La Tertulia de Viernes abordó, en la Semana Mundial de la Lactancia, el debate para amamantar y trabajar. Avances, deudas y la necesidad de que la familia, las instituciones y las leyes acompañen el proceso
Como parte de la Semana Mundial de la Lactancia, este año bajo el lema “Amamantar y trabajar: ¡hagamos que sea posible!”, visitaron la Tertulia de Viernes en Apuntes y Resumen Cintia Retamozo y María Petraccaro, del Colectivo de Mujeres en Tribu (CAMET); Florencia Lucero, Licenciada en Enfermería y jefa del Servicio de Neonatología del hospital Centenario; Patricia Dulcich, miembro de la Asociación Médica Rosario (AMR), y la trabajadora de AMR Julieta Hemmerling.
El debate sobre la lactancia, los cambios de paradigma, las políticas públicas, las leyes que permiten extender las licencias tras el nacimiento y el cuidado de niñas y niños, formaron parte de las dos horas del noticiero del mediodía.
“Desde nuestro lado, promover y alentar a la lactancia hasta los seis meses de vida del nonato, que es lo ideal. Pero si no se puede, no seamos fundamentalistas diciendo ‘sos mala madre o mal cuidador’. Desmitificar que las mujeres tenemos instinto materno y que nace el bebé y lo prendemos a la teta como si nada. La lactancia es una práctica y como tal enseñada por el que sabe y aprendida por quien la practica. Lo importante es este derecho que tiene la mujer de cuidar a ese niñe y de ese niñe de recibir cuidado y amor”, opinó Lucero.
Petraccaro recordó que el eje de esta semana de la lactancia es la relación con el trabajo y cómo se lleva a cabo en los términos que los propone la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Debería ser por lo menos hasta los dos años, que no es un mandato, pero sí tener los derechos garantizados para decidir si queremos o no hacerlo hasta ese momento”. La integrante de CAMET aseguró que “para criar una niñe se necesita una tribu entera” y “es necesario generar una red que sostenga a quienes desean amamantar”.
Lucero contó que en el hospital Centenario decidieron rehacer una bandera, retirándole al tema de la lactancia la palabra “materna”. “Pusimos semana mundial de la lactancia. Como personal de la salud entiendo que materna implica el acto de maternar, de cuidar, que puede ser realizado por cualquier cuidador. Tenemos que incluir maternidades, paternidades y mapaternidades. Tenemos que aggiornanos. Tomé un curso con la maternidad Sardá y una persona que vino a parir, según su documento, se llamaba Juan Carlos. Juan Carlos tenía un útero. Y era quien se iba a hacer cargo de la lactancia. Tenemos que ir desterrando algunos conceptos. Incluso desde el lenguaje para no dejar a nadie afuera”, contó Lucero.
Retamozo recordó su experiencia personal y la importancia de las redes de contención. “Una mamá que decida volver a trabajar requiere toda una red para sostener esa lactancia y esa decisión. En mi caso la red fue mi hermana, mi madre, mi compañero, que sostuvieron. Desde lo laboral ni hablar contar con un lactario. Pero también de compañeres que apoyan este acto y esta decisión. La red es fundamental”, advirtió el acompañamiento e involucramiento necesario en el que deben involucrarse todo un entorno, evitando dejar la responsabilidad de la crianza exclusivamente en las madres.
“Para criar un niñe se necesita una tribu entera”, subrayó Petraccaro. “La primera red es la familia, pero también las instituciones”, insistió.
“A toda la sociedad atañe el tema de la lactancia”, marcó Retamozo. “¿Quién se queda en casa cuando el niño se enferma? En 2019 AMR pone el lactario. Las compañeras pudieron utilizar ese espacio que antes no existía. Antes íbamos al baño, que no es el espacio ideal ni aunque esté limpio, y poníamos la leche en la heladera donde había alimentos. Y con respecto a la licencia la mutual le dio un mes más a las compañeras y a los varones. Habría que trabajar más para que muchas instituciones hagan lo mismo”, apuntó Dulcich.
Hemmerling recordó que en muchos lugares de trabajo no existe el lactario, incluso en ámbitos vinculados con la salud, fundamentales para que se sostenga la práctica. “En el trabajo me tenía que ir a sacar leche al baño o a la cocina. La persona que trabaja y amamanta no tiene un lugar limpio, acorde para realizarse la extracción y llevar esa leche a la casa. Hay mujeres que cumplen con el ideal de lactancia que recomienda la OMS de dar pecho exclusivo hasta los seis meses. Pero a veces trabajás seis, ocho, doce horas. ¿Y qué hacés con ese niñe que se queda en casa? Tenés que sacar la leche y otra persona se la tiene que dar, que eso también es lactancia. Las leyes tienen que fomentar y apoyar a quien decide adherirse a la lactancia y está trabajando. Hay cuestiones que tienen que cambiar, incluso en lo edilicio”, explicó Hammerling.
En cuanto al debate de las licencias antes y después del nacimiento, Petraccaro habló de los proyectos para extenderla a los miembros de la pareja gestante y marcó la importancia y los beneficios de la lactancia humana.
“Hay menos enfermedades para los que intervienen en el proceso. Menos gasto en el sistema de salud. Además, cuando estoy feliz produzco más y mejor. Pero todo eso, sin políticas públicas, no hay manera de sostenerlo. Lo fundamental es el cambio de paradigma”, concluyó.