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La Isla de los Inventos cumple 20 años escuchando deseos

El sábaro 11 y domingo 12 de noviembre, en Corrientes y el río Paraná, habrá festejos. El andén se transformará en una cocina donde con miles de magdalenas se armará una gran torta de cumpleaños, más un ritual de velitas y deseos

 

Como proyecto urbano pedagógico, abrió sus puertas en la primavera de 2003 como parte del llamado Tríptico de la Infancia junto a la Granja de la Infancia y el Jardín de los Niños. Un lugar para investigar, explorar y aprender a través de dispositivos lúdicos e invenciones novedosas que invitan a poner el cuerpo en juego y el pensamiento en acción, fusionando ciencias, arte y tecnología a través de lenguajes, diseños, medios y formatos. Un punto de encuentro para chicos y grandes.

Fue a partir de un proyecto arquitectónico que recuperó la antigua ex estación de trenes Rosario Central, especialmente acondicionada con la reconstrucción de andenes, galpones, boleterías y otras dependencias para dar el marco a un centro de experimentación docente, aulas, oficinas, puentes y cerramientos.

El programa Apuntes y Resumen invitó a la directora de la Isla de los Inventos, Andrea Garboza, y a su vicedirectora, Araí Calcagni, para repasar lo que se logró y lo que se busca.

Garboza recordó que el dispositivo nació siendo parte de un plan estratégico y definido como una política pública integral en la que la infancia es pensada como una suerte de faro que permite pensar espacios en los que se pone en juego la ciudadanía toda, con lugares de encuentro y convivencia. Donde, siguió, los chicos no son destinatarios sino protagonistas. Un espacio para escucharlos, para que “su modo de ser y estar en el mundo” permita pensar lugares donde todos puedan estar.

Arrancó, agregó, como una respuesta e interpelación al individualismo, la falta de representación política, como una pregunta sobre el lugar del ciudadano entre sus pares desde lo público. Un espacio, destacó, que hace falta multiplicar.

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La propuesta es dar cabida a la multiplicidad del lenguaje, acotó Calcagni. “En estos 20 años nos propusimos pensar deseos” y, de hecho, lo que se pensó para el cumpleaños fue indagar sobre tres deseos, individuales o colectivos, para ponerlos en común el fin de semana. Una característica, contó sobre la preparación del festejo: los adultos se volcaron por anhelos más genéricos o abstractos, y los niños por más concretos.

La idea, a veces contrariada por la realidad, fue que el niño no reproduzca lo que dice el adulto. “Pero hay cosas que se escapan”, señalaron las responsables de la Isla. Y se nota, por ejemplo, en esta coyuntura electoral.

Lo que se proponen es “siempre pensar hacia dónde” continuar, porque –enfatizaron– como toda política pública, lo que se intenta es la transformación social. Coincidieron en que hay que profundizar el trabajo más integralmente. Y en su lugar e historia: “La infancia no se puede pensar sin el barrio, la familia, el club, el adulto que la rodea”, recalcaron. “No se pueden pensar espacios para ellos, sino con ellos y para todos”, completaron con el señalamiento de una urgencia: repensar la situación. Y continuar, más en este momento, con la defensa de los espacios públicos, porque “para algunos, es lo único”.