El histórico dirigente del radicalismo abordó en Apuntes y Resumen la actual situación política. Dijo que la elección dejó un triple empate “dramático” y que el último ejemplo virtuoso fue el acuerdo entre partidos que permitió salir de la crisis de 2001 y salvar el sistema democrático
Histórico dirigente radical, titular de la Federación Universitaria Argentina (FUA), vicepresidente del Comité Nacional de la UCR y ministro del Interior durante el mandato de Fernando De la Rúa, Federico Storani analizó en Apuntes y Resumen el presente de la política nacional. Aseguró que Javier Milei representa un “abismo” para la democracia y marcó desacuerdos ideológicos con Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Storani dejó abierta la posibilidad de debatir tras las elecciones el futuro de su partido dentro de Juntos por el Cambio y marcó como un camino a seguir el Gobierno de coalición que permitió superar la crisis de 2001. “Ésa fue la última experiencia virtuosa positiva, ese es el camino”, opinó.
Además, se refirió a detalles de la serie televisiva que aborda la última gran crisis argentina –que lo tiene retratado como uno de los protagonistas– y la caída de De la Rúa, a quien rescató como un dirigente “formado intelectualmente”, pero “desbordado” y entregado erróneamente a los dictados económicos de Domingo Cavallo.
Storani habló de un “contexto extremadamente complejo”, por las dramáticas variables sociales y económicas. Sin embargo, dijo ser optimista ante la posibilidad por los alimentos de calidad que demanda el mundo y que Argentina produce, pero además por las reservas de gas y de litio que posee el país. En ese contexto, opinó que el problema “es político, no económico”.
“Creo que nuestro peor problema hoy es político. No es económico, que es coyuntural. Este tripe empate es dramático. Y Milei es un peligro, es un riesgo, es un salto al vacío. Significaría un fenomenal retroceso que nos alejaría de una solución política verdadera”, planteó el dirigente radical.
Frente a la compleja situación actual recordó el ejemplo de lo sucedido en 2001, cuando a partir de un paraguas propiciado por la iglesia se constituyó un gobierno de coalición.
“Aquella salida de la crisis significó salir de la trampa de la convertibilidad que dejó armada Domingo Cavallo, del mismo modo que el período que fue encabezado de (Jorge) Remes Lenicov desarmó esa trampa y después vino un período de crecimiento con (Roberto) Lavagna. Ese fue un gobierno de coalición que fue gestado por dos liderazgos importantísimos: el de Raúl Alfonsín y el de Eduardo Duhalde. Si ésa fue la última experiencia virtuosa positiva, ése es el camino. No profundizando las diferencias, sino buscando ensanchar las bases de sustentación política teniendo en cuenta que la crisis es extremadamente larga y profunda y que se requiere de una base de sustentación amplia para poder enfrentarla con posibilidad de éxito”, aseguró.
El dirigente radical marcó diferencias con Macri, quien dijo pretende asumir un liderazgo que su sector dentro del radicalismo no le reconoce. Además, le criticó los “guiños indisimulados” hacia la figura de Milei. “Creo que hay una línea de acercamiento entre Macri y Milei que representa un peligro”, criticó. Sobre el dirigente libertario marcó los retrocesos que suponen sus políticas en materia ambiental, educativa y de salud a los que calificó como “disparatados”.
Tampoco evitó marcar sus diferencias con Bullrich, la candidata presidencial de la coalición que su partido integra. Puso como ejemplo el rechazo de la presidenta del PRO frente al ingreso de Argentina en el BRICS: “¿Cuál es el disparate prejuicioso desde el punto de vista ideológico de no querer pertenecer al Brics? Podríamos tener una relación comercial mucho mejor para nuestro desarrollo y un financiamiento alternativo de la dictadura del dólar. Uno no entiende estos razonamientos por prejuicios ideológicos que son francamente anacrónicos”.
Storani admitió errores de los partidos tradicionales que permitieron la irrupción de propuestas como las que encarna Milei, a la que definió como “un salto al vacío”. Marcó “la ejemplaridad en la conducta” y la incapacidad para responder a las demandas de la población como “el nudo que ha tomado este personaje para denunciar la casta, pero trayendo todo lo peor de todo ese desperdicio que supuestamente quiere convertir en lo mejor”.
Por último, abordó detalles del Gobierno de De la Rúa, revisitados a partir del lanzamiento de la serie “Diciembre 2001”. Recordó que renunció al ministerio del Interior al conocer los ajustes que proponía Ricardo López Murphy y que afectaban a la educación pública, medidas que a su entender no podrían aplicarse “sin violencia, sin represión”, algo que dijo iba en contra de sus principios.
Storani rescató a De la Rúa como “un hombre muy formado intelectualmente” al que “se lo subestima, se lo menosprecia, se lo caricaturiza, pero que tuvo una trayectoria académica impecable y que fue un buen jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.
“Pero me da la impresión que siguió una inercia en su gobierno. No se animaba a avanzar en salir de la convertibilidad por el costo que ello podría tener. Eso le fue generando un corset que cada vez lo aprisionó más. Y luego tengo toda la sensación que él estuvo desbordado. Lo veía varias veces por día y lo veía un tanto desbordado y eso está reflejado en la serie. Y luego se aferraron a eso de que ‘el que armó la bomba viene a desarmarla’, una cosa bastante infantil. Las condiciones económico-sociales habían cambiado de tal manera que eso no era tan factible y tenía un costo. A eso se apostó ciegamente y fue un grave error histórico”, concluyó.