La investigadora, especialista en Microbiología y Alimentos de la Universidad Nacional de Hurlingham Lina Merino estudia esta bebida probiótica para poder brindarle a la comunidad un alimento sano y nutritivo, además de derivados como el queso crema a base de leche de kéfir.
El kéfir es una bebida fermentada que se obtiene a partir de cultivos de bacterias y levaduras. Su origen se remonta a la antigua región del Cáucaso, y se ha consumido tradicionalmente en Europa del Este, Asia Central y algunas partes del Medio Oriente. En la actualidad la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR) se encuentra estudiando esta bebida para poder brindarle a la comunidad un alimento sano y nutritivo, además de otros derivados como el queso crema a base de leche de kéfir. La biotecnóloga Lina Merino, docente e investigadora de la UNAHUR habló con el programa ABC sobre este desarrollo.
El proceso de fermentación del kéfir se lleva a cabo al agregar los gránulos a la leche o agua, aunque cabe destacar que las bebidas no son lo mismo, si bien conservan sus beneficios. Estos gránulos, están compuestos por una combinación de microorganismos que son beneficiosos para la salud de la persona que los consume. “Es un alimento fermentado que se consume hace cuatro o cinco mil años. En nuestro país es más novedoso, llego a estas tierras a través de la migración. Y no se difundió tanto porque se consumía en las comunidades de las que el kéfir provenía”, explicó.
Durante la fermentación, los microorganismos presentes en los gránulos de kéfir transforman la leche en un probiótico, una bebida ligeramente ácida de sabor y con una textura similar al yogur líquido beneficiosa para la salud intestinal. Se ha sugerido que el consumo regular de kéfir puede tener efectos positivos en la digestión, el sistema inmunológico y la salud en general.
Los probióticos son microorganismos vivos, como bacterias o levaduras beneficiosas, que se consumen para mejorar la salud intestinal y fortalecer el sistema inmunológico. Estos microorganismos actúan colonizando el tracto digestivo y compitiendo con bacterias dañinas, ayudando a equilibrar la flora intestinal y promoviendo una digestión saludable. Además, se ha demostrado que los probióticos tienen efectos positivos en la función inmunológica, la absorción de nutrientes y la prevención de enfermedades relacionadas con el intestino.
“Fundamentalmente tienen un impacto positivo en el sistema inmunológico, y también sobre la digestión y absorción de los nutrientes provenientes de sus alimentos. Además, tiene la capacidad de aportar vitaminas del complejo B. Por lo que su consumo habitual tiene impacto positivo en la salud de la persona que lo consume regularmente desde muchas dimensiones, y ese es su interés”, detalló la investigadora.
Además de su versión de leche, los gránulos de kéfir también se pueden utilizar para fermentar otros líquidos, como agua con azúcar, produciendo una bebida conocida como kéfir de agua. Esta variante no láctea es especialmente popular entre las personas que son intolerantes a la lactosa o siguen una dieta vegana.