• Tiempo de lectura:6 minutos de lectura

Es urgente reponer los temas de género en la agenda electoral

La doctora en Economía y escritora Mercedes D’Alessandro, ex directora de Economía, igualdad y género en el Ministerio de Economía de la Nación, visitó el estudio de Radio Universidad para analizar los desafíos del campo nacional y popular en las actuales campañas proselitistas

Nacida en Posadas, Misiones, D’Alessandro es autora del libro Economía Feminista: como construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour) y fundadora del medio digital y ONG Economía Femini(s)ta, que produce y difunde información económica con perspectiva de género. El miércoles 30 de agosto participó en Rosario de la actividad Feminismos y disidencias sin miedo junto a la concejala Caren Tepp y la diputada provincial Lucila De Ponti en Distrito Siete, y se acercó a Radio Universidad para una charla con el programa Apuntes y Resumen.

D’Alessandro destacó que dos debates ausentes en la campaña electoral fueron hasta ahora el de los temas ambientales y los de género. Lo remitió, por un lado, al corrimiento hacia la derecha de la agenda proselitista, y de la política en general, que impuso sobre todo el espacio libertario encabezado por el candidato presidencial Javier Milei y, con menos eficacia, su par de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich. Una simplificación gráfica de esa situación, dijo, es la puesta en escena del economista ultraortodoxo en la que despega de un pizarrón los papeles con nombres de ministerios: la cartera de Ambiente y la de Igualdad, Género y Diversidad como nùmeros cantados del desarme del Estado planteado por el postulante.

Lo que preocupa, completó D’Alessandro, es que Unión por la Patria no haya podido reinstalarlos como ejes de disputa simbólica y material contra la descalificación discursiva por “ideológicos, de maquillaje o adoctrinamiento”. Sobre todo, abundó, si se considera al movimiento feminista como uno de los más importantes durante al menos la última década. Y además transversal a las posiciones políticas, las edades y las geografías del país.

 

La nota completa se puede escuchar acá ↓

La economista consideró que es un déficit de relevancia por parte del progresismo si se tiene en cuenta que hubo avances en la conquista de derechos como la paridad de género en las listas, la ley de ILE (Interrupción legal del embarazo), la implementación de la ESI (Educación sexual integral), los cupos laborales travesti-trans y la creación de un Ministerio o la dirección que encabezó dentro de la cartera económica. “Pese a esos logros, las mujeres no son protagonistras (de la campaña), ni como emisoras ni como receptoras de los mensajes”, recalcó.

Todo ello, incluso cuando la economía fue el eje vertebrador que logró instalar Milei: es que, recordó D’Alessandro, desde el punto de vista económico las mujeres son las más perjudicadas en crisis como la actual y como consecuencia de las propuestas de “austeridad” fiscal o recortes en las inversiones públicas que anuncian los/las candidatos/as presidenciales de la derecha del espectro polìtico. Marcó otra contradicción, en este caso regional o global: los progresismos de España, Colombia, Brasil y Chile, aún en contextos mundiales colonizados simbólicamente por el conservadurismo, los refuerzan. Ese desplazamiento de la escena discursiva en la Argentina, interpretó, es “de arriba”, de las dirigencias, y contrasta con la vitalidad que se sostioene desde las bases de militancia y organizaciones sociales.

 

El Estado y el trabajo

La economista y escritoria resaltó que otro universo simbólico en el que la derecha consiguió dominar las discusiones es el referido al Estado como fuente de casi todos los males. De nuevo, contra la historia reciente de protagonismo de lo público, en particular, durante la pandemia de covid-19: estuvo con los ingresos familiares de emergencia, el mecanismo de ATP con los que financió la mitad del salario de millones de trabajadores o la mayor campaña de vacunación en la historia del país.

Esa presencia activa para responder a las necesidades sociales, juzgó D’Alessandro, se diluyó en la segunda parte de la actual gestiòn nacional. Aún así, consideró que el balance es favorable, porque Argentina fue uno de los tres países de latinoamérica en que con mayor fuerza se recuperaron los puestos laborales tras la crisis sanitaria. Lo que se desatendió fue la profundización de desigualdades que, en el país y el mundo, dejó la hecatombe del virus. En ese sentido, marcó la menor velocidad de reinserción social y laboral de las mujeres en especial, pero también de los jóvenes. Y lecturas erróneas de la matriz del mundo del trabajo, marcado por un 50% de informalidad y la consecuente ausencia de derechos. Esa realidad, siguió, debe ser interpretada no para convalidarla sino para incorporarla al discurso con propuestas superadoras. En eso, concedió, la derecha logró sintonizar, sobre todo, con el enojo de quienes, aún teniendo una ocupación remunerada, no consiguen llegar dignamente a fin de mes.

El mismo déficit de interpretación, añadió D’Alessandro, se tradujo en recientes medidas como el otorgamiento del bono para morigerar las consecuencias de la brusca devaluación del 22% decidida tras las PASO que aceleran una inflación sin freno: la suma fija sólo contempla a los asalariados, y si bien hay otros refuerzos en asistencia social, no contempla el amplio universo de cuentapropistas, trabajadores de plataformas digitales, informales y temporales.