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Daniel Santoro, honoris causa: arte, militancia y humanismo

El pintor recibió la máxima distinción por parte de la Universidad Nacional de Rosario. En La Marca de la Almohada habló de su adhesión, política y artística, al justicialismo. “La búsqueda de la felicidad del ser humano está siempre en torno al barrio del peronismo”

La Universidad Nacional de Rosario entregó el título de doctor Honoris Causa al artista Daniel Santoro por su contribución a las manifestaciones de la cultura nacional mediante la difusión de políticas públicas en materia de educación, salud, trabajo y vivienda. Se trata de la máxima distinción universitaria. Entre sus numerosos trabajos, Santoro publicó libros que reúnen sus dibujos y bocetos. El último fue Manuel del Niño Peronista, publicado en 2022. Tuvo a su cargo la restauración del mural que corona el Salón Felipe Vallese de la sede de la Confederación General del Trabajo (CGT). La obra de Miguel Petrone había sido vandalizada en 1976 por los militares y en 1989 Saúl Ubaldini había ordenado que se le devolviera su aspecto original.

Santoro visitó los estudios de Radio Universidad y en la Marca de la Almohada, habló sobre su relación con el arte de Rosario, con la obra de Antonio Berni y se definió como militante antes que artista. “Empecé a militar a los trece o catorce años”, recordó.

“El arte siempre estuvo cruzada por la militancia política. No me gusta hablar en términos de izquierda o derecha porque se cayeron esos paradigmas. Pero el arte siempre sufrió alguna censura desde la derecha. Hoy en día está la amenaza de algún tipo de censura. El arte siempre reclama toda la libertad y ese reclamo tiene que ver con los medios para hacer arte. Si no hay ministerio de Cultura o se dañan los sistemas por los cuales se financian, que por otra parte es muy poca plata, se corta la libertad. Si estamos librados a la posibilidad de cada uno, el que tiene plata podrá ser artista. Eso sería una catástrofe. El arte se dañaría muchísimo porque en general no suele prosperar en esos lugares donde hay mucho dinero”, evaluó.

“La militancia y el arte convivieron siempre en mis intereses. El tema de que el peronismo podría tener una expansión hacia el arte, ser visto incluso como un objeto de producción artística, estamos hablando de finales de los 90, era una novedad. No parecía traducible al mundo del arte. Empecé a trabajar con eso, con el Manual del niño peronista. Ahí empezó a incorporarse un imaginario nuevo. Una producción icónica que no estaba en la base del arte político. El arte político en general tiene una filiación más vinculada con la izquierda, el Che Guevara, la figura de Eva Peron, son iconizables. Pero toda la producción icónica del peronismo no estaba. Era una novedad que prosperó y tuvo resonancias. Y siempre polémico, que me interesa mucho. Los lugares oscuros. No la celebración”, describió sobre el cruce entre el arte y su acercamiento temprano a la política.

“El peronismo nunca se sabe qué es bien. Por suerte es indefinible. Estaba Menem, era eso el peronismo. Para nosotros era una traición, pero en esa traición también había productividad icónica. Se toma lo que es y con ese se produce imaginario. Después devino en lo que se llamó el kirchnerismo. Menem también lo es: traidor, repudiable. Pero es peronismo. Esa imposibilidad de ponerle un borde al peronismo. Siempre hay una pasión por eso. Hay que vulnerar los bordes. Es un objeto raro y una creación política. Lo parangono con el tango, con el fútbol, con Maradona. Es una invención política indefinible, que prolifera, que vuelve desde lugares ignotos como un espejo. Hoy en día está vivo, más productivo que nunca. Tiene mucho para decirnos en este momento de peligro. La búsqueda de la felicidad del ser humano está siempre en torno al barrio del peronismo. Algunos lo ven desde la derecha, otros desde la izquierda”, definió Santoro sobre los alcances del peronismo.  

El artista marcó que el peronismo “está lleno de fantasmas formidables” que permiten definirlo de distintas maneras: desde “comunista” hasta aliado del Papa.

“Tenemos a un Papa que habla del descarte que por supuesto viene del núcleo duro del peronismo. El Papa es peronista en toda la línea. No desde el punto de vista político. Pero es peronista en el corazón, en esa cosa misericordiosa que está en el corazón del peronismo. Esa búsqueda de la felicidad en conjunto, que son letales para el capitalismo neoliberal, que está ahora como amenaza. Fijate que alguno de los líderes nuevos lo trata como demoníaco al papa”, evaluó.  

Respecto de su trabajo sobre los migrantes con un colectivo artístico llamado “Estrella del Oriente”, contó que participó en la realización de la película “Ballena, ballena”, que plantea solucionar el tema de las migraciones humanas a través de las leyes del mundo del arte.

“Todo lo que la institución artística diga que es arte, es arte. Entonces, todas las personas con ánimo migratorio pueden ser vistas como obras de arte en los países en los que quieran ingresar. Entonces todos los países del primer mundo adoptarían a los migrantes como obras de arte y podrían entrar, vulnerando los inconvenientes que tienen para pasar las fronteras. Todo esto está en la película. Todo es una impostura, finalmente, aunque pedimos una solución para uno de los grandes temas de la humanidad”, narró Santoro.

Sobre los momentos de la política actual dijo estar inquieto por “las intenciones que tienen algunos de los candidatos que pretenden hacer cosas muy preocupantes para el mundo de la cultura, pero también la educación, la sanidad. Nunca estaba en el horizonte esto. Que se explicitara de una manera tan clara y que tuviera la posibilidad real. Está todo muy raro. Mejor no afirmar nada”, concluyó.