La correísta Luisa González se impuso en primera vuelta sobre el neoliberal Daniel Noboa. En el país centroamericano ganó el progresista Bernardo Arévalo. Lo más fuerte: el pueblo ecuatoriano le dijo no a la explotación del petróleo y la minería
Las elecciones presidenciales en Ecuador y Guatemala dejaron un final abierto, la sorpresa de un dirigente progresista y una trascendente decisión vinculada con el medioambiente: en un plebiscito desarrollado junto a los comicios generales, el pueblo ecuatoriano dispuso que las reservas de petróleo en el amazónico Parque Nacional Yasuní no se exploten ni se extraigan.
En el caso del país sudamericano, la correísta Luisa González se impuso en primera vuelta con el 33,47 por ciento de los votos sobre el empresario neoliberal Daniel Noboa, quien obtuvo el 23,48 por ciento de los sufragios. El 16 de octubre próximo se definirá quién ocupa la presidencia hasta completar el mandato del banquero Guillermo Lasso.
En Guatemala se impuso un candidato que ocupaba un lejano lugar en las encuestas: Bernardo Arévalo corrió del poder a la derecha, que gobernó aquel país en los últimos doce años.
En La Marca de la Almohada, el escritor, profesor y periodista especializado en política internacional, Pablo Bilsky, analizó los escenarios que dejaron ambas elecciones.
“En Ecuador fue la primera vuelta. Es un buen resultado para el correísmo si consideramos que es una fuerza atacada, con noticias falsas, con judicialización, con causas inventadas, demonizada. El correísmo conserva el núcleo duro, pero para la segunda vuelta va a tener que reunir votos por encima de ese núcleo duro que siempre lo ha votado. Los otros candidatos, el que salió tercero con dieciséis por ciento, el cuarto con catorce, son la gran mayoría candidatos de derecha y no podemos saber si los votantes que votaron a los candidatos de derecha, van a votar al correísmo. Daniel Noboa, que salió segundo, fue toda una sorpresa. Las encuestas lo daban con un 5 por ciento”, explicó Bilsky.
El escritor y periodista destacó el alto nivel de participación, del 82 por ciento, y otro elemento de la jornada electoral: el plebiscito que prohibió la extracción de petróleo en un sector de la Amazonía y la explotación de la minería en Chocó Andino.
“Fue una victoria aplastante de la prohibición. Esta cuestión ambiental, plebiscitarla, ponerla en manos de la voluntad popular, sienta un precedente no sólo a nivel regional, sino a nivel mundial también. Recordemos que la lucha que está teniendo Lula para salvar el Amazonas. Esto es directamente no tocar. Dejar el petróleo que está en la Amazonía, donde está. No tocarlo, no explotarlo, no extraerlo. Y lo mismo con el Chocó. Esto tiene gran importancia en toda la región. Es un tema clave la cuestión de los recursos. En el caso de América del Sur el tema del litio. Por eso sienta un precedente importante”, destacó Bilsky.
El analista ponderó el nivel de participación del electorado “más allá del desastre que dejó Lasso”. A pesar de que en el pueblo se advierte “bronca y desánimo” por la situación social, económica, social, política y con la seguridad, “la democracia goza de buena salud en Ecuador”.
“Todo eso no impidió que la gente se expresara. Y ninguno de los candidatos que salieron ganando planteaba mano dura más brutal, como Jan Topi, que es como el Rambo, que trabajó de mercenario. Noboa es de derecha y no dudaría que va a aplicar la mano dura, pero no lo dice. Topic fue la gran decepción. En medio del medio por la inseguridad le podría haber ido mejor y no. Ninguno de los dos ganadores plantea tampoco desmantelar o achicar el Estado. Aun el neoliberal Noboa, empresario, multimillonario, habla de inversión social, de achicar la pobreza, de trabajar sobre educación y salud”, indicó el analista.
“Habiendo tantos motivos para no ir a votar, votándose un candidato que va a completar el mandato de Lasso hasta 2025, hubo una enorme concurrencia. Guatemala es todo lo contrario en este punto. La participación fue bajísima: 45 por ciento del padrón. Ni la mitad”, comparó.
“Aquí estamos hablando de la segunda vuelta en Guatemala. Ya hay presidente electo, Bernardo Arévalo, con el 58 por ciento, quien le ganó a la conservadora Sandra Torres, con el 37 por ciento. Esto es definitivo. Aquí sí hay hartazgo, una gran desconfianza por todas y todos los dirigentes políticos relacionados con la corrupción. Hay desánimo”, evaluó.
Bilsky explicó que “Arévalo gana porque es poco conocido” y “no tiene ningún expediente relacionado con la corrupción”, mientras que Torres, su principal rival, estuvo detenida por la financiación ilegal de su partido.
“Arévalo estaba muy abajo. Nadie lo consideraba una posibilidad. Veremos cómo puede conseguir gobernabilidad en un país que se ha tornado invulnerable, con un sesenta por ciento de pobreza. Es uno de los países más desiguales del mundo y está pasando por una profunda crisis de educación, de salud y de seguridad. Él ganó por el 60 por ciento, pero tiene muy poco margen de maniobra porque es como un marginal del sistema político. Fue una sorpresa absoluta. Tiene todos los poderes fácticos y la justicia en contra. Le va a costar mucho poder alcanzar cierto grado de gobernabilidad. Va a tener que pactar con alguna fuerza afín, aunque sea menor. Si no se le va a complicar mucho”, concluyó.