• Tiempo de lectura:6 minutos de lectura

Inferno: La comedia dramática de Rafael Spregelburd se presenta en Rosario

La obra del reconocido director, actor y dramaturgo se presenta el viernes 14 de julio en el Teatro Municipal La Comedia.

 

Inferno” es como se titula la obra escrita, dirigida y actuada por Rafael Spregelburd, la cual tras estrenarse en el Teatro Astros de Buenos Aires empieza su gira teniendo como primer punto la ciudad de Rosario. En escena lo acompañan Andrea Garrote, Violeta Urtizberea y Guido Losantos, junto con la música de  Nicolás Varchausky.

La fecha de la función es el próximo viernes 14 de julio a las 20:30 en el Teatro Municipal La Comedia. El director, actor y dramaturgo estuvo dialogando con Falso Vivo sobre el origen y las características de esta “obra monumental”, tal como la describió. Contó que desde su estreno la obra funciono bastante bien y por eso se atrevieron a desmontarla y comenzar una gira.

La conformación del grupo de trabajo tiene la particularidad de tener tan sólo cuatro actores en escena desplegando una gran variedad de personajes, sobre esto expresó: “Es típico de mi forma de escritura, ver con cuantos elementos podemos construir con una paleta reducida. En este caso somos 4 actores, y el músico en vivo, contando una historia muy enrevesada, una historia dentro de otra historia”.

La escritura del espectáculo fue comisionada por el Vorarlberger Landestheater Bregenz, de Austria. El pedido estaba enmarcado en la conmemoración de los 500 años de El Bosco. Esta tarea que se le asigno tuvo que ver con que ya venía trabajando hace bastante sobre la obra de este artista flamenco, con la realización previa de siete piezas teatrales basadas en los pecados capitales que aparecen en el cuadro “Tabla de los pecados capitales”. En esta oportunidad le pidieron trabajar sobre el inferno, que es la representación del infierno que aparece contenida en la obra de El Bosco del año 1500 titulada “Jardín de las delicias”.

Aunque la pintura elegida tiene 500 años de edad aseguró que tiene “una vigencia muy extraña”. Historizando sobre el momento de su creación, describió el contexto como un momento de crisis absoluta de todos los valores de la época del artista: “El medioevo donde el camino entre un hombre y otro hombre era dios, de pronto se descubre América y se encuentran unos hombres que no creen en ese dios pero que de todas formas no son animales, por lo tanto todo el sistema de valores se viene abajo. También viene la reforma protestante donde los Estados empiezan a pedir independencia del Papa de Roma y poder administrar las ganancias del culto de manera nacionalista, y toda una gran cantidad de cosas que hacen que El Bosco este obligado a pintar en el medio de una gran crisis”. Toda esta crisis desde la que pinta y representa, Spregelburd explicó que puede verla ligada a nuestra realidad actual, comparándola con la crisis de la modernidad.

 

 

En el texto de prensa que resume la obra expresa:

Luego de un viaje etílico y no del todo claro a Santiago de Chile, Felipe, un periodista de columnas de turismo, despierta muy confundido. Dos catequistas empecinadas lo sacan de la cama para traerle urgentes novedades: el Vaticano ha abolido el infierno. Ahora que el sitio específico de condena para las almas no existe más como lugar sino que pasa a ser sólo una palabra o una metáfora, resulta que el infierno está en todas partes: está en el lenguaje. La única forma de escapar de él es con siete llaves. Hay que aprender las siete virtudes que nos libran del infierno: fe, esperanza, caridad, templanza, justicia, prudencia, fortaleza.

Pero así como el infierno se organizaba en círculos, la virtud también: parece imposible ejercitar las siete virtudes a la vez porque son descentradas e incompatibles, están mal definidas y el daño llama inexorablemente al daño. Una fábula moral dentro de otra, que es a su vez el plagio de un escritor vanidoso que copió un argumento de un suplemento literario ocioso y amanerado basado en géneros playeros; ahora todos deberán pagar el simulacro: el beodo, el autor, su abogada, sus críticos, sus víctimas, sus personajes secundarios, sus ángeles y sus torturadores. Y nadie es tan estúpido como para hacerse aparecer en sus relatos con su nombre real.

 

Escucha la entrevista completa ↓↓↓