El integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense Juan Nóbile explicó cómo trabajan para ponerle nombre a los huesos que hallan en tumbas NN del cementerio La Piedad, y que la semana pasada logró restituir el destino de dos jóvenes secuestrados en la última dictadura
Hace días el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) informó que logró identificar los restos de dos jóvenes hallados en 2011 en una tumba NN del cementerio La Piedad. Una fue la estudiante de Medicina de la UNR y militante estudiantil Mónica Cristina Woelflin, desaparecida en 1977 durante la última dictadura cuando tenía 25 años. El otro fue Santiago Luis Werle, también estudiante de Medicina y militante de Montoneros desaparecido en 1976 a los 22 años.
El integrante del EAFF y docente de la UNR Juan Nóbile dialogó con La Marca de la Almohada sobre cómo se produjo el hallazgo, y las tareas de investigación que lo hicieron posible. “En el año 2010 se empiezan a realizar trabajos en el cementerio La Piedad. Primero se hizo todo un relevamiento de ingresos a las tumbas NN, y luego en 2011 comenzó la excavación y exhumación. Se excavaron cerca de 300 tumbas y se exhumaron más de 150 cuerpos y conjuntos óseos”, explicó.
Entre las complejidades de la tarea, el experto indicó que varias habían sido reutilizadas y los restos originales habían pasado a osario: “Es un proceso bastante más complejo que si tuviésemos la totalidad de los restos de un individuo”, aclaró. Otra de las complicaciones es que no contaban con todas las muestras de referencia de familiares para hacer cotejos genéticos: “Todo eso derivó en que estos restos sean identificados más de 10 años después”, dijo.
Respecto de ese proceso de identificación, relató que el banco de datos genéticos se viene elaborando desde el año 2008, a partir de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas. “Se viene haciendo todo una recopilación de muestras de familiares, obviamente que es opcional de cada uno que quiera saber qué pasó con su allegado desaparecido”, señaló.
Previamente a ese análisis, se practica sobre los restos “un estudio bioantropológico, de antropología física, tradicional, en el que desde los restos esqueletales determinamos si corresponden a un hombre o una mujer, estimamos la estatura, la edad, las características generales, y lo vinculamos con la información que nos deja el familiar sobre su familiar desaparecido”, detalló Nóbile.
“Identificar lo definimos como relacionar datos de las identidades que no tienen cuerpo, con los cuerpos que no tienen identidad. Estas identidades sin cuerpo provienen de los datos de todas las entrevistas que hacemos a las familiares, y de la toma de muestra hemática para el banco genético del EAAF”, subrayó.
El último paso, explicó el antropólogo, es el genético: “Comparamos ADN que extraemos de los restos socios con el ADN que nos dejan los familiares. Si eso da positivo, estamos ante una identificación, se le comunica al familiar y se hace la restitución correspondiente”, cerró.