programa Apuntes y Resumen invitó a los estudios de Radio Universidad a la psicoanalista Milena Marro, el médico psiquistra Ricardo Nidd y el infectólogo Damián Lerman, quienes asumieron las posiciones de la universidad pública respecto de la salud como un derecho, una concepción que fuerzas políticas en puga por el recambio presidencial pusieron en entredicho contra toda una tradicion nacional.
El desconcierto ante un escenario discursivo impensado, y las potenciales consecuencias reales según el resultado de los comicios del 19 de noviembre próximo, fueron uno de los ejes de las intervenciones de los invitados.
Aún así, para Ricardo Nidd en ese paisaje sobreviven algunas certezas. Que hay dos modelos en pugna y que el propuesto por la derecha política –representada ahora por el pacto entre un sector del PRO y La Libertad Avanza– sólo cierra con autoritarismo. Sobre la otra coalición que sorteó la primera vuelta, Unión por la Patria, Nidd señaló que se puede inferir una sintonía con ciertos valores defendidos desde la universidad pública: entender a la educación y a la salud como un derecho.
Porque, desde la entente PRO-LLA, siguió el médico psiquiatra, se las considera un bien transable en el mercado, lo que quedó simbolizado en la propuesta radicalizada de los vouchers.
Nidd no renegó de “la grieta” como metáfora, pero destacó que responde, desde su mirada, a la disputa de conceptos y de valores que se expresaron en la contienda electoral. O, en otros términos, al concepto de lucha de clases. ¿Por qué se llegó a poner en crisis tradiciones históricas en esas áreas? Para él, sectores del poder económico consiguieron en cierta medida, a través de los grandes aparatos mediáticos y sobre la base de los defectos de los sistemas públicos, instalar en una porción nada desdeñable del electorado la idea de su inutilidad en términos absolutos y generales.
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Milena Marro, en cambio, consideró que se está en una etapa de incremento de la angustia compartida, de incertidumbre y de sorpresa permanentes. Y ello, interpretó, porque se naturalizó la autorización para decir cualquier cosa, con lo que aseveraciones extremas que en otro momento hubieran llamado mucho la atención hoy son parte del paisaje discursivo.
Decir, sin más, que las personas pueden vender sus órganos o que se puede prescindir de la paternidad, ejemplificó la psicoanalista, ya no desencadena ninguna sanción social. Pese a la descripción, Marro señaló que personalmente mantiene las esperanzas ante los actuales momentos de temor y de angustia. Lo fundó en que así y todo se generó un fenómeno inédito ante la escalada de proclamas radicalizadas. Por ejemplo, siguió, el de la sorpresa de encontrar coincidencias con algunos referentes políticos que se paran en otros espacios de pensamiento. Porque los límites discursivos con los que se tensó el debate electoral, explicó, obligó a muchos a tomar una posición pública que de otro modo hubieran obviado.
Damián Lerman también expuso una “esperanza personal” con la vista puesta en la segunda vuelta electoral. Una confianza en las decisiones de la sociedad, dijo. Apuntó que, si el próximo gobierno nacional lo integra un equipo que entiende a la salud y educación como derechos, se pueden habilitar nuevos debates. Porque es necesario darlos frente a los nuevos cambios. Como ejemplo, mencionó que en la provincia de Santa Fe se observa en los últimos años un entrelazamiento entre el sistema público y el privado que debe ser tenido en cuenta.