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Historia y geopolítica que explican la última escalada del conflicto israelí-palestino

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Los ataques de Israel a la franja de Gaza dejaron, según el recuento de víctimas de este jueves, 1.400 fallecidos, más de 400 de ellos niños, mientras que en el lado israelí la cifra de fallecidos asciende a 1.300 tras la escalada bélica iniciada con la violenta incursión del movimiento de resistencia islámica Hamás del sábado previo.

Rubén Paredes, profesor de Economía Internacional y del Seminario Religión Política y Economía en las Relaciones Internacionales del Medio Oriente y Norte de Africa, de la UNR, dialogó con el programa Apuntes y Resumen sobre la historia y el contexto que permiten interpretar los últimos acontecimientos.

Medio Oriente recobró su lugar en la agenda internacional, porque en los últimos años otros conflictos y circunstancias hicieron que pasara a un segundo plano. Por ejemplo, la pandemia y la guerra en Ucrania”, aclaró Paredes, también director del Instituto Rosario de Estudios del Mundo Árabe e Islámico (Iremai) para despejar la idea de una acción fuera del radar de lo posible. Los conflictos en el Medio Oriente y Norte de África nunca estuvieron aplacados porque sus razones persisten, reforzó la idea.

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Paredes señaló, en ese sentido, que el conflicto entre palestinos e israelíes se reactivó tras otros tantos episodios bélicos: la última operación militar, en noviembre de 2021 y a 50 años y un día de la denominada Cuarta Guerra, de Yom Kippur o del Ramadan según la denominación de los diferentes actores, entre la coalición de países árabes liderada por Egipto y Siria e Israel, que se desarrolló entre el 6 y el 25 de octubre de 1973. Hay antecedentes.

Una de las preguntas tras la incursión de Hamás del sábado es sobre la escasa resistencia que encontraron los milicianos por parte de las fuerzas israelíes. Fue, recordó Paredes, una operación combinada por aire, tierra y mar en un día sagrado para la liturgia judía, y además festivo. Tomó por sopresa a los servicios de inteligencia, como el Mossad, y sobre todo, señaló el especialista, desbordó las estructuras del Ejército. En parte, porque muchos soldados estaban cumpliendo con el Sabbat, pero también por la estrategia del actual gobierno de Tel Aviv, “hegemonizado por sectores ultraortodoxos y nacionalistas”: con su política de protección de los colonos asentados en el otro territorio palestino ocupado, Cisjordania, no tuvo disponibles 22 batallones que estaban allí y no en el límite con Gaza.

Un libro para entender

Bombardeo en Gaza City el 7 de octubre. Foto: Mohammed Salem/Reuters.

Paredes remitió al libro Cicatrices de guerra, heridas de paz, de Shlomo Ben-Ami, diplomático, historiador, ex embajador y ex ministro de Seguridad Pública y de Asuntos Exteriores israelí durante el gobierno de Ehud-Barak.

En ese texto, señaló el docente de la UNR, se repasa lo que es un conflicto de larga data. Desde 1948, a partir de lo cual no se puede resolver y atravesó por distintas etapas. Como el proceso de paz lanzado en 1993, que fracasó. En el siglo XXI, siguió, los procesos violentos marcaron el conflicto, como la Intifada del 2000, el bloqueo de la Franja de Gaza, las operaciones militares de 2008 “Operación invierno caliente”, 2012 (“Pilar Defensivo”), 2014 (“Margen protector”) y 2021 (“Operación de los muros”). Y se fue acomodando a las condiciones no sólo regionales sino globales de las hegemonías y luchas por el poder a escala mundial y las alianzas cambiantes de uno y otro actor.

“Hubo una política de encapsulamiento del conflicto por parte de Israel, es decir, abordarlo como una cuestión doméstica para blindar la participación de otros actores en su resolución. Esto, con la ocupación de Cisjordania y el bloqueo de Gaza, bajo la justificación de la seguridad de su territorio, argumento que tiene legitimidad”, abundó en el contexto Paredes.

La más reciente escalada, explicó, también reconoce como entorno una “geopolítica en movimiento“. Es que, recordó, estalla justo cuando se produce un acercamiento muy estrecho entre Arabia Saudita e Israel, con la intermediación de Estados Unidos. Y ello, como una forma de eclipsar el acuerdo firmado por Arabia Saudita y la República Islámica de Irán con China. Es decir, una competencia entre las dos potencias globales que impacta en el teatro de operaciones de Medio Oriente.

A nivel regional, incluso, hay países con intereses contradictorios. Paredes mencionó a Qatar, epicentro de la opinión pública internacional por el Muncial de Fútbol, que salió a respaldar el reciente ataque de Hamas. Esa monarquía absoluta, ex protectorado británico, le brinda apoyo económico a Hamas, lo que le permitió la reconstrucción de la infraestructura de los territorios palestinos destruida por las incesantes confrontaciones armadas. “Qatar tiene una política exterior oscilante en función de sus intereses. Hoy, contra Arabia Saudita“, señaló el especialista para reforzar la complejidad del panorama. Lo mismo ocurre, agregó, con Turquía, que comparte la ideología de la Hermandad Musulmana.

De funcional a enemigo

Paredes enfatizó que Hamás es un movimiento de resistencia que invocando el derecho internacional público lleva adelante ataques terroristas, pero que, desde su fundación a finales de la década de los 80 fue funcional a Israel, que lo operó para contrarrestar la influencia de Yaser Arafat y la OLP (Organización de Liberación Palestina). Pero cambiaron las condiciones y Hamas se opuso al proceso de paz iniciado en 1993 (Acuerdos de Oslo), y en 2006 se convirtió democráticamente en gobierno de la Autoridad Nacional Palestina, lo que produjo la reacción de las naciones occidentales e Israel.

Los palestinos también tienen sus conflictos internos. Hamás, por un lado, como brazo armado y gobierno en la Franja de Gaza, y Al Fatah, fundada en 1958​ en Kuwait por Yasser Arafat, que desplazado de Gaza gobierna con el presidente Mahmoud Abbas en Cisjordania, el otro territorio palestino desmembrado por los asentamientos de colonos israelíes.

El mapa

Los cambios en los territorios es otra fuente para interpretar el conflicto. Desde la creación del Estado de Israel en la Palestina histórica, donde Naciones Unidas estableció que debían convivir dos estados. Es que con la constitución del Estado de Israel, en 1948, Gaza y Cisjordania perdieron continuidad geográfica. Y la política israelí de colonización de Cisjordania, desde 1967, también disolvió la contiguedad territorial de esa parte para transformarla “en una gran queso suizo cartográfico”. Así, enfatizó Paredes, es imposible que funcione un Estado palestino, con esas discontinuidades.