El programa Apuntes y Resumen invitó al estudio de Radio Universidad a la politóloga y directora del Observatorio Político Electoral de la UNR, Lourdes Lodi, y al periodista Mariano D’Arrigo para dar cuenta de un hecho histórico: la oposición, en la heterogénea alianza Unidos, se quedó con el Ejecutivo y la mayoría en ambas cámaras de la Legislatura
Lourdes Lodi, que lidera el Observatorio responsable de monitorear desde 2005 los procesos electorales en la provincia, calificó las generales de este domingo 10 de septiembre como tranquilas, desarrolladas con normalidad y sin sobresaltos relevantes. Con la información de los observadores presentes en unos 80 locales de votación de toda la provincia, en 35 de los cuales hubo una tarea de jornada completa y en los restantes de manera itinerante, destacó la rapidez del escrutinio provisorio. Además, en una lectura más de largo plazo, consideró que el sistema de boleta única en papel ya está legitimado por la ciudadanía.
Ya en el análisis de los resultados, Mariano D’Arrigo evaluó que podría ser la antesala de un “cambio de época” en la provincia más que una muda de color político. Consideró que en ese sentido, se “abre la puerta a una nueva hegemonía“. Citó el ejemplo de Mendoza, donde la discusión de la continuidad en la gestión se da en el interior del espacio no peronista. El periodista aclaró que depende en gran medida del gobernador electo Maximiliano Pullaro que se inicie aquí también un período largo de permanencia en el poder. En particular, de su capacidad para contener un alianza heterogénea, de 15 partidos, en un escenario donde la administración de la Casa Gris, dijo, tendrá que rivalidarse día a día con la ciudadanía.
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Sobre la dificultad de atender las ambiciones de todos los sectores, en particular a los de mayor peso dentro de Unidos, ejemplificó con la lista de ingresantes a la Cámara baja: de las 28 bancas obtenidas por la mayoría automática que habilita la ley electoral, 14 son socialistas y entre ellos, 9 pertenecen al sector de la cabeza de nómina, Clara García, y seis al del ex gobernador Antonio Bonfatti. Allí, como en otros espacios, será necesaria una aceitada muñeca negociadora para no herir sensibilidades ni obturar pretensiones, menos al inicio del período.
Lodi acotó que una coalición electoral no siempre es sinónimo de una de gobierno sin rispideces. Más, si el armado de Unidos fue una táctica para vencer al peronismo sin un acuerdo programático y de reparto previos, que ahora Pullaro tendrá que tejer. De acá a marzo, sigió la politóloga, “hay tela para cortar”, sobre todo en la definición de la presidencia de la Cámara baja.
Los errores propios
En medio de la charla, una comunicación con el presidente del PJ santafesino, Ricardo Olivera, estuvo centrada en la autocrítica del peronismo por la contundente derrota. El dirigente admitió, aunque sin hacer nombres de responsables, que “no hubo el acompañamiento necesario en la campaña” de los candidatos Marcelo Lewandowski y Silvina Frana, a quienes elogió por su voluntad de remontar un escenario más que adverso dejado por las PASO.
La necesidad de un mayor volumen de protagonismo político de todos los sectores del peronismo, evaluó Olivera, estaba fundada en los tiempos que el PJ tardó en armar un esquema electoral que, hasta último momento, ni siquiera tenía candidato. En ese lapso, y desde antes, Pullaro aprovechó para instalarse en toda la provincia. Las culpas, rescató el presidente del partido, no recaen en la militancia, sí en la dirigencia. Mencionó el grave error de campañas separadas por categorías, sobre todo la centrada en Diputados.
En contexto histórico, el veterano referente comparó con la “estrategia colectiva” que permitió el triunfo del actual gobernador Omar Perotti en 2019. Eso, a lo largo de la gestión, completó, se fue desgranando hasta transformar el espacio en un aglomerado “comarcal” en el que cada dirigente o espacio cuidó su cuota parcial de poder.
Olivera interpretó que la del rafaelino no fue una mala gestión en el balance general, pero reconoció que no alcanzó “a enamorar a los santafesinos”, y eso por falta de proyección a futuro, porque no basta con batallar sobre los derechos adquiridos como el boleto gratuito, sino que hay que ofrecer un horizonte mejor con apoyo en lo hecho. Además, a tono con un análisis generalizado, los mensajes y las propuestas de campaña estuvieron “dirigidas a una sociedad del siglo XX” que ya no existe como tal.
En Rosario, ¿un nuevo liderazgo?
Para D’Arrigo, el referente de Ciudad Futura Juan Monteverde quedó como el principal referente opositor de Rosario tras una elección en la que no le alcanzaron los números para torcer la reelcción de Pablo Javkin en el Palacio de los Leones pero lo posicionaron con un gran caudal de votos, sobre todo, en las seccionales fuera de los bulevares. La estrategia de construir el acuerdo con el peronismo que le permitió ganar la interna con Roberto Sukerman fue el acierto que le permitió llegar a ese lugar, explicó el periodista político.
La posibilidad de liderazgo de Monteverde en el arco opositor a Unidos está facilitada, siguió D’Arrigo, porque el peronismo no tiene en lo inmediato ninguno. Tras los resultados de las PASO y las generales, quedaron mal parados todos.
Lodi coincidió en que la alianza de Ciudad Futura y varios sectores peronistas le sirvió a la fuerza más joven. Las urnas sepultaron por el momento las ambiciones de Perotti, Lewandowski y Sukerman. Ninguno, resumió, logró capitalizar los cuatro años de gestión provincial. D’Arrigo, con todo, dejó la puerta abierta a los renacimientos, si es que el candidato a gobernador derrotado, que tendrá cuatro años como senador nacional para construir, decide volver a Rosario como base territorial. O si hace lo propio el actual Ministro de Transporte de la Nación, Diego Giuliano.