• Tiempo de lectura:5 minutos de lectura

Oficina de Protección a Migrantes en Rosario: Esperanza, oportunidades y derechos

La Oficina de Protección a Migrantes, coordinada por Tomás Mingardo, se erige como un faro de esperanza y apoyo para quienes migran a Rosario. Esta institución busca no solo brindar asistencia inmediata, sino también empoderar a los migrantes a través de la formación y el fomento del emprendimiento

En la ciudad de Rosario, una transformación repercute en la Oficina de Protección a Migrantes. Uno de sus coordinadores, Tomás Mingardo, dialogó con La Marca de la Almohada, donde comentó detalles de una situación que se produce día a día en el país y la ciudad no es ajena a dicho proceso. La población migrante que llega a estos lares, encuentra un apoyo, organización y formación por parte de una institución que se propone como objetivos empoderar a los nuevos visitantes, y dotarlos de derechos para hacer de esta tierra, su tierra.


“Somos una oficina que busca acompañar a personas en situaciones migratorias o refugiados, una problemática que afecta a muchas personas”, expresó Tomás Mingardo, coordinador de la Oficina de Protección a Migrantes en Rosario. La oficina, respaldada por una fundación con el auspicio de las Naciones Unidas, estableció su presencia en diversas ciudades argentinas, en Rosario, su labor adquirió un carácter especialmente vital.

En la última década, Rosario experimentó un constante flujo de personas migrantes, y entre ellos, los venezolanos representan alrededor del 90 por ciento. Este grupo llega a la ciudad tras travesías extenuantes, atravesando múltiples países y desafiando todo tipo de obstáculos para encontrar un nuevo hogar. “Familias que viajaron dos o tres semanas por tierra, atravesando Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia para ingresar por pasos irregulares en la zona de La Quiaca”, describió Mingardo.

La Oficina de Protección a Migrantes no solo brinda asistencia inmediata a los recién llegados, sino que también se compromete en un esfuerzo continuo por asegurar que tengan acceso a sus derechos fundamentales. “En el flujo venezolano nos encontramos con un problema puntual de la alta formación profesional que tienen estas personas”, admitió Mingardo. Muchos migrantes se enfrentan a la dificultad de validar sus títulos y documentos, lo que los coloca en situaciones de vulnerabilidad. La oficina trabaja entonces para resolver estas cuestiones y garantizar que estas habilidades sean aprovechadas en su nueva vida.

No se trata solo de proporcionar ayuda inmediata, sino también de empoderar a la población migrante para que pueda construir un futuro sostenible. “Procuramos la formación, apostamos a una economía circular, buscamos formarlos en los principios de la economía social, dando cursos de emprendedurismo”, detalló Mingardo. La oficina se esfuerza por brindar oportunidades de capacitación y aprendizaje que permitan a los migrantes establecer sus propios emprendimientos y evitar empleos precarios o informales.

En esta lucha por un futuro mejor, las mujeres migrantes desempeñan un papel fundamental. “Trabajamos en un programa de empoderamiento de las mujeres migrantes, que en su mayoría son la cabeza familiar”, señaló Mingardo. Este programa busca no solo fortalecer a las mujeres como individuos, sino también como líderes capaces de llevar adelante emprendimientos y cambiar sus realidades.

La Oficina de Protección a Migrantes está en el frente de batalla, derribando temores y prejuicios. “Muchas veces tienen miedo de declararse como irregulares”, aseveró Tomás Mingardo. Sin embargo, la oficina reconoce el derecho humano a migrar y se esfuerza por tratar a todos con dignidad y respeto.

La población migrante en Rosario está en constante crecimiento, y la oficina se convirtió en un faro de esperanza para aquellos que buscan un futuro mejor. “En Rosario hay más de 10 mil venezolanos”, señaló el coordinador. La ciudad también alberga a poblaciones bolivianas y paraguayas que han establecido raíces profundas en la comunidad.

Mingardo destacó un deseo común entre los venezolanos: el anhelo de pertenencia. “Hay un afán de permanencia, de hacer de esta tierra su hogar, y no un paso de tránsito”, reveló. A medida que la oficina trabaja para asegurar que los derechos y oportunidades sean una realidad para todos, demuestra que Rosario abraza nuevos habitantes.