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Rebelión de mercenarios en Rusia: “Putin quedó debilitado”

El doctor en historia Martín Baña analizó los alcances del alzamiento encabezado por los miembros de Wagner, un grupo de soldados privado que combatía contra Ucrania y que se opuso a su disolución

Martín Baña, doctor en historia de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, investigador del Conicet y especialista en asuntos vinculados con Rusia, analizó en La Marca de la Almohada los alcances de la rebelión contra Vladimir Putin encabezada por los miembros de Wagner, un grupo de mercenarios que venía combatiendo contra el ejército de Ucrania. El líder de esa organización privada, Yevgeny Prigozhin, avanzó el fin de semana con su tropa de soldados a Moscú ante la amenaza lanzada por el Gobierno de disolver ese cuerpo.

“El grupo Wagner es un grupo paramilitar. Mercenarios privados, de origen ruso, que se han desempeñado en distintos conflictos: en Siria, Libia. A partir del conflicto desarrollado en Mombasa, en 2014, tienen como su aparición dentro del territorio ruso. El grupo asistió a las fuerzas de las repúblicas de Donetsk y Lugansk. A partir de la invasión a Ucrania, en 2022, colabora con el ejército regular ruso. De hecho, es la división que más efectividad tiene en el frente de batalla”, describió Baña al ejército mercenario rebelde.

Entre los motivos de la sublevación, el historiador explicó que el disparador fue un decreto de Putin, quien a través del ministerio del Interior ruso amenazó con desarmar el grupo Wagner para integrarlo al ejército regular.

“El propio líder del grupo dijo que la rebelión tenía más que ver con eso que con un posible golpe de Estado. Quedó en evidencia que se trataba de una disputa política, sobre todo de parte de Prigozhin, quien entiende que las autoridades rusas están tomando decisiones equivocadas respecto a cómo llevar adelante la invasión a Ucrania, lo que se ve reflejado en bajas materiales y humanas”, explicó.

Baña indicó que el objetivo de los mercenarios, al rebelarse, fue cumplido. “Lo que se ve es que el Gobierno de Putin quedó debilitado, o por lo menos tocado. Quedó evidenciado que se puede eventualmente avanzar sobre Moscú. Llegaron a doscientos kilómetros sin que los pararan. Si esto no escaló mucho más fue porque el propio presidente Putin evitó la utilización de las fuerzas. Si hubiese enfrentado esta rebelión con la fuerza hubiese desatado dentro de Rusia un conflicto con consecuencias inimaginables, sobre todo teniendo en cuenta que está en un contexto de guerra con Ucrania”, evaluó.

El historiador explicó que en Rusia no es legal contratar grupos privados para servicios militares, como es el caso de Wagner, que sin embargo trabajaba para el ejército regular. “Técnicamente es un grupo que no tendría entidad –aseguró–. Pero esto habla de cómo está estructurado desde hace años el Estado ruso, donde la institucionalidad y la legalidad muchas veces está viciada y hay otro tipo de vínculos más asociados a la informalidad, a la corrupción y el clientelismo. En cuanto a si por todo esto están fuera de la ley o cometen delitos, el propio ejército ruso está acusado de cometer crímenes de guerra. En ese sentido no habría tanta diferencia entre uno y otro”.

Baña detalló que el grupo de mercenarios forma parte de la elite rusa, que se vio beneficiada y creció económicamente gracias a la ayuda de Putin. Su líder era manager de un restaurante y tiene llegada directa al presidente ruso. “De hecho puso a disposición su grupo para asistir al ejército ruso durante la invasión”, aseguró.  

“Es un grupo que tiene una gran eficiencia en lo que es el combate. Eso ha venido mostrando desde que se inició la invasión. A diferencia del ejército regular que venía mostrando algunos problemas”, explicó Baña.

El especialista evaluó que tras la rebelión no sólo Putin quedó debilitado, sino también la posición de Rusia frente a Ucrania. “En parte porque este grupo fue desafectado de la guerra y paradójicamente era el que más eficiencia tenía en los combates. De modo que el ejército se puede haber debilitado y también la acción rusa en Ucrania. De hecho, el presidente (Volodímir) Zelenski hoy salió a decir que las fuerzas ucranianas habían podido hacer avances importantes dentro de las líneas de combate. Teniendo en cuenta que Ucrania sigue siendo abastecida por distintos países de occidente, tal vez esto marque el inicio no digo de la finalización de la guerra, pero sí de una revaluación de que objetivos y de qué manera Rusia se va a seguir desempeñando en Ucrania. Sobre todo, porque el destino de Putin como gobierno está atado a lo que suceda durante la guerra. Si termina con una derrota catastrófica significaría del final del sistema de Putin”, concluyó.